Tiempo al tiempo. Óleo de Melina Litauer 2009
Puede
hacerse historia del presente en estos términos y a partir de formar un
acontecimiento así: se ha cumplido el punto de los acuerdos entre el gobierno
colombiano y la guerrilla “Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia”. Se
aprobó en el congreso colombiano la creación del partido político de la guerrilla
y se citó en el recinto la clausura del Congreso Nacional de Paz. Ambos hechos,
forman un acontecimiento inscrito en la historia contemporánea del país, porque
el nuevo partido y el congreso de la paz generaron una nueva expresión la división
de la sociedad en amigos y enemigos de los acuerdos de paz y los ataques de los
enemigos.
Por el
nuevo partido unos hablan de la traición del presidente Santos a la sociedad
colombiana por posibilitar la creación de un partido político de una guerrilla
armada, pues aún el punto de entrega de armas no se ha realizado. Y toda la
oposición se inscribe en el contexto de defensa de la tradición de un sector de
la sociedad enfilado con las propuestas de varios líderes bipartidistas, liberales
y conservadores, entre quienes sobresalen Álvaro Uribe Vélez, Alejandro Ordoñez
Maldonado y Fernando Londoño.
Por el
uso de las instalaciones, se negó la utilización para la clausura del Congreso
Nacional de Paz, por decisión de los presidentes del senado Mauricio Lizcano y
cámara, Miguel Ángel Pinto, pues a ese acto asistirían los voceros de la
guerrilla. Se negó el uso por no haberse realizado la entrega de armas.
Hacer
la historia del presente es un ámbito de la historia completamente pertinente,
se le ha puesto el nombre de historia inmediata, memoria del tiempo presente y
es cultivada por los grupos de memoria histórica. El objeto de estudio está en
permanente construcción, porque la realidad presente es inacabada y el tiempo
presente es imposible de ser definido y atrapado. El tiempo presente es la
unión entre pasado y futuro, relación en la que la materialidad se la lleva el
pasado. Por eso el objeto de estudio de la historia del presente está en
construcción permanente.
Muy
distinto cuando se hace la historia de acontecimientos o hechos ubicados en el
pasado. El objeto de estudio es de fácil construcción por efecto del acto
consumado y la posibilidad de recabar distintas visiones de los hechos, para
luego de un proceso crítico tomar una decisión y producir una tesis o en
palabras del léxico de los historiadores, producir conocimiento histórico.
El hecho
que se trata de conformar como acontecimiento está en el proceso de paz para finalizar
el conflicto social colombiano. En los últimos días del mes de abril del 2017 se
crea un nuevo obstáculo: impedir la entrada al recinto del congreso de los
negociadores de la guerrilla, por parte de los presidentes de senado y cámara.
Este hecho se debe comprender dentro de la dinámica política y social
colombiana de la actualidad. Por esa actualidad, esta decisión, debe explicarse
desde las consideraciones teóricas de la historia inmediata. Por ella se debe
tomar, de entrada, el concepto de conflicto y dentro de él la confrontación de
sectores sociales con intereses específicos.
Se
utilizan los conceptos de sector social e intereses sociales, como dos imágenes
que se refieren a unas prácticas de la humanidad hoy, en este mundo contemporáneo,
que ha extremado los contenidos de la sociedad moderna. Hoy ya no es posible
hablar de clases sociales. La división del trabajo y la tecnología han creado
la especialización y a esta corresponde ya no una clase social especializada,
sino un sector, un estrato claro y determinado por la especificidad de su
función o su tarea. Por eso hablamos hoy de sociedad estratificada en la que
varios estratos se identifican en sus intereses. Varios estratos confluyen en
un sector que defiende unos ideales sociopolíticos.
Impedir
el ingreso al recinto del congreso a los miembros de la guerrilla inmersos en
el proceso de paz, es un hecho que debe leerse a la luz de la historia
inmediata, protagonizada por la confrontación política, en la que un sector
declarado en franca oposición a la negociación expresó sus intereses. Hacer
esta historia obliga establecer nexos de este hecho con otros y relacionarlos.
Y así se debe remembrar el proceso de negociación con los paramilitares
colombianos agrupados en las Autodefensas Unidas de Colombia, hecho iniciado
por Álvaro Uribe Vélez recién llegado a la presidencia de la república en el
año 2002. Dos años después el congreso de la república recibía en plenaria a
los tres jefes paramilitares Salvatore Mancuso, Ramón Isaza y Ernesto Báez.
Hacer
historia inmediata llama a interpretar la negativa para unos y la
permisibilidad para otros. Es un hecho que tiene más lectura desde los interese
de vastos sectores de la sociedad colombiana. Se expresa el poder del odio por
encima de la disposición humanitaria de la reconciliación, necesaria en un
pacto de paz.
Hacer
historia inmediata, no es hacer periodismo, porque el historiador inmediatista
tiene la "aptitud de referir y circunscribir el acontecimiento en su
realidad". Esta historia no es una invención del siglo, es "una secreción
y una proyección del mismo", por el acceso masivo a la información que
hace famoso el acontecimiento y obliga a ser tratado en la inmediatez del calor
de la vida. Pero ese calor debe inscribirse en el concepto de realidad
construido por acuerdos sobre el devenir histórico y propuestas de futuro.
Circunscribir el acontecimiento en la realidad, es afirmar que en la sociedad
colombiana existe un conflicto entre sectores sociales, en los cuales, para
efecto de la lectura e interpretación del acontecimiento aquí formado, se
decantan dos: amigos y enemigos de los acuerdos de paz.
Los
enemigos, niegan el partido político nuevo, producto de los acuerdos, porque
conciben la inmovilidad de las instituciones: las inscriben en un purismo que
en últimas descansa en la tradición colonial de desigualdad e injusticia y de
una idea de ser humano anclada en la religión y no en el laicismo de la
modernidad, a la que pertenece nuestro orden jurídico-político.
Los amigos del proceso, conciben el devenir
político colombiano como un proceso móvil, que debe ajustarse a los desarrollos
de la sociedad. El ser humano, como animal racional ajusta sus instituciones
acorde con las necesidades impuestas por el tiempo, en especial el crecimiento
poblacional que exige un tratamiento racional de la vida política y económica.
Y en estos momentos se es amigo de la paz si se entiende que los crímenes
cometidos por la guerrilla y las organizaciones creadas para combatirla se
pueden juzgar desde la flexibilidad de las instituciones porque el país merece
vivir en paz para dedicar los recursos financiadores de la guerra a la
educación, la cultura y el bienestar de todos. Las instituciones se deben
adaptar a las necesidades de la sociedad.
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