viernes, 23 de junio de 2017

Bello rural, sólido y líquido. Patrimonio olvidado



Amanecer en Llano de Ovejas. Óleo de Jaime Carmona 1992 

En la década de los noventa, hicimos el libro Bello Patrimonio Cultural. Lo llevé a la biblioteca de la universidad Autónoma Latinoamericana y el director luego de mirarlo me dijo: Bello parece una pequeña Suiza. Me expliqué esta apreciación por la primacía del color verde en el apartado dedicado a las veredas del municipio. Sabemos que de los 142 kilómetros cuadrados, área total del territorio, solo en 19 está la zona urbana; el resto es zona rural mayoritariamente ubicada en la meseta norte de Antioquia. Pero ese territorio no es una planicie llana, es ondulado y surcado por innumerables fuentes de agua que alimentan las quebradas típicas de Bello. Entre las ondulaciones están los hatos, las sementeras, los cultivos más o menos extensivos y el hábitat de los campesinos bellanitas.

Allí nacen las quebradas típicas, porque descienden al valle de Aburrá, entran al río Medellín y crean el territorio del municipio, estructuran el territorio, tipifican la geografía. Se puede decir que los otrora habitantes coloniales del Hatoviejo le dieron nombre a esas quebradas porque al nombrarlas las hacían suyas y les daban identidad. La conquista y poblamiento de la zona rural se hizo remontando las cuencas de las quebradas hacia el altiplano por el sector occidental y norte. Y por el oriente hacía Arví.

Los sectores rurales de Bello tienen una fuente de agua que identifica y caracteriza, tanto la geografía como las gentes y sus producciones. La quebrada La Madera, es el límite entre Bello y Medellín, su nombre se tomó de la actividad económica ancestral: por su cauce se bajaba madera para la construcción en el Hatoviejo y Medellín. En el nacimiento de la quebrada La Madera hoy encontramos la vereda el Carmelo con fincas de recreo y sectores que producen hortalizas y frutas de tierra fría.

Entre La Madera y la quebrada de los Escobares, límite de Bello con el municipio de Copacabana se ubica la cuenca de la quebrada La Loca en cuyo nacimiento está la vereda la Palma, tierra ganadera. La cuenca de la quebrada del Hato, alma líquida del municipio, origina en su nacimiento la vereda Sabanalarga y el sector sede del corregimiento de San Félix; produce ganado hortalizas y desde hace algunos años ha adquirido la vocación de zona de recreo. La quebrada La García y su sus numerosos afluentes (El Barro, La Gallinaza, La Porquera, La Chachafruto), hacen unas cuencas estriadas con todas las producciones agrícolas de tierra fría, porcinos, aves de corral y una importante vocación de cría de ganado lechero, hasta llegar a ser destino turístico bajo el slogan de “Vía láctea”.

La mirada de los habitantes de Bello y sus visitantes, se choca al norte con la imponencia del Cerro Quitasol. Es un cerro con una sola vertiente, pues tras de su cúspide está la meseta norte Antioquia y la vereda Cerezales, zona rizada propia para el cultivo de papa y ganado lechero. Esa zona cobija las cuencas de las quebradas la Señorita, Los Seminaristas, Quebrada Seca y la anteriormente nombrada de Los Escobares.

El oriente de Bello tiene las cuencas de la Quebrada Negra (Seca ó Vélez), límites con Medellín y la de Quebrada de Rodas, límite con Copacabana. Ambas quebradas cobijan la vereda Granizal que entre producciones agrícolas, alberga la planta de Tratamiento de agua Manantiales. Por este sector se gana el parque Arví, frío y ancestral.

La zona rural de Bello invoca la belleza y llevada a la fotografía le hizo ver al director de la Biblioteca de la Universidad Autónoma Latinoamericana en 1994, una pequeña Suiza, pero es el Bello verde, el rizoma, las estrías de gea, las aguas abundantes de la geografía rural, el ganado que pasta, las producciones. Las gentes de la zona rural de Bello, son pocas en comparación con los habitantes urbanos, pero son fundamentales, en sus manos está el cuidado del verde y el agua que nos quedan.

Habitar un territorio, es no solo pasar el día o la noche bajo su abrigo, es amarlo en sus elementos constitutivos. El territorio tiene además de la tierra, agua, aire, fauna, minerales, vegetales y el componente humano. La identidad con el territorio está en amar su complejidad. Pero ese amor terrenal está mediado por la construcción simbólica en la memoria, hecha sobre esos elementos. Así, de manera simple damos un concepto de lo que es el patrimonio cultural. Basta que una comunidad ame sus ríos y montañas, la arquitectura, el lenguaje y las artes, los signifique como parte de su ser, para poder decir: ese es el patrimonio cultural material e inmaterial de la ciudad.

La descripción anterior se debe conectar con el deber ser del patrimonio cultural olvidado, el ambiental. Olvidado por su indefinición. La legislación colombiana deja a iniciativa de los entes territoriales y locales, el inventario y la declaratoria. Y es la comunidad organizada quien debe hacerse oír y decirle a los gobernantes de turno que el paisaje, los ríos, las montañas, el aire, son bienes culturales dignos de ser valorados como patrimonio de los bellanitas.

El POT de Bello (Plan de Ordenamiento Territorial), habla de bienes patrimoniales de carácter natural y entre ellos se mete el cerro Quitasol, la Represa La García o de Fabricato, el Salto quebrada el Hato o “Chorroelhato”, El Charco Verde, el Camino Antioqueño, el Camino a Corrales, los sitios con interés arqueológico, ubicados en la Serranía de Las Baldías, la Cuchilla del Yolombo, la vereda Cerezales (Alto de Sepultura y Canelón de La Mata), el Cerro Quitasol, el Alto de Medina. Estos son bienes mínimos en número con respecto al reconocimiento que tiene el pueblo bellanita de su entorno medioambiental. Y se dice mínimos porque se deben incluir las cuencas y el paisaje verde.

El patrimonio cultural ambiental se colige del texto del decreto 2941 del 2009. Esta legislación regula el Patrimonio Cultural Inmaterial de Colombia. Dice que dentro de él se incluyen: lenguas y tradición oral; organización social, conocimiento tradicional sobre la naturaleza y el universo; medicina tradicional; producción tradicional; Artes populares de recreación, músicas, danzas, literatura, audiovisuales y plásticas; fiestas; eventos religiosos tradicionales de carácter colectivo; conocimientos y técnicas tradicionales asociadas al hábitat.; cultura culinaria; y patrimonio cultural inmaterial asociado a los espacios culturales.

Dentro de esta lista hay varios contenidos que involucran el Patrimonio Cultural Ambiental. Cuando se señala el conocimiento tradicional sobre la naturaleza y el universo, se dice que la base de ese conocimiento es el territorio compuesto de agua, tierra, aire, flora y fauna. Cuando se indica la medicina tradicional, incluye la botánica. La producción agropecuaria, forestal, pesquera y la recolección solo son posibles con la preservación del Patrimonio Cultural Ambiental. Cuando se manda incluir las fiestas religiosas y los ejercicios lúdicos de la comunidad, excepto los actos de violencia contra los animales, se colige el patrimonio ambiental.

El concepto de Patrimonio Cultural Ambiental, como puede verse no tiene una identidad dentro de la legislación y dentro del globo de lo que conocemos como Patrimonio Cultural. Pero la base del Patrimonio Cultural Inmaterial, son el agua, la tierra, el aire, la flora y la fauna, es decir el medio ambiente.

Los ciudadanos de Bello, organizados como comunidad, los entes administrativos y las organizaciones no gubernamentales, tenemos una tarea de obligado cumplimiento: levantar la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial y dotar el municipio de sendos planes de manejo y protección del medio ambiente, como lo manda la ley y especialmente el Plan de Ordenamiento Territorial.

Estas notas fueron publicadas en dos partes, pero hoy se recuperan y se unen para llamar la atención sobre una práctica que se exige y se debe imponer: los habitantes urbanos tienen el deber de frenar el consumo desenfrenado y la mejor manera de coadyuvar al cumplimiento de ese deber es traerles a la conciencia la existencia del Patrimonio Cultural Ambiental para que se visite, respete, preserve, salve, se ame y se transite con responsabilidad.

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