domingo, 24 de abril de 2016

La luz de una esperma bajo el parasol

De la Tour. La Magdalena penitente. Óleo 1644
La tarde de un día de abril trajo una sombra fresca en la Esquina de Sebastián. Así se llama ese café con parasoles de tela y sillas cómodas en su frente. Está el café en una calle sin tránsito vehicular y con árboles altos que dejan circular el aire con facilidad. El lugar es muy apetecido por los profesores de dos colegios de ese sector central de la ciudad. Se les ve hablar y beber y hacen parte de la vida cotidiana para los que tienen que transitar por ahí. En esa tarde hablan, entre ellas, de temas exóticos dos mujeres. Alba de pelo negro boca pequeña, cuerpo grueso y ojos grandes inevitables, certifica vehemente, creer en la permanencia de los seres humanos después de morir, en los lugares habitados, en los que vivieron con intensidad. Pero no el cuerpo –afirma-, sino el alma, el espíritu, el ánima; estas formas incorpóreas mueven las cosas y el aire, así se hacen sentir. Estas formas se le expresan a veces a cualquiera, otras a un elegido. Creo que a mí me eligieron para siempre, le dice a Tonia, con un expresión solemne y llena de una seguridad angustiosa. Te digo: hace cinco meses me tocó coordinar en el colegio un acto artístico. El invitado fue un muchacho joven. Presentó un espectáculo de clawn. Le vi maquillarse con una dedicación parecida a un rito religioso. El payaso resultante desbordaba alegría contagiosa. Me pareció increíble ver a ese hombre sencillo de yines roídos, camisilla de algodón, baja estatura y un poco robusto, transformarse en un ser magnífico de gran colorido, centro de todas las atenciones. Luego de la presentación le vi volver a ser el hombre sencillo. Te digo Tonia: me enteré la semana pasada de la agonía y muerte del Clawn. Se llamaba Orlando. Le dio un dolor ventral –me dijeron- para morir luego de varios días. La noche del día de la noticia, llegué a casa dispuesta a organizar unos documentos para el rector del colegio; pero Orlando no me dejó. Movía las puertas abiertas, hacía entrar por una de las ventanas que da a la calle un aire frío a pesar del tiempo caluroso que hacía. Opté por encerrarme en mi cuarto bajo llave. Pensé largo rato sobre el porqué Orlando se estaba manifestando, si él no conoció mi casa. Me consolé pensando en la admiración que le manifesté el día de la presentación. Mis ojos atentos crearon una conexión con su espíritu, con sus ojos. Y eso fue suficiente para llegar a mi casa y despedirse. Encendí una esperma, uní los índices con los pulgares, hice el loto, después pude dormir.
Tonia escuchaba metida entre el miedo y la aceptación. ¡Porqué no le rezaste un padrenuestro! –Dijo resuelta- eso ocurre porque es un alma en penas, sedienta de oraciones, de seguro murió en pecado. Uno tiene que orar por todo y ante todo. Ante el dolor, ante el peligro, ante la indecisión, ante el mal. Eso le digo yo a mis alumnos, que los considero como mis hijos. Les enseño ciencias sociales; les recalco mucho sobre todo lo que le sobra al mundo. Lo esencial está revuelto con mucha basura. Ejemplo: he descubierto con el método americano de lectura algo fundamental; en un libro de trescientas páginas el ochenta por ciento de las palabras escritas son relleno, son artimaña de los escritores para esconder las ideas centrales. Eso le debió pasar a Orlando, su alma estuvo envuelta en muchas sobras. A la hora en que se presentó en tu casa, pedía lo básico de la vida, la oración. Con seguridad Orlando nunca oró y a la hora del juicio divino necesitó muchas. Por eso te visitó. A mis estudiantes, les hablo regularmente de la necesidad de la oración para autoayudarse a vivir. Les creo el compromiso con los turnos que les impongo para mantenerle ofrendas al cristo que preside el salón de clase.
Alba, te pregunto… ¿Tu no le hablás a tus estudiantes de esas experiencias? Es bueno ser transparentes con los estudiantes, mostrarse como uno es, lo que tiene, con sus defectos y bondades. Mostrarse tal cual es para evitar enfermarse por tener dos vidas: la privada y la pública. Estar dividida en dos es terrible. Me pasó. Muchas veces caía en cuenta que miraba fijo a una de mis estudiantes de último grado. Veía muy bella su forma de moverse y ocupar el pupitre, me gustaba. Una vez me dijo por qué la miraba más que a otras. Esas palabras me llevaron a preguntarme sobe la causa de mis atenciones para con esa estudiante. Concluí eso que te dije antes, tenía una vida doble. En privado había liberado mis gustos bisexuales, pero en público ante los estudiantes y compañeros de trabajo era una mujer normal. Los ojos de esa estudiante me convencieron de ser consecuente y tomar un comportamiento único; pero fui incapaz de hacerlo. Para ocultar esa situación me dediqué a burlarme de todos, porque creía saber y ver en los ojos de los demás esa lucha interior entre el comportamiento público y el privado. Convertí en ridiculez las conversaciones y monopolicé la atención para pensar en otra cosa o no dejar pensar; así daba salida a mi indefinición. Opté, impulsada por la pérdida progresiva del sueño y el descanso, hacer conquistas, seduje a amigos y amigas. Mi actitud de hacer de todo un chiste, resultó tener mucha aceptación. La gente a mí alrededor, me decía loca, pero reía y me buscaban para animar las horas. A los seducidos los sometí a una cruel venganza, porque me tomaron como una relación pasajera y yo quería que las cosas duraran bastante. Hice público sus gustos y formas de hacer el sexo. Aproveché los momentos de hacer de todo un chiste para poner como ejemplo las cosas íntimas de este o aquel. Me di cuenta que vivimos con gente que huele el culo a los demás, para decidir cómo tratarle. En estas, pasó algo necesario. Aquellos de quién me burlé me sacaron de su entorno, y depronto me vi rechazada. En el saludo que me daban, tenía el lado formal y el recriminatorio. Esta situación taladraba mi mente, la relacionaba con la falta de sueño. La ansiedad me obligó a buscar la medicina. Un médico le recetó antidepresivos a mi mal y hoy no puedo vivir sin ellos. Los tomo cuando mis mundos público y privado se dividen. El Clorhidrato de F. me deja ser una sola ante el mundo y mis estudiantes; solo, que he decidido ser una ante dios. Él me permite ir más allá del mundo del sexo. Ahora a nadie miro con deseo. Sé que todos necesitan ayuda y estoy convencida de que uno tiene que orar por todo y ante todo. Ante el dolor, ante el peligro, ante la indecisión, ante el mal.
Tonia sacó de su bolso un pañuelo de papel y secó el sudo abundante de su frente. Los ojos cafés y el pelo castaño a esa hora de la tarde se magnificaban. Apretó el pañuelo entre los dedos de su mano derecha y siguió hablando con los ojos fijos en los de Alba: en los cursos de ciencias sociales que les doy a los estudiantes del colegio –como tú sabes Alba- les insisto sobre la necesidad de la oración. Les digo que en los tratados de historia, de sociología, de comportamiento que deben leer, tienen que ser capaces de distinguir la basura de las ideas fundamentales. Así tendrán tiempo para dedicar a la oración y evitar el dolor de tener un espíritu dividido. Les hablo de ejemplos en el mundo, de seres que han obligado a la gente a ser transparentes ante los demás. Han obligado a todo el mundo, en un cara a cara, a tener una sola conducta pública y sacar las cosas ocultas de lo privado a la luz. Esos personajes, les digo a los estudiantes, intentaron salvar el mundo para la oración, pero fueron vencidos por la sinrazón y el libertinaje.
Alba levantó una mano y dijo:
-pará, pará. Creo que te estás contradiciendo. ¿Si el dejar de tener los dos mundos, el privado y el público, te enfermó y tuviste que ir al médico y por eso tomás antidepresivos, como seguís hablando de eso a los estudiantes? Sé que estás convencida de enseñar con el ejemplo, pero una no puede enseñarles a los jóvenes que se enfermen para luego curarlos. Sé que dices amar a tus alumnos y los dejas hacer lo que quieren y no intervenís en sus conductas porque las están haciendo públicas y eso te llena de satisfacción. Pero Tonia, la ciencia nos ha enseñado que el espíritu es uno en la casa y en la calle; por eso la educación debe cultivar el alma, llevarla a la luz, para que contemple las ideas puras y ser capaz de conectarse con los demás por ese lenguaje sin palabras que se hace con los ojos. El cuerpo obedece a ese lenguaje, en vez de orar, mira los estudiantes a los ojos, transmíteles la paz y el conocimiento y diles que la manera de ser uno mismo es con la meditación. Con ella se logra sacar los fantasmas y los espíritus de los muertos de nuestro entorno. Enséñales a amar la luz, enséñales a tener siempre encendida la luz del alma y de una esperma.
Tonia llamó para pagar el servicio golpeando la mesa con la tasa de café. Se levantó brusca y se fue sin decir nada. Alba le dijo -¿porque te vas así?- No hubo respuesta. La tarde se tornó noche. Las bujías comenzaron a encenderse y Alba pidió otra taza de café.

domingo, 10 de abril de 2016

Los héroes civilizatotrios


Prometeo de Jan Cossiers 1638
 
La persistencia de la religión en estos tiempos de aplicación del método científico a la aptitud técnica, para generar la tecnología, llama a insistir sobre su origen humano. La tecnología es una novedad que arrasa con las culturas nacionales, en pos de una cultura planetaria de claro contenido pragmático y hedonista; sin embargo la religión sigue ahí; además de haber resistido los embates del materialismo de los regímenes socialistas comunistas, resiste el mundo globalizado liberal. Las guerras motivadas en la lucha económica han dejado expuesto como inquietud la posibilidad de una nueva guerra de religión, como una imposición a la imaginación, del aparentemente invencible sentimiento religioso. Al final de las ideologías políticas, siguen vigentes y amenazantes los fundamentalismos religiosos.

Esta invencibilidad de la religión, motiva a indagar por su historicidad. Responder porqué, está afianzada en lo hondo de la memoria y ha sobrevivido a pesar de las conquistas de sistemas filosóficos materialistas que bien explican el estar en el mundo sin necesidad de divinidades inquisitorias. No hay grupos humanos sin un complicado discurso que les satisfaga las preguntas sobre el origen y el presente. Los estudios dedicados a este problema desde el fin del siglo XIX han puesto explicaciones desde la sociología, la antropología, la sicología, la etnología. Las respuestas en general se han dado desde el estudio de las sociedades arcaicas resistentes a los embates del occidente dominante y etnocéntrico. Por eso los estudios han profundizado más en las culturas occidentales, y si se ha ido a las sociedades de otras partes del mundo es para establecer comparaciones.

Las religiones indoeuropeas tienen una misma raíz y son tripartitas. En ellas luchan tres divinidades que corresponden a tres castas originarias: sacerdotes, guerreros y labradores, las tres castas del fenómeno urbano. Las religiones indoeuropeas no son primitivas, son urbanoneolíticas. Antes de la ciudad, las explicaciones de los seres humanos sobre su existencia era una construcción animista, base de las distintas magias preneolíticas. La complejidad de la cultura de ciudad permite, además de todas las novedades, unas explicaciones sobre el ser humano distintas a la magia y es la que se denomina explicaciones mítico-religiosas.

El mito nace con la ciudad o la polis y se diferencia radicalmente de la magia. Lo tripartito del mito se ejemplariza con el caso romano. Rómulo símbolo de la guerra, asesina a su hermano gemelo Remo, porque traspasó el círculo de la violencia y traicionó su signo sagrado. Estos guerreros invaden a los labradores sabinos, símbolo del orden de lo público. El crimen de Remo, fratricidio primordial, es el signo de la expiación e instauración de la sacralidad. Guerreros, sacerdotes y labradores, estructuran el mito de las sociedades sedentarias. Rómulo y Remo guerreros pastores trashumantes se funden con los sabinos labradores y originaron la ciudadanía romana. La vida material expresada en la invasión y la fusión de pueblos es verbalizada y elevada a la forma de un relato tradicional identitario, por efecto de las actividades de los miembros del grupo con funciones extáticas. Funciones radicadas en la herencia de la humanidad y ejercida por los chamanes preneolíticos y luego por los sacerdotes, pitonisas y adivinos civilizados.

La función extática se basa en el simbolismo del vuelo. Imaginan la altura y se liberan de la gravedad. En ese lugar alto e ingrávido, establecen el hábitat y origen de los seres suprahumanos (dioses, espíritus, héroes civilizadores). La función extática, revela los entusiasmos, las locuras y a los homicidas; interpreta la noche, crea imágenes de la muerte, de las catástrofes o todo lo que afecte el grupo humano.

Los descubrimientos del sedentario, la cerámica, el control del fuego, la metalurgia; se transmutan en fabulaciones, ritos y misterios. Son la materia prima de los mitos, junto con las actividades que le dan el ser al grupo tribal. Se puede decir que el mito es civilizado y se forma a partir de tres coexistencias y persistencias: uno, la práctica de la caza continua en el hombre de guerra. La muerte del cazado (animal o ser humano) hecha por el cazador, se le atribuye a un otro, por lo general extranjero, que trae la venganza del animal abatido, justificada ante el señor dios de los animales. Dos, la práctica del cultivo de los tubérculos se atribuye a un asesinato primordial; el cadáver del muerto fue descuartizado y enterrado, como una variación del canibalismo no consumado o de sacrificios humanos o de animales. Tres, la práctica del cultivo de los cereales, se atribuye a un robo o conquista de ese bien poseído por los dioses de lo alto; un héroe civilizador fue por los cereales y luego de su hierogamia, matrimonio entre un dios y el héroe, este roba el cereal y lo da a los seres humanos. Así la muerte del cazado, la extracción de la raíz alimentaria y el cereal almacenable, tiene en la memoria una explicación atada al mundo ingrávido de lo alto, a ese mundo frecuentado por los que logran el vuelo extático.

La mitología religiosa de los cultivadores sedentarios civilizados, funde dos motivaciones para imaginar el origen y darle sentido a la existencia, la de los cazadores basada en los huesos y la sangre; y la propia de los cultivadores basada en el esperma y la sangre. Esta novedad en el desarrollo de la cultura, se fecha a partir del año 9.000 antes de nuestra era. Sangre, huesos y semen del cuerpo humano o animal, para rendirle culto a la memoria y ubicarla en un panteón. Es el sentido de la genealogía divina, humana o la mescla de ambas. Cultivar la memoria es hacer genealogías seminales ancladas al origen divino del ser humano. La memoria se divide en partes con regencias de divinidades independientes pero relacionadas filialmente. Para el caso griego Zeus se une con Mnemóside, durante nueve noches para dar nacimiento a las nueve musas cuya misión e historia es cantar y alabar la grandeza del padre. Esta genealogía panteísta tuvo que luchar contra la escritura. La cultura y los seres humanos protohistóricos, para defender el mito y defender la memoria, como mecanismo de preservación de los secretos y ritos propiciatorios, impidieron la grafía de los mitos; pero a partir del triunfo de la escritura, desde el cuatro mil antes de nuestra era, el mito se inscribe y se detiene su reinvención y renovación. Comienza la religión y el dogma. La memoria sigue otras sendas.

La religión persiste, porque la cultura del ser humano es acumulativa y se transmite por la oralidad o la escritura. El acumulado tiene, el vuelo del chamán, la ascesis del sacerdote, el fichero del escritor, el saber de los oficiantes, es decir en la memoria están todas las creaciones de la humanidad. (Este texto le debe mucho a Mircea Eliade).

martes, 5 de abril de 2016

Paleontología de la memoria


Persistencia de la memoria. Dalí 1931
En el trajín de los días, en el trato y contacto con las gentes, se encuentra el ser humano medio, viviente de la cultura del hombre común. Asombra ver y escuchar como a esa cultura han llegado los conceptos científicos de la modernidad. Son incrustados en el habla cotidiana y se han amalgamado con el acervo cultural del presente. Entre ellos el sentido evolutivo de las cosas y los fenómenos naturales terrestres como la lluvia, las descargas eléctricas, los movimientos tectónicos y siderales.
Y la cultura del ser humano presente es justamente una amalgama. El ejecutivo, el profesor, el periodista, el trabajador de todos los oficios, en cualquier momento reivindica la magia, la adivinación, la oración a la necesaria fuerza superior; les es difícil concebir un ser humano sin religión y convencerse de ser unos creadores y no unas criaturas.

Por las huellas del ser humano sapiens, se pude hacer un arqueo aproximado del pensamiento de si, desde la invención de los primeros grafismos hasta la escritura. El sapiens primordial se autoexplicaba como un animal entre tantos y animó los objetos inertes y demás seres vivos con espíritus de posible control e invocación. A esta actitud se la ha llamado magia con elementos cosmogónicos.

El sapiens protohistórico construyó un relato rico, profuso y bello, mítico. Con la interpretación de las huellas megalíticas, se puede decir de estos mitos, fueron largas narraciones que explicaban el ser humano desde cosmogonías y genealogías, atadas al misterio de la muerte y materializadas en rituales profusos.

El sapiens histórico equipado con el útil de la escritura profundiza el mito y perpetua en los grupos sedentarios las cosmogonías, inscribe las genealogías y hace cohabitar el mito y la ciencia o control material y certero de la naturaleza. Las actividades del sedentario, llamadas también del civilizado, control del fuego, humanización del tiempo y el espacio, se mezclan con el mito y producen los panteísmos exhaustivos hasta adjudicarle un origen divino a cada actitud y sentimiento humano.

La intención del ser humano de autoexplicarse, por fuera del mito y la magia, en el siglo XVIII, produjo un etnocentrismo o rapiña entre las monarquías por demostrar ser la patria origen de la especie. Si una monarquía se consideraba heredera de la alta cultura, esta estaba ubicada en el cerebro y el proceso de como este órgano comenzó a crear el cuerpo humano ocurrió en su territorio. Actitud llamada cerebralismo, por el cual el cerebro ha creado el cuerpo.

El sapiens de las grandes urbes contemporáneas tiene todo el pasado sobre él. La magia, los mitos y la ciencia. Esta última aplicada sobre sí mismo, al tiempo y al espacio, da como resultado los discursos especializados sobre el todo y las partes. Hoy se puede elaborar un discurso sobre el ser humano desde el equipamiento teórico de las ciencias historicocríticas, o sociohistóricas o humanas o sociales. Para este cometido y elaborar un discurso sobre el ser humano primordial, el apoyo debe estar en la arqueología y en la paleontología. El resultado será un relato anclado en la materia.

Desde el aquí, ahora, ¿qué se puede decir? Se debe aseverar: dentro de los seres vivos y en el reino animal, una especie adquirió una serie de aptitudes que lo hicieron ser humano. El cuerpo comenzó este periplo, por la memoria. Antes de la memoria, la arqueología ha descubierto un desarrollo evolutivo o genealogía de la especie; pero solo puede hablarse y escribirse sobre la humanidad a partir del ejercicio de la memoria. Por eso este ejercicio de escritura puede llamarse Paleontología de la memoria.

La memoria no está por fuera del cuerpo, ni llegó a él. Ella acompaña a todos los seres vivos y les garantiza perpetuarse en el tiempo. Esa memoria del ser vivo se llama memoria específica; pero en el ser humano, se transforma en memoria social, por efecto de la posición del cuerpo. Como y cuando se adquirió la posición bípeda, es una historia que hunde sus tentáculos en el pasado evolutivo de los pitecos; pasado enorme, intrincado y peligroso porque se termina mitificando el origen: se cree ver la evolución en cámara lenta. Para evitar la búsqueda del origen e ir cada vez más lejos, problema sin solución, se ha hecho un acuerdo razonable. Se puede hablar de ser humano a partir del momento cuando la arqueología brinda un documento incuestionable sobre el ser humano primordial. Ese documento es un fósil con útiles. Es el único criterio, desde la materialidad del discurso y la actitud, con base lógica, para comenzar a hablar y escribir sobre la memoria y por tanto sobre la humanidad.

Hay estudios arqueológicos prestigiosos que han llevado la edad de los primeros seres humanos a unos diez millones de años; pero se sabe que deben ir cada vez más lejos, porque eso ocurre cuando se busca el origen. En ese mundo de búsquedas es necesario poner un mojón, o mejor, convenir un punto de partida. Ese punto de referencia es el fósil del australoantropo, no australopiteco. Ese fósil es el esqueleto de un humano y no de un mono-simio como lo indica la partícula calificativa pitecos. El fósil encontrado en el centro de África es el más antiguo esqueleto encontrado en su hábitat rodeado de los útiles fabricados por él. Y ese es el criterio para que el autraloantropo sea el ser desde el cual puede hablarse de humanidad.

Así el discurso presente sobre el ser humano debe partir del primer humano tallador de útiles y la arqueología le ha calculado la edad, por los métodos de la palinología y el carbono, en poco más de un millón de años. Esa es la edad convencional de la humanidad. El australoantropo es el ser en el que la postura erguida produce la primera consecuencia: el útil de piedra. Este primer útil sencillo (una amígdala de piedra percutida, para producir una punta cortante), llamado chopper, es el resultado de un proceso: la posición bípeda, lograda por una rama de los pitecos, transforma el cuerpo. La locomoción especializada sobre las dos extremidades posteriores obliga a perder la cuadrumanía, aparece el pie equilibrado por el dedo gordo y deja las manos libres. Estas en libertad reemplazan la boca en las tareas de preparar el alimento para la deglución. Pies libres de la prensión, manos libres de la locomoción, liberan la boca de las funciones de cortar, moler y perforar los alimentos, son liberaciones que llevan a un acortamiento de la cara para que se sitúe bajo la masa encefálica y deje la frente visible como el lugar ganado por el cerebro. Este proceso comenzó y ya en el australoantropo estuvo el primer resultado. Pero hay otro elemento fundamental, la coordinación de ese proceso lo hizo la memoria. Ahí en el corazón de África, en esos primeros humanos, la memoria específica comenzó la aventura de transformarse en memoria social. La construcción del chooper, es un gesto técnico, difundido por la enseñanza y el ejemplo para los demás. Es gesto porque el cuerpo toma una actitud, las manos golpean un objeto con una acción calculada y la cara expresa un estado, reforzado por un sonido de la garganta. Es técnico porque ese ser humano primigenio ejerce la aptitud de los seres vivos para garantizar la sobrevivencia de la especie. Pero acá lo técnico está mediado y potenciado por el desarrollo del cuerpo, la locomoción bípeda y las manos especializadas en producir útiles para cortar, perforar y moler, es decir reemplazar la boca.

Se tiene la memoria de la humanidad, obediente más a problemas neurofisiológicos que filosóficos. Según la neurofisiología se puede caracterizar una memoria de los invertebrados (lombriz, ameba). Una memoria de los insectos y una memoria de los vertebrados inferiores y superiores. Dentro de los tipos de memoria, el ser humano las tiene unas más atenuadas, otras, manifiestas y básicas: Memoria específica, fijación de los comportamientos de la especie animal. Memoria étnica, asegura la reproducción de los comportamientos sociales humanos. Memoria artificial, reproduce actos mecánicos encadenados electrónicos y se expresa desde el reloj de sol, hasta el computador.

Según la argumentación acá cifrada se puede decir que El esfuerzo paleontológico ha hecho una taxonomía de seres homínidos según su masa encefálica y su memoria así:

Australoantropos: vivieron de 1.6 millones hasta 800.000 años antes de nuestra era y manejaron un cerebro de 600 centímetros cúbicos de masa encefálica. Sus registros arqueológicos se han denominado Pebble Culture o cultura de los guijarros. El gesto técnico fue sencillo. Golpeo de guijarros para obtener una punta cortante (chopper). La memoria actúa para la enseñanza, el ejemplo y la emisión de sonidos de garganta.

Arcantropos: vivieron entre 800.000 hasta 400.000 años antes de nuestra era y tuvieron un cerebro de 1.000 centímetros cúbicos de masa encefálica. Su cultura se nombra Abbevilliense o acheliense. El gesto técnico se ha enriquecido: golpeo de guijarros para obtener un filo por dos caras de la amígdala de piedra (hacha bifacial). La memoria permite la comunicación de esa complejidad del diseño y confección del útil, con un gesto corporal que involucra la cara, las manos y los sonidos de garganta.

Paleantropos: vivieron de 400.000 hasta 50.000 años antes de nuestra era; tuvieron un cerebro de 1.200 centímetros cúbicos de masa encefálica. A su cultura se le ha puesto el nombre de Musteriense. La mano aumenta su motricidad (rotación de las falanges). Su memoria se enriqueció por la complejidad del gesto técnico: obtención de largos filos con el trabajo de lascas. La comunicación fue apropiada a la complejidad de la memoria y se le adjudica una abstracción ante la muerte.

Neantropos: vivieron de 50.000 hasta 30.000 años antes de nuestra era y manejaron un cerebro de 1.550 centímetros cúbicos de masa encefálica. Convivió con el homo sapiens. Su cultura se ha llamado aurignaciense, solutrense y magdaleniense. La memoria y el lenguaje corresponden a un gesto técnico que agotó la industria lítica, elaboró en piedra desde una aguja hasta un hacha y por eso con él finaliza el paleolítico.

Homo sapiens: apareció en el periodo que va de 50.000 a 40.000 años antes de nuestra era. Estabiliza su masa encefálica en 1.450 centímetros cúbicos. Convive con el Neantropo buena parte y por eso son comunes sus culturas aurignaciense, solutrense y magdaleniense. Pero el homo sapiens entra en una cultura mesolítica y neolítica, entre los años 30.000 y 10.000 antes de nuestra era, en las que la piedra se pule y se agota su versatilidad. La piedra pulida encuentra un reemplazo en el metal. El gesto técnico es atravesado por la memoria social y el lenguaje madura el proceso de graficar el pensamiento y la memoria iniciado en el magdaleniense, al crear la escritura.

En la humanidad el tamaño del cerebro, el acortamiento de la cara y la creación del útil, fueron tres procesos que dejaron como sumatoria una imaginación que hace correlato de la experiencia y el trabajo. Desde el autraloantropo es necesario adjudicar a estos seres paleolíticos, un lenguaje articulado correspondiente a su gesto técnico. Este lenguaje se puede entender como estereotipos o como una memoria de estereotipos. Una memoria basada en el gesto técnico en la que luchan el instinto y la innovación. Sólo en el homo sapiens triunfa la memoria étnica, la memoria social que permite el grafismo y luego la escritura, expresiones de una imaginación enriquecida y organizada en lo que se llama razón o lógica, dos conceptos que deben entenderse como el orden de la memoria. Del grafismo a las escritura se tiene esta cronología y morfología. El grafismo iniciado hace 50.000 años, es el mismo que los modernos llaman arte paleolítico. Época prefigurativa, hasta 30.000 años a. n. e. Época primitiva, hasta el año 20.000 a. n. e. son figuras altamente estilizadas. Periodo arcaico hasta el año 15.000 a. n. e. figuras que muestran una gran maestría técnica. El periodo Clásico Magdaleniense hasta el año 11.000 a. n. e. se alcanza el realismo en la figuración, en las formas. En el año 10.000 a. n. e. se entró en un periodo de decadencia del realismo, por la adopción de dosis crecientes de abstracción.

Este ejercicio de escritura sobre la memoria puede concluir: la memoria antes de la ciudad construyó explicaciones de la existencia mágicas. Con la sedentarización se elaboraron explicaciones mítico – religiosas y luego racionales. 
(Este escrito le debe mucho a André Lerio-Gourham y a Mircea Eliade)