lunes, 22 de septiembre de 2014

Novelas sobre la guerra. Vida y destino de Vasili Grossman

Ser distinto y pensar a su manera
Por Guillermo Aguirre González

La opinión es un ejercicio de libertad y es producto de ese propósito de los grupos humanos de "conquistar el derecho que todo el mundo tiene a ser diferente, a ser especial, a sentir, pensar y vivir cada uno a su manera". Este derecho se radica a su vez en el instinto animal porque se relaciona la libertad con el ser a su manera. Grossman concibe la libertad como un instinto y por él interpretó lo que pasó en el mundo en la primera mitad del siglo XX, como la adopción del totalitarismo. De paso, en un diálogo de presos políticos en un gulag, se dice que Marx no valoró la libertad y esta afirmación relaciona la concepción de la libertad como instinto y como derecho inalienable.

Quedan planteadas dos concepciones de la libertad. Una como derecho inalienable y la otra como un constructo social. Ambas tienen las mismas consecuencias en el mundo; pero se diferencian en el origen. Lo inalienable en el ser humano se funda en la naturaleza. La libertad es inalienable porque es un derecho natural, un don natural. Estos pensamientos, del ámbito de la filosofía, pasaron a la política y de ahí al mundo práctico. Desde el siglo XVII, el mundo occidental, comenzó una lucha interna entre las clases sociales y entre el viejo y el nuevo régimen, para adoptar por acuerdo los bienes inalienables del ser humano y elevarlos a la condición de valores sociales. En otras palabras, la creencia en la existencia de derechos naturales se transformó en un acuerdo, o como lo nombró Rousseau, en un contrato social. De esta manera se conquistó el derecho a la diferencia, a pensar y sentir cada uno a su manera.

La otra concepción, plantea la libertad como una construcción social, y cada época de la humanidad ha tenido la suya. La sociedad moderna adopta los derechos del hombre y el ciudadano, porque la acumulación de riqueza con el método capitalista, exige declarar al ser humano practicante de todas las libertades. Libertad de pensamiento, de movilidad, de empresa, libertad religiosa y libertad de vender o no su fuerza de trabajo.

Esta concepción fue calificada de liberal por Marx. La teoría marxista del ser humano y de la sociedad no tiene como base la libertad. Tiene como base el trabajo. La producción de los medios de subsistencia hace que el ser humano adopte formas de relacionarse y por tanto un tipo de libertad. De esta manera la humanidad ha construido formas diversas de relacionarse, dependiendo de las formas de producir los medios de subsistencia. Así la historia de la humanidad tiene en su haber una libertad primitivista o tribal, una libertad antigua (egipcia, griega, romana) en la que coexistían los libres con los esclavos. Una libertad medieval con señores dominantes y siervos sometidos. Un libertad moderna burguesa y capitalista, la misma que garantiza la acumulación de la riqueza del mundo, en pocas manos.

Decir que Marx no valoró la liberad, que el mundo se debe organizar en torno al derecho de conquistar la diferencia, el derecho a ser distinto, a pensar a su manera, son proposiciones que lesionaron las políticas del partido comunista soviético. La teoría social, la libertad, el ser humano, deben pensarse según las directrices del partido y hacerlo de modo distinto es declararse en disidencia y someterse al castigo, a la purga. Por eso Vida y destino de Grossman fue una novela confiscada, censurada y no circuló en el mundo ruso.

Medir el mundo a partir del concepto de libertad y luchar por organizarlo en torno a este concepto, obliga a ubicar en un lugar común a todos quienes quieren medir el mundo y organizarlo por la raza o por la economía. Por eso Grossman construye la idea de totalitarismo para ubicar en él, los regímenes que impiden la individualidad y el derecho a ser diferente. Son totalitarios los nazis, los comunistas soviéticos, los cristianos y musulmanes fundamentalistas. Es muy liberal abogar por la libertad per se, por un régimen que garantice pensar y sentir distinto. Y es muy comunista, pensar en un régimen que tenga como principio la prohibición de enriquecerse, de acumular y acaparar los medios de subsistencia y condenar a la mayoría a la carencia de todo incluida la vida.

Parece que los seres humanos están inmersos en un misterio. Si adoptan la plena libertad, tendrán que sufrir la guerra por el monopolio de los bienes y vender su fuerza de trabajo al mejor postor o quien pague lo que sea por ella: se tienen todas las libertades incluida la de morirse de hambre. La otra, si adoptan un régimen que garantice la subsistencia (salud, educación y vivienda) deben sacrificar la libertad o parte de ella. No hay término medio.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Cuando dios perdona y premia el pecado. Sobre Bola de Sebo de Maupassant

Cuando dios perdona y premia el pecado

Por Guillermo Aguirre González

La gente sencilla es solidaria. La gente sin títulos nobiliarios está dispuesta a recibir al noble caído en desgracia. La gente del pueblo resuelve los conflictos por el acuerdo deliberado o por métodos consuetudinarios. Estas observaciones, son convicciones de Maupassant. Las tiene presentes y las ubica en Elizabeth Rousset, una mujer que se gana la vida con la venta de placer. Maupassant toma partido por ella, a pesar de que la llama Bola de Sebo, un apodo despectivo, tanto como la descripción que hace de ella, pues resalta la acumulación de grasa en su cuerpo especialmente en sus manos y sus dedos; pero le pone la piel tersa y la carne joven y la hace tomar la actitud de una mujer desprendida y libre. Es precavida, honesta, amante de lo humano, dadivosa, servicial. A través de ella se mide la sociedad de la ciudad normanda de Ruan en 1871, invadida por la Prusia de Bismark. Ella es el pueblo solidario y no, ese otro personaje, que canta la Marsellesa, Cornudet. Este es un republicano que pregona la igualdad, la solidaridad y la libertad; pero deja que la dignidad de Elizabeth sea destruida. Por eso la virtud ciudadana es ubicada en el pueblo llano.

 El sentido nobiliario de la vida, el sentido burgués industrial, burgués comercial, el de los cristianos católicos, el de los liberales republicanos, es puesto en un solo lugar; en el lugar de los poderosos quienes humillan al desposeído, cuando hablan en público de su riqueza. Si los desposeídos tienen algo que les sirva o necesiten ellos, se lo quitan. Y si lo ofrece a voluntad, lo desprecian. El poder es arrogante y tiene un acervo cultural que le permite sustentar sus privilegios con conductas ejemplares de héroes y santos.
 
En el escenario del cuento, la vida de la burguesía, de la nobleza, la iglesia y el republicanismo, quedan a merced de las artes amatorias de Elizabeth Rousset. El ejército prusiano pide tener la piel de Bola de Sebo para dejar libre a los representantes de los estamentos. Ella les quitó el hambre y la sed de vino, al compartir su canasta de víveres y cuando creyó atraer su atención y tener sus consideraciones, le exigen prostituirse a su favor. Para lograrlo, invocan muchos ejemplos del pasado estratificado en dosis ejemplarizantes. La voluntad de Elizabeth puesta a punto como la dignidad de la patriota ante el invasor alemán, se intenta quebrar. Le dicen que dios perdona y premia el pecado cuando se comete para salvar la vida de aquellos que le representan en la tierra. La mujer sencilla del pueblo, recibe discursos sobre nobles caballeros, santos, augustos comerciantes y liberales napoleónicos que debieron pecar para salvar la humanidad. Elizabeth no es capaz de refutar los argumentos de esos aparatos ideológicos. Calla y accede.

 Cornudet, el republicano, el contradictor de nobles, burgueses y eclesiásticos, está llamado en el escenario a defender la dignidad de Elizabeth, pero su vida depende también del sacrificio de la moza. Se espera la acción de Cornudet porque él encarna la tercera república francesa; pero esa ha llegado castrada. La igualdad, la solidaridad y la libertad se han aplazado. Ahora es una forma escrita sin efectos materiales y vive de la sangre derramada por los sans-culottes de la última década del siglo XVIII. Ese pueblo, llamado despectivamente sin calzones, precavido, honesto, amante de lo humano, dadivoso, servicial, lo dio todo por la nueva Francia y por una humanidad sin discriminación, sin desigualdad; pero recibió a cambio, hambre, opresión, burla y desprecio.

 En la base de Bola de sebo de Maupassant, hay una crítica de la guerra, porque muestra su crueldad. Ella se lo lleva todo y saca a relucir la mezquindad oculta en las formas de cortesía y en la normalidad. La guerra “saquea en nombre de las armas vencedoras y ofrenda sus preces a un dios”, dice Guy.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Novelas sobre la guerra. Vida y destino de Vasili Grossman

La delicada dignidad
Por Guillermo Aguirre González

 
Esta actividad terrible de la humanidad, pareciera que puede aplazar la dignidad y la cordura; opacarlas, congelarlas, para revivirlas luego, cuando llegue la paz. La guerra vista desde el lado soviético, según el testimonio literario de Grossman, ocasionó muchos momentos en los que se aplazó la humanidad. Liudmila, viaja a una población en la que se halla su hijo herido en batalla. Cuando llega, él ya ha muerto y lo han enterrado. La mujer ante la tumba, sufre una fuga de la realidad e insensibiliza su cuerpo. Su carne se anestesia y solo funciona su cerebro. Habla con su hijo, le ve con los ojos de las ideas y su imaginación. Luego de una noche ante la tumba, la madre vuelve a la conciencia con la luz del día.

 Se presenta al lector un viejo sentimiento: lo humano es demasiado humano y parece que existiera solo, sin contacto con la tierra, parece que flotara junto con las ideas y la imaginación. Este sentimiento lo ha enriquecido la historia heroica, la historia de los héroes, de los reyes, de los elegidos. Los relatos sobre ellos han dado al observador la imagen de unos seres sin necesidades materiales. Desde tiempos remotos se construyó la convicción de lo deleznable de la carne y la importancia de preservar el verbo como expresión de lo divino. La idea es la voz de dios y si se puede transmitir al hijo, el transmisor puede desaparecer, puede ser objeto de escarnio y exterminio porque ha garantizado la pervivencia de las ideas.
 
La cultura defensora de lo humano per se, puede aplazarse, mientras se diezma la población para garantizar el predominio de las ideas del poder. Luego de la guerra vuelve lo humano a reinar hasta la próxima hecatombe. Esta lógica olvida y hace invisible la dignidad, esa construcción delicada relacionada con el dolor, la angustia, el amor y la fragilidad de la vida. Ningún ser puede ser privado de la vida, bajo ningún pretexto. No se sabe nada de lo que ocurre en el interior de los otros seres vivos, salvo en el animal humano. En este lo fundamental es el mundo interior. Cuando la guerra impone en los seres queridos la violencia se lesiona la dignidad y se conmueve hasta la locura el mundo interior.
 
La guerra llevada por Alemania a la Rusia soviética, según Grossman, dejó momentos en los que la dignidad lesionada y aplazada, se vuelven dramáticos. Es el caso ya nombrado de Liudmila. Otro es el del piloto Víktorov. Antes de volar al frente de batalla, pasa por un bosque que se halla entre su residencia y el campo aéreo. La inminencia de la muerte, impuesta a un joven pleno de vida, por el poder, le hace pensar en la tierra, los árboles y en el ámbito natural. Por su nariz entra el olor característico de varias especies, álamos, helechos, abedules y abetos. El silencio de la vegetación se escucha como un susurro. Víktorov, se despide de todo, con dolor. Toda esa belleza termina, porque se la han quitado. Es un momento para pensar en el despojo.

La dignidad de Abarchuk tiene historia. Ingresó desde muy joven al partido comunista. Por su participación en la Revolución de Octubre, obtuvo importancia política dentro del partido. Se adhirió a las apreciaciones y críticas de Bujarin sobre la colectivización y la política agraria de Stalin y por eso fue condenado al Gulag. En esa prisión Abarchuk delira, ve llegar a Bujarin fusilado para hablarle del comunismo y la nueva sociedad. Imagina construir un sindicato con los demás presos para demostrarle al partido que sigue siendo un comunista y lograr la reivindicación; pero se sabe que no hay retorno, este comunista ha sido objeto de purga, el comisario del pueblo lo encontró culpable de desviación por su espíritu crítico. El partido y sus gobernados deben ser monolíticos en el pensar y en el actuar. La dignidad del ser humano debe aplazarse hasta después de la guerra y luego se debe someter a los intereses del partido y del Estado.
 
La dignidad es un sueño de la razón, destruido y redivivo, por la misma razón y por épocas. Lo defendible es la voz del sujeto, su abstracción, el sentido de la existencia, el goce de estar entre la exuberancia del afuera; estar con los otros en el intercambio de experiencias y subjetividades. Ni el Estado, ni la historia son pretextos contra la dignidad.