martes, 31 de diciembre de 2019

Polvo líquido y un campo de concentración para el Paro Nacional


La minoría de edad fue un concepto acuñado por Kant en siglo XVIII para caracterizar las sociedad en condiciones de no ilustración. Para salir de esa minoría el filósofo prescribe el ser capaz de pensar por sí mismo, ser autónomo y servirse de su propia razón. La nueva sociedad madura y mayor de edad será libre pensadora y basada en un orden racional.

Estas condiciones básicas de la modernidad, no se han cumplido en Colombia. Los dirigentes eligen y se hacen elegir por una sociedad en estado de minoría y ellos lo saben y lo tienen presente. El día 22 de diciembre de 2019, se pasó por los medios de comunicación dos alocuciones de dos funcionarios del estado (la administradora del Congreso de la República y el asesor presidencial para los diálogos con los representantes del Paro Nacional), en las que se evidencia la percepción que tienen de la sociedad, como una sociedad infantil a la que se puede mentir o manipular con argumentos insulsos y desfachatados. La administradora explicó la pérdida de la información de los ordenadores o de los computadores del Congreso, previa visita de control de la Procuraduría, por la activación en el recinto de una fuente de “polvo líquido” ante una alarma de incendio. Con esta expresión infantil para infantiles, se salta todas las instancias para un debido proceso del riesgo; además el contrasentido de la expresión muestra su incompetencia.

El asesor para los diálogos con los representantes del Paro Nacional, ha construido una propuesta para sacar de las calles las protestas. Lo proclamó con una convicción propia del ignorante cuando se refiere a temas que no comprende y con la actitud del que destruye lo que no conoce. Propuso la construcción de un estadio para cientos de miles de personas, para que ahí bajo esos muros se diga y se proteste todo lo que se quiera. Es la reclusión, es el campo de concentración, es la neutralización por efecto de lo inocuo de la protesta. Otra desfachatez proclamada para una sociedad que se comprende desde el poder del estado encarnado en sus funcionarios, como una masa maleable y sin criterios a quien se le puede mentir indefinidamente de forma burda.

Ellos, quienes han heredado el poder colombiano instaurado desde el alba del siglo XIX, tienen conciencia del estado de minoría de edad de la sociedad colombiana porque han creado un comportamiento político de desprecio y estigma de la participación. El político y la política se han promocionado como una práctica deleznable, ejercida por mujeres y hombre envilecidos, depredadores de los bienes públicos y de las relaciones sociales respetuosas del otro o de los demás.

Estos conceptos, el respeto y la participación, son la base de la cultura política moderna. Son convicciones que exigen un ejercicio de voluntad para sostener una idea de humanidad nueva, distinta a la herencia feudal-colonial; una idea inspirada en un ser humano sin predestinaciones ni fines que cumplir distintos a su felicidad y bien estar sobre la tierra. El estar en el espacio tiempo es suficiente derecho a disfrutar de las riquezas sociales como lo es la memoria, la cultura acumulada, la paz y la libertad. Las opresiones premodernas no se justifican, solo hay que entenderlas como un pasado en el tránsito del ser animal al ser humano. Tránsito acompañado de la construcción del lenguaje, vehículo y contenido de los relatos sustentadores de la igualdad.

La metafísica kantiana y hegeliana produjeron los discursos del progreso. La metafísica heideggeriana produjo la idea del ser arrojado al mundo. La dialéctica marxista alimentó una imagen del ser humano producido por el trabajo y la lucha por el control de la riqueza. El pensamiento moderno transdisciplinar, a esta altura del siglo XXI, deja un concepto del ser humano como producto y constructo de una naturaleza eterna que trata de perpetuar sus desarrollos. Ocurrió una vez en un planeta que un ser vivo adquirió el lenguaje y con él se nombró y nombró las cosas y elaboró un extenso relato durante milenios sobre sí mismo, su origen y el mundo, para llegar a un hoy que destruye todas las pretensiones de dominación de unos seres humanos sobre los otros.

En Colombia, liberales, conservadores, marxistas y anarquistas solo tienen la obligación de construir una sociedad inteligente y moderna basada en el respeto, la igualdad y la libertad. La opción de arrancarle a las oligarquías herederas, el poder, por la violencia de las armas, ha cumplido su siclo. Los sistemas filosóficos modernos que sustentaron la opción, inmersos en sendas utopías, han dado paso al pensamiento moderno transdisciplinar base de las protestas callejeras que buscan por medio del paro, la instauración de unas las relaciones sociales respetuosas del otro o de los demás con el principio material de la igualdad socioeconómica que satisfaga todas las necesidades para una vida digna, plena de felicidad y bien estar sobre la tierra.

A la sociedad de grandes masas de la época contemporánea no se le puede seguir tratando con la imagen de la minoría de edad. Trato que le ha dado frutos a los herederos del poder; pero ahora insostenible por las condiciones de las distintas masificaciones, entre ellas la de la información. La injusticia sobre un sujeto o sobre un grupo, pronto se convierte en una injusticia para todos. La minoría de edad kantiana se trueca en la participación necesaria desde la única práctica que queda: la juventud sin futuro en la calle con el apoyo de los engañados, los obnubilados, hechizados, los despojados; el apoyo de todos a quienes les ha vuelto la esperanza, porque la protesta no pertenece a nadie, pero si pertenece a todos. Vendrá luego la nueva sociedad madura y mayor de edad libre pensadora y basada en un orden racional.

Imagen del Paro Nacional de Colombia 2019. En: https://www.google.com/search?q=paro+nacional&client=firefox-b-d&source=

martes, 3 de diciembre de 2019

América Meridional será una Nación Liberal


En la historia local aplicada al municipio de Bello, se ha encontrado para finales del siglo XVIII un territorio poblado por una sociedad mestiza de jerarquía piramidal en cuya cúspide estaba el color de la piel adjunto a los conceptos de nobleza y riqueza. La élite de la cúspide entró en contradicciones profundas con la monarquía, resueltas con un pensamiento y prácticas ilustradas revolucionarias, para terminar en un movimiento juntista de soberanías populares materializadas en constituciones provinciales. En estas se dejó inscrito el ideario independentista. Algunos de los participantes en ese movimiento juntista salieron del territorio del Hatoviejo (hoy Bello), lo que ha llevado a la indagación de los contenidos sociopolíticos y económicos de esa elite, para mejor entendimiento en la construcción de la historia local.

Los problemas enfrentados por esas mujeres y hombres y la forma de resolverlos ocasionaron nuevos conflictos, ya no con la corona española sino entre la elite. Uno de ellos tuvo que ver con el orden o sistema político a adoptar; por eso el primer debate asumido por la las juntas o colegios constituyentes fue entre federalista y centralistas. Este conflicto se lee, latente, en la constitución de Antioquia de 1812, en las de otras regiones neogranadinas y lo asume Bolívar en La carta de Jamaica de 1815.

El 6 de septiembre de 1815 se escribe en Kingston una respuesta a las preguntas de un caballero de Jamaica sobre el futuro político de Hispanoamérica. Respuesta considerada como una obra de la literatura epistolar o un ensayo ejemplar. Bolívar se sitúa en el tiempo diacrónico para presentar el destino de América del Sur como producto de la historia. Aunque manifiesta su falta de información más profunda, respondió con lo que tenía, resultando un manifiesto de la universalidad de su pensamiento.

Comenzó por calificar la conquista española de América como una expresión de barbarie increíble, tal como la describe Bartolomé de las Casas en su crónica Historia de las Indias. Al pronunciarse sobre este periodo, Bolívar muestra haber leído además de De las casas a otros cronistas de Indias, para formarse un juicio radical sobre España por el genocidio americano. Dice que nos une el odio profesado contra la “desnaturalizada madrastra”, una España sin ciencia, sin política, sin producciones ni industria.

Para poder trazar el camino futuro de América, toma las estadísticas disponibles. Piensa en los próximos administradores enfrentados al reto de darle un gobierno a los 15 millones de americanos distribuidos en 17 estados así: Rio de la Plata 1.000.000; Chile 800.000; Perú 1 .500.000; Nueva Granada 2.000.000; Venezuela 1.000.000; Nueva España (Méjico) 7.800.000; Puerto Rico y Cuba 800.000. Seres que habitan un territorio de 2.000 leguas de longitud y 900 de latitud, según mediciones de Humboldt conocidas y estudiadas por Bolívar.

¿Qué tipo de gobierno adoptar? América está, dice, como cuando se acabó el Imperio Romano: “cada desmembración formó un sistema político”, situación que ha llevado al enfrentamiento entre partidos y al abuso de poder, creándose una situación más cruel que las impuestas por la tiranía monárquica. Y por el deseo de ser racional hay que acabar con la servidumbre, dejar el contrato social hecho entre el rey y los conquistadores, según el cual estos debían hacerlo todo a sus costas y pagar un tributo por ello (el famoso quinto real). Por eso resultó en la América conquistada a sangre y fuego un Estado feudal con la servidumbre como relación social.

El gobierno revolucionario, autónomo iniciado con las juntas populares, resultantes de la cautividad de Bayona, hecha por Napoleón, tomó la forma federalista. Todos, Venezuela, Nueva Granada, Chile, Buenos Aires, adoptaron el federalismo, con garantías de libertad de empresa, de imprenta, libertad civil, los Derechos del Hombre y el equilibrio de poderes. Menos Méjico que creó una Junta Nacional sin separación de poderes y por tanto siguió la forma monárquica de gobierno.

La República Democrática y Federal que se ha adoptado sufre de infancia por la aparición de partidos que han hecho retornar la esclavitud, porque ellos no separan los poderes tal como fue el método de la monarquía. Dice Bolívar al caballero jamaiquino que nos falta talento y virtud política para hacer un federalismo como el norteamericano. Allá se llegará luego que el pueblo se eduque y se puedan conseguir unas instituciones liberales, para la felicidad de todos.

Por el instinto humano de buscar la felicidad, se alcanzan las sociedades civiles basadas en la justicia, la libertad, y la igualdad. “Los estados americanos han menester de los cuidados de gobiernos paternales que cierren las llagas y heridas del despotismo y la guerra”. Gobiernos paternales creados con las facultades de un dios y las luces y virtudes de todos los hombres.

Bolívar mismo cierra las puertas de una sociedad de instituciones liberales, se decide por lo que se tiene, el federalismo norteamericano o el modelo inglés. Ambos sistemas, dice, exigen muchas cualidades que América no tiene (se refiere a América hispana), luces y virtudes. Por eso se desliza hacia un gobierno paternal, tutelar de los derechos, una República dirigida por esclarecidos, iluminados y virtuosos; dirección durable en el tiempo hasta poder educar el pueblo para que al fin asuma la democracia.

Pero debe adoptarse un modelo o crearse; por eso dice, se debe formar una Colombia con Nueva Granada y Venezuela, hacer un gobierno tipo inglés, sin rey, pero con un ejecutivo vitalicio electivo y no hereditario; con legislativo compuesto por senado hereditario y una cámara baja de libe elección restringida por el senado.

No se puede pensar en una sola nación, porque América tiene 17 estados a pesar de tener la misma lengua, el mismo origen, las mismas costumbres, igual religión. Las naciones resultantes deben civilizar a los indígenas y ayudar a los esclavos a salir de la corrosión servil para que aprecien la libertad.

La lucha por la nación, también debe darse contra la costumbre para sacar el pueblo de la ignorancia y la actitud conservadora creada por la tradición cristiana, al igual que la tradición indígena creada por la religión de Quetzalcóatl maestro de la civilización y su discípulo Moctezuma, que prometieron volver a pedir cuentas como Jesús. Ante estas costumbres conservadoras debe decirse que América Meridional será una Nación Liberal.

El pensamiento bolivariano, que se lee en la Carta de Jamaica - Contestación de un americano meridional a un caballero de esta isla [Henry Cullen], no pudo materializarse en la Constitución de Cúcuta de 1821 cuando se creó la República de la Gran Colombia que puso bajo una misma autoridad a la Nueva Granada, Venezuela, Ecuador y Perú. Se expresó en la liberación del Alto Perú y la creación de la república de Bolivia. Allí si Bolívar constituyó un poder ejecutivo vitalicio electivo y no hereditario; un poder legislativo con senado hereditario, una cámara baja de libe elección y un poder judicial con magistrados hereditarios.

La nación liberal estuvo en la inspiración roussoniana y en el Espíritu de las leyes de Montesquieu; pero no en la operatividad del poder. Ese ideario liberal al ser llevado por Bolívar a la práctica le resultó un régimen aristocrático y autoritario por esa concepción del pueblo como corrompido y falto de virtudes políticas, digno de ser tutelado hasta que obtuviera la mayoría de edad y se le pudiere dar la libertad. Esta práctica y pensamiento de Bolívar tuvo su contraparte en los santanderistas, quienes con los mismos principios filosóficos – políticos construyeron una república basada en el imperio de la ley o el equilibrio del poder tripartito.

Imagen: Germán Tessarolo. Bolívar. Óleo sobre lienzo 1996