martes, 3 de diciembre de 2019

América Meridional será una Nación Liberal


En la historia local aplicada al municipio de Bello, se ha encontrado para finales del siglo XVIII un territorio poblado por una sociedad mestiza de jerarquía piramidal en cuya cúspide estaba el color de la piel adjunto a los conceptos de nobleza y riqueza. La élite de la cúspide entró en contradicciones profundas con la monarquía, resueltas con un pensamiento y prácticas ilustradas revolucionarias, para terminar en un movimiento juntista de soberanías populares materializadas en constituciones provinciales. En estas se dejó inscrito el ideario independentista. Algunos de los participantes en ese movimiento juntista salieron del territorio del Hatoviejo (hoy Bello), lo que ha llevado a la indagación de los contenidos sociopolíticos y económicos de esa elite, para mejor entendimiento en la construcción de la historia local.

Los problemas enfrentados por esas mujeres y hombres y la forma de resolverlos ocasionaron nuevos conflictos, ya no con la corona española sino entre la elite. Uno de ellos tuvo que ver con el orden o sistema político a adoptar; por eso el primer debate asumido por la las juntas o colegios constituyentes fue entre federalista y centralistas. Este conflicto se lee, latente, en la constitución de Antioquia de 1812, en las de otras regiones neogranadinas y lo asume Bolívar en La carta de Jamaica de 1815.

El 6 de septiembre de 1815 se escribe en Kingston una respuesta a las preguntas de un caballero de Jamaica sobre el futuro político de Hispanoamérica. Respuesta considerada como una obra de la literatura epistolar o un ensayo ejemplar. Bolívar se sitúa en el tiempo diacrónico para presentar el destino de América del Sur como producto de la historia. Aunque manifiesta su falta de información más profunda, respondió con lo que tenía, resultando un manifiesto de la universalidad de su pensamiento.

Comenzó por calificar la conquista española de América como una expresión de barbarie increíble, tal como la describe Bartolomé de las Casas en su crónica Historia de las Indias. Al pronunciarse sobre este periodo, Bolívar muestra haber leído además de De las casas a otros cronistas de Indias, para formarse un juicio radical sobre España por el genocidio americano. Dice que nos une el odio profesado contra la “desnaturalizada madrastra”, una España sin ciencia, sin política, sin producciones ni industria.

Para poder trazar el camino futuro de América, toma las estadísticas disponibles. Piensa en los próximos administradores enfrentados al reto de darle un gobierno a los 15 millones de americanos distribuidos en 17 estados así: Rio de la Plata 1.000.000; Chile 800.000; Perú 1 .500.000; Nueva Granada 2.000.000; Venezuela 1.000.000; Nueva España (Méjico) 7.800.000; Puerto Rico y Cuba 800.000. Seres que habitan un territorio de 2.000 leguas de longitud y 900 de latitud, según mediciones de Humboldt conocidas y estudiadas por Bolívar.

¿Qué tipo de gobierno adoptar? América está, dice, como cuando se acabó el Imperio Romano: “cada desmembración formó un sistema político”, situación que ha llevado al enfrentamiento entre partidos y al abuso de poder, creándose una situación más cruel que las impuestas por la tiranía monárquica. Y por el deseo de ser racional hay que acabar con la servidumbre, dejar el contrato social hecho entre el rey y los conquistadores, según el cual estos debían hacerlo todo a sus costas y pagar un tributo por ello (el famoso quinto real). Por eso resultó en la América conquistada a sangre y fuego un Estado feudal con la servidumbre como relación social.

El gobierno revolucionario, autónomo iniciado con las juntas populares, resultantes de la cautividad de Bayona, hecha por Napoleón, tomó la forma federalista. Todos, Venezuela, Nueva Granada, Chile, Buenos Aires, adoptaron el federalismo, con garantías de libertad de empresa, de imprenta, libertad civil, los Derechos del Hombre y el equilibrio de poderes. Menos Méjico que creó una Junta Nacional sin separación de poderes y por tanto siguió la forma monárquica de gobierno.

La República Democrática y Federal que se ha adoptado sufre de infancia por la aparición de partidos que han hecho retornar la esclavitud, porque ellos no separan los poderes tal como fue el método de la monarquía. Dice Bolívar al caballero jamaiquino que nos falta talento y virtud política para hacer un federalismo como el norteamericano. Allá se llegará luego que el pueblo se eduque y se puedan conseguir unas instituciones liberales, para la felicidad de todos.

Por el instinto humano de buscar la felicidad, se alcanzan las sociedades civiles basadas en la justicia, la libertad, y la igualdad. “Los estados americanos han menester de los cuidados de gobiernos paternales que cierren las llagas y heridas del despotismo y la guerra”. Gobiernos paternales creados con las facultades de un dios y las luces y virtudes de todos los hombres.

Bolívar mismo cierra las puertas de una sociedad de instituciones liberales, se decide por lo que se tiene, el federalismo norteamericano o el modelo inglés. Ambos sistemas, dice, exigen muchas cualidades que América no tiene (se refiere a América hispana), luces y virtudes. Por eso se desliza hacia un gobierno paternal, tutelar de los derechos, una República dirigida por esclarecidos, iluminados y virtuosos; dirección durable en el tiempo hasta poder educar el pueblo para que al fin asuma la democracia.

Pero debe adoptarse un modelo o crearse; por eso dice, se debe formar una Colombia con Nueva Granada y Venezuela, hacer un gobierno tipo inglés, sin rey, pero con un ejecutivo vitalicio electivo y no hereditario; con legislativo compuesto por senado hereditario y una cámara baja de libe elección restringida por el senado.

No se puede pensar en una sola nación, porque América tiene 17 estados a pesar de tener la misma lengua, el mismo origen, las mismas costumbres, igual religión. Las naciones resultantes deben civilizar a los indígenas y ayudar a los esclavos a salir de la corrosión servil para que aprecien la libertad.

La lucha por la nación, también debe darse contra la costumbre para sacar el pueblo de la ignorancia y la actitud conservadora creada por la tradición cristiana, al igual que la tradición indígena creada por la religión de Quetzalcóatl maestro de la civilización y su discípulo Moctezuma, que prometieron volver a pedir cuentas como Jesús. Ante estas costumbres conservadoras debe decirse que América Meridional será una Nación Liberal.

El pensamiento bolivariano, que se lee en la Carta de Jamaica - Contestación de un americano meridional a un caballero de esta isla [Henry Cullen], no pudo materializarse en la Constitución de Cúcuta de 1821 cuando se creó la República de la Gran Colombia que puso bajo una misma autoridad a la Nueva Granada, Venezuela, Ecuador y Perú. Se expresó en la liberación del Alto Perú y la creación de la república de Bolivia. Allí si Bolívar constituyó un poder ejecutivo vitalicio electivo y no hereditario; un poder legislativo con senado hereditario, una cámara baja de libe elección y un poder judicial con magistrados hereditarios.

La nación liberal estuvo en la inspiración roussoniana y en el Espíritu de las leyes de Montesquieu; pero no en la operatividad del poder. Ese ideario liberal al ser llevado por Bolívar a la práctica le resultó un régimen aristocrático y autoritario por esa concepción del pueblo como corrompido y falto de virtudes políticas, digno de ser tutelado hasta que obtuviera la mayoría de edad y se le pudiere dar la libertad. Esta práctica y pensamiento de Bolívar tuvo su contraparte en los santanderistas, quienes con los mismos principios filosóficos – políticos construyeron una república basada en el imperio de la ley o el equilibrio del poder tripartito.

Imagen: Germán Tessarolo. Bolívar. Óleo sobre lienzo 1996

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