Después de la revolución de octubre llegó Silvestre Savitsnki a
los cafés de Bogotá a promocionar la fundación de un partido comunista en
Colombia. Bogotá 1925 Tomada del blog Los desvelados
Noticias de los opinaderos o mentideros sin respaldo alguno en
fuentes, salvo el “dicen por ahí”, informan que en las próximas elecciones
presidenciales en Colombia se tendrá la derecha unida alrededor del Centro
Democrático contra todos los defensores de los acuerdos de paz apostados en un
frente político. El prurito, rasquiña o consigna será acabar con la corrupción.
Pero más allá de este ideal de todos los colombianos, están los modelos de
gobierno posibles visualizados por ambos contendores. La derecha unida sabe que
el gobierno de un posible Frente prodefensa de los acuerdos de paz, perseguirá
a los corruptos que han usufructuado el poder desde la fundación de la
república y gobernará para extender la justicia socioeconómica. En otras
palabras le pondrá coto a las ganancias exorbitantes de los capitalistas
criollos.
Ese escenario posible, para que no ocurra, es tergiversado y
atacado con calumnias. Dicen que un triunfo de ese frente llevaría a la
república a una situación como la venezolana; por eso se compara a Petro o a
Robledo o a Piedad Córdoba, o a De la Calle o a Clara y Claudia López, con
Chávez o Maduro.
Los opositores a la derecha unida alrededor del Centro
democrático, visualizan un gobierno de esa unión como destructor de los
acuerdos de paz, para enturbiar el ambiente nacional y volver a la guerra, la
misma que le da sustento y fundamento a su ser: defensa de las ganancias
exorbitantes del capital, a costa de las necesidades insatisfechas de la gran
mayoría.
El poner como imagen del futuro político colombiano la situación
venezolana, es un ejercicio maquiavélico. Colombia no llegará allá porque no
tiene unas fuerzas armadas deliberantes, con capacidad de apoyar un frente de
izquierda; o además, la izquierda colombiana no se pone de acuerdo ni para una
fiesta, como lo ha demostrado su historia de desunión y disidencias, desde el
alba del siglo XX. Un gobierno de un frente político defensor de los acuerdos
de paz, si ocurre, deberá garantizar un capitalismo humanizado para tener
contentos a todos y evitar los extremos.
La vigencia
de la oposición política izquierda-derecha
Referir la política, es entrar en el mundo de lo provisional, de
lo indefinido y sujeto al debate permanente. Existe la ciencia política, la
teoría política, la filosofía política, el pensamiento político, campos de la
cultura, en peramente construcción y por eso mismo permiten el apoyo de
discursos, textos o pronunciamientos. Hay unas ideas generales que pueden ser
comunes a esos campos nombrados y son las que se refieren a la verdad (relación
legítima para toda la cultura). La política y la verdad, profundizan la
indefinición, pues, la concepción de la verdad, por fuera de los absolutos
dogmáticos, hay que asumirla como provisional.
El objeto de estudio de la política, en sus campos nombrados, son
los contenidos sociales, sujetos al devenir histórico y el desarrollo del
pensamiento, y este desarrollo tiene como base la provisionalidad de la verdad,
de la percepción de la realidad. Así cuando se habla de la política colombiana
se debe referir a las convicciones cambiantes de la sociedad. La puesta en la
opinión pública de formas de pensar la realidad, por los medios de comunicación
o por movimientos políticos, hacen que los colombianos apoyen opciones
políticas, que luego en el poder gobiernan contra los intereses de los
electores. Son los casos de las leyes de flexibilidad laboral, la ley 100, las
que han aumentado la edad de jubilación, y muchas otras.
En este orden, la percepción que tiene los colombianos, de la
dinámica política del país como la confrontación entre izquierda y derecha, es
legítima, aunque sea una verdad provisional. Esto ocurre porque la opinión
gobierna el imaginario político, una opinión que ha devenido a reemplazar la
oposición liberales – conservadores, por la oposición clase política dominante
versus clases populares.
Y esta es una verdad provisional, porque los campos de la cultura
que se refieren a la política, han construido sobre nuestro tiempo otras
verdades, sobre otras realidades. Ejemplo: la cuasi muerte de los partidos tradicionales
en Colombia, dejó expuesta la construcción de movimientos o frentes políticos,
con grupos de distintos idearios. Práctica llamada pluripartidismo, con el fin
principal del reparto burocrático, aunque promocionen divisas justicialistas.
Este pluripartidismo lleva incluida la sentencia de muerte de las ideologías
incluida izquierdas y derechas. Pero según lo dicho, también es una verdad
provisional que mueve las conductas.
Cien años
después y sigue atomizada
La izquierda colombiana quiere ser protagonista, quiere gobernar
el país y cada feudo o sector que la compone sueña con una izquierda unida en
el poder, para realizar un gobierno justicialista o en otras palabras, democratizar
los bienes terrenales de la humanidad colombiana. Eso no más, porque el
pensamiento y la filosofía que arrulló la cuna de la izquierda, ya no es
vigente. La directriz de emplear todos los métodos de lucha para llegar al
poder se han reducido drásticamente a la sola lucha electoral.
Esa reducción de las formas de lucha, en esos años noventa del
siglo veinte, pasado, permitió decir, desde los más altos podios, que había
ocurrido la muerte de las ideologías políticas, así como Nietzsche dijo: dios
ha muerto, allá en la segunda mitad del decimonónico. Muerte de las ideologías,
situación que fue una consecuencia de la coexistencia pacífica de los dos
imperios (oriente comunista y occidente capitalista) y sus correspondientes
ideologías marxista y capitalista. El análisis, fue hasta decir, que el mundo
había entrado en una etapa posmoderna, en la que los grandes relatos
sustentadores de la imaginación, habían perdido su vigencia y eran reemplazados
por los mensajes planetarizados de los medios masivos de comunicación.
Los grandes relatos: uno, la racionalidad acumulativa que
garantizaba bienestar y progreso permanente por efecto de la ciencia y la
tecnología. Otro, la promesa de la redención de la humanidad por la resolución
de la lucha de clases, a favor de la justicia social y la construcción de una
sociedad sin diferencia económica y definitivamente feliz.
Las dos guerras mundiales y su correspondiente consumo cruel de
vidas humanas, tumbaron el mito del desarrollo y el progreso permanente: el ser
humano no ha progresado en su ética y moral. Sigue siendo un animal ambicioso,
acumulador de riqueza a costa del hambre de los demás.
La construcción de los grandes sistemas marxistas, asesinó la
cultura ancestral de los pueblos bajo su dominio, con la promesa de un hombre
nuevo. Ni lo uno ni lo otro. Terminaron construyendo unos regímenes, para
rendirle culto a la personalidad y seguir el sometimiento de los seres humanos
a los dictados de camarillas, muchas veces familiares, y la negación de las más
elementales libertades.
La crítica y la propuesta quedaron en proclamar la muerte de las
ideologías y necesidad de una acción política que recurra a la voluntad, a la
conciencia, a la sensibilidad por los demás, a convencer al dueño de la riqueza
de la necesidad de darle un rostro humano al capital.
La acción política, de la izquierda hoy, tiene el signo de la
pluralidad y el multipartidismo. Es lo que debe hacer la izquierda colombiana.
Luchar por una sociedad culta en su voluntad, conciencia y sensibilidad política.
Si se equivoca y trata de revivir todos los métodos de lucha, resulta
repotenciando la derecha, el capitalismo cruel. Un gobierno de izquierda que no
respete la tasa de ganancia del capital, será sometido al desabasto por los
dueños de la riqueza, así ocurre en Venezuela, así ocurrió en Chile.
La izquierda colombiana si quiere ser protagonista, si quiere
gobernar el país, debe dejar su conciencia de feudo, dejar esas convicciones de
tener la solución a la crisis ética del país, guardada en sus surcos. Hace cien
años la izquierda entró a Colombia, es hora de que se haga unidad de acción,
plural, multipartidista y multicolor.
La edad de
la acumulación
Un sentimiento de orfandad viene al pensamiento cuando se intuye
la larga vida del capitalismo y se lee un grafiti por el estilo “capitalismo
tus milenios están contados”, grafiti que parodia el dicho tradicional “ese mal
tiene los días contados”. Y hay orfandad porque el capitalismo no resiste
ningún análisis como sistema protector de la humanidad. El capital de Marx y
Economía y sociedad de Max Weber, son dos obras que desnudan la avaricia del
sistema capitalista y los capitalistas. Las bondades son mínimas, comparadas
con la gran cantidad de perjuicios.
La libre empresa, la competencia, trajeron suficientes recursos
para enfrentar las necesidades de la población en crecimiento. En 1798, Thomas
Robert Malthus, en su teoría de la población, dedujo que en la tierra, la
población se estancaría por no haber los suficientes alimentos. Estos crecen a
un ritmo aritmético, y los humanos crecen a uno geométrico. Pero ese
maltusianismo fue derrotado por la libre empresa y la competencia, actitudes
económicas potenciadoras de la innovación técnica y tecnológica.
Esta es una de las bondades del capitalismo. Otra, el enriquecimiento
del concepto y la práctica de la libertad. La reivindicación del individuo, el
volcamiento de la cultura hacia el derecho y garantías del hombre y el
ciudadano, y luego los llamados derechos humanos, dejó expuesta la vocación de
la edad moderna capitalista de rendirle culto a la libertad per se.
Pero el orden social, montado sobre la acumulación de riqueza y
capital, orden moderno vigente en el mundo, deja como secuela la
traición–tergiversación de sus propios principios. El individuo es masificado y
su libertad es coaccionada por la riqueza acumulada en unas pocas manos. Cada
vez el rico será más rico y el pobre más pobre. Esta consecuencia se trata de
paliar con el intervencionismo de Estado en la economía; pero el Estado en
manos de los dueños del capital, hacen inocuo el intervencionismo. Y si el
socialismo del siglo XXI, pretende romper la cadena capitalista, su mismo
principio de utilización electoral, se tendrá que enfrentar a una economía en
manos del capitalismo y tendrá que abdicar el intervencionismo.
El análisis marxista, desde el decimonónico siglo, dejó trazado el
camino político para superar el socialismo utópico y aterrizarlo, al
convertirlo en científico. Este, para poder ser y hacerlo real es obligante
emplear en la lucha político partidista todas las formas de lucha, es decir el
socialismo científico vendrá luego de la revolución proletaria.
Max Weber, que pudo observar la sociedad capitalista en el siglo
XX, promocionó la inutilidad de la revolución, porque la libertad y la igualdad
económica pueden lograrse por la creciente burocratización y estratificación de
la población, que trae la distribución de recursos, según las capacidades o
méritos.
Queda expuesta la táctica del debate electoral, la lucha electoral
por el control del Estado para desde él pactar con los dueños de capital, la
democratización de los recursos. Se hace vigente luego, la concertación, el
pacto, el acuerdo, la convención; y estas son las actitudes a tomar en un
momento constitucional.
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