domingo, 2 de abril de 2017

Acción paralela. Sobre El hombre sin atributos de Musil



Autorretrato con esposa de Max Slevogt. Impresionismo alemán 1904

La Viena de 1913 abriga un hombre deslumbrado por la tecnología y la ciencia. Ese hombre expresa con su vida y comportamiento el sentir de la parte occidental del mundo. Es un sentir centrado en la capital cultural de la época. Allí se organizó y se produjo la obra del Círculo de Viena en 1920. La Viena, capital del imperio Austrohúngaro, en los primeros años del siglo XX, tuvo un grupo de pensadores y escritores, radicados en la universidad. El grupo dirigió todo su interés intelectual, al problema de la ciencia y su método, decantado en el tema de la lógica científica. La escuela filosófica de Viena elevó la racionalidad científica a la condición de verdad irrebatible y señaló a las disciplinas que no asumen ese método como faltas de rigor y por consiguiente de cientificidad.

Ese hombre deslumbrado por la tecnología y la ciencia, abandona el mundo seguro de los padres, la familia y la religión, mundo, que denomina el narrador, del hombre con atributos, y se dedica a darse un mundo controlado por la tecnociencia; pero ese mundo está en construcción y para ser asumido es necesario abandonar los atributos y quedar despejado y vacío y dispuesto a ser llenado por los bienes de la modernidad: la ciencia y la tecnología, que no necesitan un ser humano con moralidad tradicional, sino uno en permanente revolución espiritual y material, tal como funciona la ciencia.

Ese hombre deslumbrado se llama Ulrich. Creció con Clarisse y Walter. El trio ya adulto esgrime sus profesiones. Walter es un artista, toca admirablemente el piano y pinta sobre lienzos con los estilos revolucionarios de la época: Impresionismo y expresionismo. Ella ama la música, toca el piano y pinta, pero dice no poder llegar a la perfección lograda por su esposo Walter. Ulrich ha dejado atrás la cultura y la educación que sus padres le dieron y ha abrazado la obra de Nietzsche y las matemáticas. Desde ahí le habla de manera seductora a Clarisse y llena de celos a Walter. En el encuentro de los tres amigos de infancia, hablan y se miran con sentimientos opuestos de amor y celos y extasiados por la bella interpretación que hace Walter del Himno de la Alegría de Beethoven.

El narrador, voz atrevida que irrespeta la verosimilitud o la fuerza, dice que a Ulrich, la filosofía nietzscheana le quitó los atributos y de esa transformación de su amigo se entera Walter, quien vive en matrimonio con Clarisse. Walter hombre lleno, pleno, sin dudas, le advierte a su esposa sobre los peligros de la personalidad del amigo común, porque ha caído en la nada y solo le queda la palabra seductora y bien articulada del sofista.

La voz que habla, narra, lo sabe todo, le da cuerpo a la novela de Robert Musil. La voz interrumpe el diálogo de los personajes para ayudarles a expresarse o para contextualizar sus dominios político-económicos. Avanzada la novela y su argumentación, se percibe la tendencia objeto de la obra: Mostrar lo que los austrohúngaros tenían en la cabeza, sus ideas, la intelectualidad, los prejuicios, las convicciones, los miedos y la furia. El poder político-económico sirve de fondo y base material de esos contenidos del imperio vienes.

Un Crimen atroz, morbosamente narrado, es introducido abruptamente por la voz que habla, para luego mostrar a Ulrich como salvador del asesino, por haber detectado con sus conocimientos lógicos, matemáticos y psicológicos, la inocencia del criminal. Ocurre el crimen, el juicio y la entrada de Ulrich a los espacios de la nobleza feudal dominante, ayudada por la burguesía todopoderosa. Allí Ulrich pide clemencia y le es concedida. Sus conocimientos de sicología han justificado el crimen atroz y decide la libertad, en justicia, inspirada en la ciencia. Una ciencia que no está en la clase dominante austrohúngara. Ulrich ha sido entronizado en la corte por su padre que le dice ser esa, parte de la herencia. Encuentra en palacio los promotores de un proyecto político de culto a la patria y a los valores religiosos e imperiales, expresados en la máxima, vivir el espíritu universal. El proyecto tiene el nombre de “la acción paralela” y se dirige a desterrar el materialismo, la sicología, el sensualismo, ideologías que amenazan los atributos del ser alemán, tal como lo escribió Fichte en su Discurso al a Nación Alemana.

El narrador da muestras de suplantar el papel de los personajes al inducir el lector. Le dice como concebir y qué quiere decir el personaje. Es el caso de Diotima la prima de Ulrich. Es una hermosa mujer cortesana, que se relaciona con las más altas esferas del poder imperial. Ella ha interpretado el deseo de su esposo, alto dignatario del imperio, de desarrollar el proyecto patriótico.

Diotima y Ulrich, son familia que han escalado en la corte imperial y hacen parte del fenómeno clasista de la época, alborada del siglo XX: la burguesía austriaca se quiere ennoblecer. Los primos son hijos de comerciantes y han tenido acceso a una educación para garantizar la acumulación de capital. Son alfabetos en la ciencia y la tecnología; pero el deseo de ennoblecerse les hace dudar de los beneficios culturales de esas novedades modernas y quieren mezclar sus contenidos mentales, “su alma” con el sentimiento patriótico, con el proyecto patriótico, llamado en palacio “acción paralela”. Al alma práctica, pragmática, sensualista y tecnocientífica se le debe dar un sentido ideológico nacionalista.

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