El nombre del parque principal de Bello, fue posible por la llegada al concejo municipal en 1930 de una mayoría liberal. Y estos liberales estuvieron inmersos en esa teoría construida a partir de 1848 y 1849 años en los que se proclamaron los manifiestos fundacionales de los partidos tradicionales colombianos. Ezequiel Rojas lo hizo en el 48 y Mariano Ospina Rodríguez en el 49. Rojas sustentó como el ideario liberal bebía de las ideas de Francisco de Paula Santander y Ospina señaló que las ideas conservadoras se arraigaban en el pensamiento bolivariano.
Esta teoría reduccionista del origen de los partidos políticos en Colombia se afianzó en la mentalidad de los colombianos, desde entonces, y por eso el nombre de los parques construidos durante el régimen conservador, o de los municipios de tradición conservadora, llevan el nombre de Bolívar. De ahí que Bello tenga el Parque Santander, porque ese espacio de ocio se inauguró en 1937, pleno dominio de mayoría liberal en el concejo municipal, institución que puso el nombre.
Pero la confrontación entre liberales y conservadores fue más allá de ponerle nombres los espacios o de pintar las casas de azul o rojo; llegó a convertirse en un fanatismo violento luego de la utilización de la radio como medio masivo de comunicación.
Construido el Parque Santander, se dotó de un quiosco y en él se instaló un aparato de radio que retransmitía música, y en especial, lo más importante, retransmitía los discursos políticos de los líderes de la época que venían acumulando una confrontación violenta. Esta pasaba del discurso a los hechos. Los discursos del liberal Jorge Eliécer Gaitán y los de Laureano Gómez conservador, estaban impregnados de una oratoria altisonante, estruendosa y altamente gestual, tal como la diseñó el nazifascismo.
Por eso los habitantes de Bello pasaron del fanatismo atenuado, devenido del siglo diecinueve, a un fanatismo activo que enfrentó a los vecinos. Fue común los matrimonios entre vecinos de filiación contraria y también común las agresiones entre vecinos y parientes por lo mismo. Delimiro Moreno cuenta que su padre Octavio Moreno, dueño de una fábrica de artículos de cuernos “cachos”, fue un líder político liberal, que se enfrentó con un vecino conservador; en ese altercado “perdió un ojo y se hizo uno postizo con material de cacho”1. Y está además el comentario que confirma los lazos matrimoniales entre contrarios políticos. Dice: “fue una época en la que el liberalismo era considerado pecado, y el anticomunismo, profesado por la doctrina social de la Iglesia, estaba al orden del día. De hecho, [mi madre] Mercedes, que era de mentalidad conservadora y amiga de los curas, confabulada con el párroco, un día [me] quemó los libros…”2
En Bello, la violencia política, no fue generalizada, hasta llegar a producir desplazamiento masivo como en otras regiones colombianas. La violencia la ejercieron personalidades conocidas por todos y de quien se hablaba en voz baja. Las gentes, en general se protegían entre ellas; pero el fanatismo prendió. Un ejemplo traído por Moreno, es lo ocurrido al grupo que crearon unos jóvenes en 1949, dice: “Rafael Castaño Franco, secretario del Concejo de Bello, líder conservador por lo que, […] nos sirvió de mampara contra los violentos de su partido, entre ellos Miguel Velásquez Uribe; un tenebroso sujeto llamado El Marinillo, jefe de la banda que incendió a Rionegro; el oscuro “Pastelero”, etc. que no admitían nuestra actitud ‘revolucionaria’ como grupo”3.
Y enemistades individuales memorables que no pasaron a las descendencias; como la del hijo del tendero de la calle 53 con la carrera 50, enfrente de la casa de la pintora Lola Vélez, el conservador Germán Orrego, perseguido por los liberales desde 1930 y por ese motivo se enfrentó con Octavio Moreno, mi padre dice Delimiro Moreno; pero que a pesar de eso, “el viejo godo Orrego era mi contertulio para resolver crucigramas y yo lo estimaba mucho como mi mejor amigo de entonces”4.
Luego de la renuncia a la presidencia de la república de Alfonso López Pumarejo, terminó el periodo presidencial Alberto Lleras Camargo a quien le tocó garantizar el retorno de los conservadores al poder en cabeza de Mariano Ospina Pérez. Y el retorno se dio también a nivel municipal y departamental. Por eso se testimonia directrices de estos niveles administrativos a los funcionarios para atacar a los liberales luego de que estos perdieran el poder. Esto puede entenderse como retaliación y desquite.
Las relaciones sociales se vieron atravesadas por la confrontación, y los niveles institucionales de la iglesia, la policía, el ejército y el gobierno desempeñaron el papel de propiciadores, y la profundizaron. El alcalde de Bello en el año 48, Luis María Correa, permitió que la policía, seleccionara a las personas según su filiación política para requisarlas y atropellarlas. En el barrio Buenos Aires la tienda de Pablo E. Montoya fue allanada por un suboficial de apellido Jaramillo y su tropa de diez policías. Le decomisaron herramientas de trabajo y ante la queja, el policía le contestó que eso lo hacía para “que probara que no se vivía ya en el gobierno liberal”5.
Fue protagonista de la militancia política antiliberal en Bello el cura José Miguel Agudelo, terrateniente aguerrido. Adriana Correa tiene el caso de un obrero del ferrocarril embriagado, que gritó vivas al partido liberal en frente de la casa del cura y lo desafió. El sacerdote salió en pantaloncillos y le disparó varias vece, sin consecuencias.6
Luego del nueve de abril del cuarenta y ocho, los intentos de tumbar el gobierno de Ospina al ser acusado de la muerte del candidato Jorge Eliécer Gaitán, la reacción conservadora se volvió sistemática contra los pueblos. Al parque Santander de Bello llegaron tres volquetas con soldados, quienes indiscriminadamente atacaron todos los establecimientos públicos, los saquearon frente a sus dueños y los testigos hombres y mujeres fueron detenidos y llevados para la brigada con sede en Medellín. Este hecho lo documentó el personero conservador Miguel Velásquez Uribe en una queja escrita dirigida al gobernador.7 El ataque lesionó a fanáticos de ambos partidos, lo muestra el que haya sido Miguel Velásquez Uribe el quejoso, personaje con fama de perseguidor de liberales.
Quedó en la memoria de los bellanitas, personajes conservadores que se distinguieron por su fanatismo y organizaron grupos para “aplanchar”8 liberales. “Es el caso de los “Los Pasteleros”, comandados por Fabioeme, un grupo de hombres godos entre ellos varios hermanos fueron reconocidos como aplanchadores de liberales”9, Acciones de grupo para eliminar los contrarios o para hacer incursiones dentro de Bello o en otros municipios. Adriana Correa saca del periódico El Colombiano del 12 de agosto de 1949, una noticia que refiere la incursión de conservadores en Santa Rosa de Osos para celebrar el cumpleaños de monseñor Miguel Ángel Builes, el sacerdote antioqueño más beligerante contra los liberales. Se fueron con permiso del alcalde Marco Vélez Arango. Allí a las 4 de la tarde del domingo 11 de agosto, propiciaron una confrontación, mataron un liberal y resultando heridos los conservadores Miguel Velázquez Uribe, el odontólogo Leonel Gómez Gómez, José A. Vélez M., Julio E. Mesa A. y Luis E. Villa U.10
La institución que más sufrió los embates políticos para doblegar su supuesta imparcialidad fue la policía. El periódico local Frente Liberal, denunciaba en 1946, que la alcaldía no diferenciaba entre policía civil, para delitos comunes y policía política; pero esta denuncia caía en el vacío porque la policía la pagaba el municipio y el que paga pone las condiciones. La conservadurización del país después de la renuncia de Alfonso López Pumarejo, puso en manos del partido conservador la policía. El Concejo de Bello con el Acuerdo No. 11 de 1947 dispuso para la policía municipal “…el sueldo mensual de un Sargento de la Policía con $120.00 mensuales; tres cabos para la misma, a razón de $90.00 mensuales cada uno de ellos; el salario mensual para 45 agentes de Policía, de $80.00 por cabeza; el sueldo mensual para seis (6) agentes de la Policía rural, con destino a las veredas de “Cuartas, Sabanalarga, El Carmelo, Tierrradentro, Gallinazo y Guacimal” a razón de $ 25.00 cada uno; y se destinó $4.000 “para vestuario y demás dotación de la Policía Municipal”11
Esta práctica fue un factor poderoso y determinante de la violencia bipartidista: “El enfrentamiento entre liberales y conservadores se recrudeció en los inicios de la década de 1950, expresado en peleas, aplanchamientos, pedreas y sectarismo, latentes en la memoria colectiva y en la cultura política de los bellanitas”12. Por eso una de las acciones administrativas de la dictadura en 1953, fue quitarles la policía a los alcaldes y concejos y ponerla bajo la jurisdicción departamental, aunque les conservó a los alcaldes la atribución de administrarla como primera autoridad política.
Guillermo Aguirre González
Septiembre de 2021
Notas
1. Gutiérrez, Jairo.
Delimiro Moreno Calderón: librepensador, militante revolucionario, historiador
y periodista. En Revista Huellas de Ciudad. Centro de Historia de Bello No. 15.
Bello 2014. Pág. 70
2. Ídem. Pág. 71.
3. Ídem. Pág. 74
4. Ídem. Pág. 74
5. Correa, Adriana.
Pulpitazos y arengas políticas: una alianza violenta. En Revista Huellas de
Ciudad. Centro de Historia de Bello No. 14. Bello 2013. Pág. 26
6. Ídem. Pág. 26
7. Ídem. Pág. 28
8. Este término
folclórico indica darle a otros, golpes de machete con la parte plana. También
se entiende como "darle plan”
9. Ídem. Pág. 29
10. Ídem. Pág. 41
11.
Centro de Historia de Bello. Historia del Concejo de Bello 1913 - 2013. Cien
años de Acuerdos y desacuerdos. Edición Concejo de Bello 2013. Pág. 120
12. Ídem. Pág. 122
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