Sí, todo es cultura. El hacer, las prácticas humanas sólo tienen esa denominación; pero es necesario especificar para comprender como opera la memoria y el orden del pensamiento. Por eso sacamos de la cultura la ciencia, el arte, la religión, y la política. Y dentro de cada uno de estos compartimentos hemos hecho a su vez divisiones y especificidades muy particulares. Pero cuando queremos hablar de una de estas especificidades solo lo podemos hacer buscando las relaciones con el todo de la cultura y sus partes. Aquí es donde adquiere sentido una actitud dialéctica entre la parte y el todo, para saber y poder interpretar las acciones de los habitantes de un territorio.
Para tratar de hacer un acercamiento a la cultura desplegada en Bello en la década 1940 – 1950 por sus habitantes en necesario compartimentarla y el aspecto más importante que rebela el ser ante la vida, es la vida cotidiana. Cómo se vivió la ciencia, el arte, la religión, y la política, en el día a día.
Para no caer en un esquema, nombremos algunos acontecimientos que marcaron el ritmo de la vida. Terminación de la construcción del nuevo templo del Rosario. Se inauguró en 1947. Desde este podio poderoso e intimidante, una iglesia inmensa, hecha en mármol, oro y bronce, todo importado del país capital del cristianismo, de Italia, hasta el arquitecto constructor Albano Germanetti, se dirigía la conducta de los bellanitas. Dice Guillermina Zapata hablando del presbítero Rogelio Arango Calle, como en las Fiestas de San Isidro remataba desde una biflora con su matera en 50 centavos, hasta cerdos y vacas lecheras y las gentes terminaban diciendo “Ah, es que el padre Arango, le pone color al remate! Ah, es el alma de Bello... esto es lo mejor de Bello, y sus fiestas de Corpus.”1 Es el registro de la adscripción extática (éxtasis por la confirmación práctica de la belleza habitante entre el espacio, el tiempo y la economía) de la gente común a la jerarquía eclesiástica y su poder. Pero al lado de experiencia de San isidro, estaban los críticos con una mentalidad de difícil comprensión, pero que con sus palabras se ponían fuera de la sociedad de la iglesia. Por su ventanita, Guillermina, después del éxtasis sacro, testimonia sobre El “borrachito de la calle arriba, apodado Nano, [este gritaba] siempre su mismo mensaje “¡Viva el partido liberal! Y que venga el hijueputa que le cambió el nombre a mi pueblo. Yo no soy de Bello… Soy de Hatoviejo… Que viva mi Hatoviejo!”2
Este mismo presbítero, Rogelio Arango, excomulgaba repetidamente a uno de los líderes culturales de la década, Delimiro Moreno, por comunista y ateo. Aunque el cura, admirado por sus feligreses, no lo acusó directamente, fue su coadjutor Carlo Pérez… “Según Vallejo, este aventado bellanita no fue excomulgado por bañarse un viernes santo, sino por denunciar al párroco de Bello en un comunicado mimeografiado, debido a que el sacerdote era propietario de una sala de cine y había despedido sin justa causa al operador del proyector, sin pagarle la liquidación ni el último salario”. En palabras de Delimiro, “ya no era el cura Arango—que había desertado de sus votos—, ahora era el cura Luis C. Pérez, un vocero de la oligarquía industrial antioqueña, un tipo feroz, me excomulgó en todas las misas”3.
Desde la Iglesia del Rosario se irradiaron dos actitudes ante la cultura. Una para el católico genérico, básico, consumidor del clericalismo y admirador del poder eclesiástico. Y otra, la que irradiaba el presbítero Roberto Jaramillo, animador de tertulias literarias o culturales. Uno de los fundadores del Grupo Marco Fidel Suárez en 1949 y quien fuera monaguillo para la época en la que el presbítero Jaramillo se desprendió de su biblioteca personal, Rafael Castaño, dijo que se la pasó al grupo para que la pusiera al servicio del pueblo4.
Sobre la acción cultural en Bello de este presbítero que consideraba escandalosa la relación religión y política, dice el pintor Mario Madrid, quien lo conoció de cerca, -acostumbraba reunirse con amigos, en el centro de Bello; amigos de reconocido trabajo cultural en Antioquia: Ciro Medina, Carlos Castro Saavedra, Fernando González y Luis López de Mesa, o extranjeros como el poeta mejicano Carlos Pellicer5.
La ciudad de Bello en la década 1940 -1950, contaba con una población aproximada 30.000 habitantes; con espacios de encuentro que facilitaban la discusión política y cultural como el parque Santander, los bares y cantinas a su alrededor y los Teatros Iris y Rosalía. El cine, la política y las tertulias, influenciaron a jóvenes y “maduros”. Maduros como José Abel Jiménez o Hernán Villa Baena; Jóvenes como Rafael castaño, Delimiro Moreno, Miguel Ángel Días García, José Benjumea, Abel Álvarez, Hernando Velásquez, Israel Escobar o Alfonso Hernández, “…conversaban con el padre Roberto Jaramillo Arango, autor de unas magníficas traducciones de Horacio quien nos animaba a los jóvenes a pesar de nuestras inquietudes existencialistas…”6. Inquietudes por las que entraron en el conocimiento de una literatura filosófica, permitiéndoles tomar distancia de la literatura estrictamente marxista. Leyeron a “Hegel, Husserl, Sartre […] Merleau-Ponty, Lefervre, Lukács, Levi Strauss”7
Luego de la inauguración del templo del Rosario, la fisonomía de Bello, se puede imaginar, como una ciudad de tierra; casas de altos tapiales, cubiertas de teja, vigiladas por una inmensa iglesia ricamente ataviada, desde la cual emanaba una cultura clerical. Pero hubo otras fuentes de expresión y prácticas culturales, otros imaginario que si bien no hicieron ruptura con la religión, habitaron unos imaginarios basados en el bienestar y progreso de la ciudad y los ciudadanos.
Desde las fábricas y el ferrocarril emanaron esos otros imaginarios que llegaron con el telar y los rieles. El contexto nacional es insoslayable. La Revolución en Marcha se adscribió a la lucha contra el nazi-fascismo e impulsó en el país los Frentes Populares donde se dio la alianza entre comunistas, socialistas y liberales. Ese fragor de la lucha contra Hitler y Musolini, le quitó protagonismo al conservatismo colombiano; pero no lo calló. Las políticas obreristas de López Pumarejo se dirigieron a proteger, ampliar y garantizar la acción sindical. Actos que se tradujeron en un práctica defensa y promoción del sindicato único.
Hubo una sola central obrera (la CTC) de 1936 a 1946, liderada indiscutiblemente por el sindicato ferroviario. Por eso, desde los Talleres del Ferrocarril de Bello, se registran actividades de cultura política, y desde las fábricas textiles se irradió una cultura de nuevo cuño, nuevo imaginario de lucha anticlerical, antifascista y prosocialista o comunista; dice Jairo Gutiérrez de uno de los jóvenes “[…] culto y escritor comprometido en el concepto sartreano, con el destino del pueblo, del proletariado y el campesinado oprimidos por el imperialismo, las transnacionales y la burguesía nacional, su abyecta lacaya”8. Pero esas ideas se extendieron a algunos otros de estos jóvenes, Bernardo Muñoz o Mario Atehortua, aunque luego de 1953, saludaron la dictadura de Rojas Pinilla… “la dictadura ha muerto viva la dictadura” dijo uno de los miembro de grupo M.F.S. en un acto público, expresión de apoyo a Rojas que les ocasionó enemistad con los directivos liberales de Bello, entre ellos Colís Paniagua.
Los sindicatos de Bello, de Fabricato y luego Pantex, tuvieron al abogado Villa Baena por su defensor, graduado en la Universidad de Antioquia en 19429. Llevó muchos casos de obreros y se granjeó fama de efectivo, hasta que la empresa textil Coltejer le ofreció un buen salario para que cambiase de bando, oferta que rechazó. Obreros y sindicatos inmersos en el liberalismo intervencionista de López Pumarejo, quisieron poner el estado al servicio del pueblo y de la cultura. Villa Baena, Luis Montoya Cuervo, Francisco Cadavid, Óscar Agudelo y José Abel Jiménez, animaron la cultura de los años cuarenta del siglo veinte, leían por vocación, sabían de música y literatura; “Entre ellos hubo diferencias, pero a las dos o tres de la tarde tenían una tertulia con el padre Roberto Jaramillo. La hacían en Pozo del Rotal entre Copacabana y Girardota”, dice Armando Estada Villa10. Además del debate y la fama de cultos, crearon y difundieron periódicos locales, que cumplieron un papel de dinámica cultural en una ciudad cuyo interés era el trabajo fabril y el rendimiento económico.
El pensamiento de aquellos que aquí llamamos “maduros” lo dejaron signado en un par de periódicos sostenidos en la década: “Acción” dirigido por José Abel Jiménez y administrado por Alberto Monsalve; “Juventud” de un grupo de liberales. En “Acción” José Abel le dice al Concejo elegido en octubre de 1945 que solo con la unión se demostraría el deseo de trabajar con desinterés y llevar la ciudad “a una época en que veamos a Bello marchando por la ruta que desde hace muchos años le ha señalado su industria y una altiva generación que lleva siempre la mano empuñada en alto y hacia a delante”11. Llama a la unión, porque hay odios partidistas y ambiciones personales generalizados en esa década en la que se consolidó la violencia cruel y genocida. El puño en alto no fue un gesto sólo de papel; se realizó en el fragor de la confrontación. Pero además fueron capaz de hacer que el estado municipio montara una emisora local llamada la Voz de Bello que reproducía por altoparlantes ubicados en el quiosco del parque Santander programas del acontecer nacional y uno llamado “Selección Musical”. El 17 de noviembre a las 8:30 de la noche se presentaron “los siguientes números: oberturas “Italianos en Argel” y de la ópera El barbero de Sevilla, de Rosini; “Danza Macabra”, de Saint Saenz; “Miserere” de Verdi; obertura “Las Alegres Comadres de Windsor”, de Nicoli; selección de la ópera “Rigoleto” de Verdi…”12 En los números 2,3,4 y 5, Hernán Villa Baena publica artículo en el que da cuenta de su lectura sobre el sicoanálisis en el que testimonia haber leído además de Sigmund Freud, a Jung, Nietzsche, Schopenahuer y termina con esta apreciación: “La educación es tanto más eficaz cuanto mejor se [¿acerque?] a la personalidad del educando. El sicoanálisis ha enriquecido las disciplinas pedagógicas, por cuanto suministra el método preciso de exploración del subconsciente que es la verdadera personalidad humana”13
En el periódico Juventud un informe de comisión en el concejo firmado por el alcalde Samuel Mejía y el concejal Villa Baena, es una especie de declaración de la función social del derecho laboral. Dice: “En consecuencia todas las normas jurídicas del trabajo deben ser interpretadas como mejor convenga a los intereses sociales, que son los del gran número de trabajadores desconocidos hasta ahora por los estatutos civiles”14.
La década de los cuarenta presentó un ambiente cultural complejo, porque la confrontación obligó a los protagonistas a sacar y expresar sus convicciones sociales, filosóficas o políticas y defenderlas con la palabra y el hecho en los espacios de encuentro. El universo reformista liberal se desplegó por una mayoría política que sembró en el imaginario de los bellanitas una idea de progreso material e intelectual, alcanzable en el corto plazo. Pero la reacción conservadora obligó a desviar esos sentimientos y actitudes hacia la confrontación cruel y visceral.
Guillermo Aguirre González
Notas
1. Zapata,
Guillermina. Ventanita de mi pueblo. Memorias de la Calle arriba. En Revista Huellas.
Centro de Historia de Bello. No. 1. Bello. Año 2000. Pág. 17
2. Ídem Pág. 15
3. Gutiérrez, Jairo.
Delimiro Moreno Calderón: librepensador, militante revolucionario, historiador
y periodista. En Revista Huellas de Ciudad. Centro de Historia de Bello No. 15.
Bello 2014. Pág. 71
4. Espitaleta, Sergio. Roberto Jaramillo Arango. Un sacerdote poeta en un pueblo prosaico. En Revista Huellas de Ciudad. Centro de Historia de Bello No. 15. Bello 2014. Pág. 71
5. Ídem. Pág. 62
6. Gutiérrez, Jairo.
Delimiro Moreno Calderón: librepensador, militante revolucionario, historiador
y periodista. En Revista Huellas de Ciudad. Centro de Historia de Bello No. 15.
Bello 2014. Pág. 73
7. Ídem. Pág. 73
8. Ídem. Pág. 72
9. Aguirre,
Guillermo. Hernán Villa Baena: un liberal culto, defensor de los trabajadores.
En Revista Huellas de Ciudad. Centro de Historia de Bello No. 15. Bello 2014.
Pág. 80
10. Ídem. Pág. 82
11. Jiménez, José
Abel. Editorial. El Nuevo Concejo. En periódico Acción No. 4. Bello noviembre
1º. de 1945
12. Jamel. Contra el Viento. Concierto. En periódico Acción
No. 5. Bello noviembre 17 de 1945
13. Villa Baena, Hernán. Sección científica. Psicoanálisis.
En periódico Acción No. 4. Bello noviembre 1º. de 1945
14. Periódico
Juventud No. 12 Noviembre 2 de 1941.
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