Gentes de muchos municipios de Antioquia, comenzaron a entrar en Bello y a presionar la construcción de viviendas, donde se pudiera. El recurso estuvo ahí en las viejas casas dotadas desde su construcción, de grandes solares; espacios que se lotearon y se les dio acceso por un corredor dirigido hacía la calle, llamado callejón.
Esta práctica urbanística, junto con la de los barrios hechos por empresas formales como Andalucía y Manchester; o los dueños de tierras aledañas al centro histórico, que las lotearon y originaron otros barrios como Prado, Pérez, Congolo y Central, conformaron el paisaje urbano de Bello, en los años cincuenta del siglo XX.
En 1951 la ciudad aumentó la población en veinte mil habitantes, con respecto a 1938 año del anterior censo de población1. De los 34.307 habitantes contados, 28.398 estuvieron viviendo en la zona urbana y 5.909 en la rural. Los habitantes de Bello respondieron a la violencia política procreando nuevos miembros para la sociedad. Se contaron 4.341 infantes de 1 a 4 años como el grupo etáreo más numeroso, seguido por los jóvenes de 20 a 24 años con 4.322 sujetos2.
En los últimos trece años corridos después de inaugurado el Parque Santander en 1938, llegaron 20. 697 habitantes de otros municipios antioqueños quienes en conjunto con los raizales, ocuparon 5.593 casas de habitación. Casas en su mayoría con muros de tapias y bahareque; de ellas 1.272 con piso de tierra, 5.333 cubiertas con teja de barro y 114 con paja3. La salubridad fue deficitaria: la quinta parte de las viviendas no tenía agua, la mitad sin sanitarios y sin luz4.
La vida y la rutina de la gente imaginadas a partir de los datos proporcionados por el censo de 1951 y que puede extenderse a la década aquí estudiada, estuvieron regidas por el modo de ocupación del espacio de fuera y dentro de la casa. En el afuera estaba la calle empedrada o destapada y en el adentro la mayoría de la gente ocupaba casas entre tres y cuatro habitaciones para diez personas (336 casas), y 244 casas con seis personas. Numerosas personas por casa y familia, fue el carácter dominante en la sociedad; a pesar de un promedio de 5.5 personas por familia si se razona el número de habitantes contra la cantidad de viviendas.
En esos años cincuenta del siglo XX, el 35% de la población trabajaba y sostenía económicamente el resto. Entre los activos se contaron 2.037 empleados, 7.366 obreros y 961 dedicados a otras tareas. El 47% de la población no asistía a la escuela y la mayoría de los escolarizados se quedaban solo con la primaria. El 8.5% tuvo acceso a la secundaria y solo 0.2% terminaba la universidad equivalente a 90 personas, 56 hombres y 34 mujeres.
Grado educacional de la población por municipio y sexo*
Municipio Bello |
Totales |
Cabecera |
||||||
Total |
Primaria |
Secundaria |
Universitaria |
Otra clase |
Total |
Primaria |
Secundaria |
|
Total |
21.402 |
18.143 |
2.914 |
90 |
255 |
18.327 |
15.325 |
2.720 |
Hombres |
9.603 |
8.214 |
1.195 |
56 |
138 |
7.99 |
6.724 |
1.117 |
Mujeres |
11.799 |
9.929 |
1.719 |
34 |
117 |
10.328 |
8.601 |
1.603 |
*
Censo de Población 1951. Departamento Administrativo Nacional de Estadística.
Bogotá. 1956 Cuadro No. 22
La geografía, el espacio, el paisaje, estuvo concebido a partir de unos hitos o lugares que a través del tiempo adquirieron la categoría de símbolos y le dieron sentido a la cultura de los habitantes del municipio. En esta década se afianzó la asistencia masiva a los cines y la realización de caminadas, para remontar las cuencas de las numerosas quebradas y llegar a los charcos que funcionaban como piscinas naturales. Entre ellos el charco de La Piedra Ancha (Piedrancha) y El Chorro del Hato (Chorrolato) en la quebrada del Hato; charco La Palma en la quebrada de la Madera; charco La Jardinera en la quebrada El Barro; charcos La Tasa y Charco Verde en la quebrada La García; y los famosos charcos de Los Seminaristas en la quebrada La Señorita de la zona de Niquía. Estos balnearios naturales los acompañaron caminos plenos de ambientes campesinos amigables.
Pero esa geografía, ese paisaje, para poder entrar en la complejidad del sentido de pertenencia nacional local, debió cumplir la relación dialéctica con los contenidos de la memoria cultural, del imaginario ideopolítico. Y este estuvo compuesto por los hechos y acontecimientos realizados por los actores humanos, habitantes del tiempo y del espacio.
De los actores sociales protagonistas de la década de interés fue el Centro Cultural MFS; y en él uno de los personajes más activos, Rafael Castaño, quien estuvo varias veces en la dirección de la biblioteca MFS y fue secretario del Concejo de Administración durante la vida de esta institución, dice de él en 1957: hace ocho años se fundó para luchar y beneficiar un ambiente cultural para Bello y sus gentes. Se fundó porque unos jóvenes recién egresados del colegio cristiano Manuel José Caicedo, estuvieron desconcertados por la apatía de los bellanitas ante “los hombres y las cosas que han formado la grandeza de Bello […] La misma Choza del Señor Suárez parecía un parche incómodo arrinconado en su callejuela.”5. Los muchachos la apedreaban y las fiestas cívicas y patrias no se podían celebrar en público porque terminaban en pelea política. Pero el Centro Cultural MFS convirtió la Choza en “símbolo de grandeza”, humildad y “monumento de la democracia y de la cultura Patria”6. Impulsó la celebración del centenario del natalicio para producir un “fervor Suarista”. Además “fundó un periódico para divulgar la obra de Don Marco y sus propias iniciativas; y dio vida a la biblioteca “Marco Fidel Suárez”7.
Por estos cometidos dice Rafael Castaño, que el Centro Cultural MFS no fue improvisado, ni una organización aparecida, falta de grandeza. Tampoco hecha para atrapar incautos o envenenar al pueblo con ideas anárquicas, disolventes y comunistas. Al final de este artículo, Rafael revela el motivo de haber editorializado en el Boletín Cultura bajo el título “Una Entidad al Servicio de la Cultura de Bello” y es una respuesta a quienes dicen que el Centro Cultural MFS no vale nada por ser conservador y anticomunista8.
El tiempo que nos ocupa aquí en este ensayo, cifrado en la década 1950 – 1960, tomamos hechos sociales o acontecimientos personales de hombres y mujeres anónimos que ilustran el sentir y ayudan a comprender la vida local. Cuando en reunión del Centro Cultural Marco Fidel Suárez, dos días después del golpe de estado dado por el general Gustavo Rojas Pinilla el 15 de junio de 1953, uno de los asistentes dijo –ha muerto la dictadura, viva la dictadura-9, los demás, le exigieron explicación porque no comprendieron la relación establecida con la expresión repetida en los momentos de sucesión de la monarquía francesa, para ilustrar la continuidad; ellos decían: “ha muerto el rey; que viva el rey”. Si en el Bello de 1953 se proclamó ha muerto la dictadura, se señalaba directamente el gobierno de Laureano Gómez, quien dispuso todas las instituciones para hacer desparecer físicamente el partido liberal acusándolo de comunista.
Para ese miembro del Centro Cultural Marco Fidel Suárez, el gobierno conservador se comportaba como una dictadura; y la llegada de un gobierno militar de facto era el reemplazo de una dictadura por otra. El gobierno conservador se eligió en 1950 sin la participación de la oposición y el golpe de estado se dio en 1953. En esos tres años se efectuó la persecución sistemática contra la oposición. La sociedad colombiana se diluyó y la violencia fratricida campeó. Los liberales se retiraron hacia los Llanos Orientales y formaron una guerrilla al mando de Guadalupe Salcedo.
En Bello se formaron los “aplanchadores” y las homilías eclesiásticas contra los liberales. Por eso el golpe de estado se recibió con ambivalencia; los jefes liberales Francisco Luis “Colís” Paniagua y Octavio Moreno vieron en ella el cese de la persecución y la matanza. Los conservadores como Rafael Castaño, participaron en la administración local de la dictadura.
Los fundadores del Centro Cultural, deben tomarse como los ciudadanos activos, animadores de la vida social y pública. Funcionaron bajo la convicción de salir ellos de la ignorancia y sacar de ella a los habitantes. Convencidos de la necesidad de sacar las gentes de la rutina que aletarga y meterlos en el tren del progreso y el crecimiento visible en la ciudad, impactado por la inauguración de la represa de Fabricato en el cauce de la quebrada la García a 2.400 metros de altura, que contuvo dos millones de metros cúbicos de agua, sobre la cabeza de los habitantes, al decir de muchos. Progreso que no iba a la par con el desarrollo de la cultura, el civismo y el intelecto10. Ellos fueron jóvenes de ambo sexos, obreros, trabajadores independientes o sus hijos, estudiantes, clase media. El texto de Edgar Restrepo trae los nombres: Lucía Velásquez, Oliva Cardona, Libia Díaz Roldán, Helena Galvis, y Marta Montoya; José Benjumea Agudelo, Rafael Castaño Franco, Miguel Ángel Días García, Abel Álvarez, Israel Escobar Agudelo, Alfonso Hernández, Delimiro Moreno Calderón y Hernando Velásquez Roldán11.
La vida y obra de Marco Fidel Suárez se elevó a la categoría de referente simbólico-cultural y motivó el encuentro de diversos pensamientos. El conservatismo de Rafael Castaño, el sindicalismo de Abel Álvarez, el liberalismo inicial de Delimiro Moreno y luego su afinidad con el comunismo. “Además de las posiciones ideológicas, se escribía literatura y poesía” para ser expuestas en pleno ante los demás socios del Centro12. La obra cultural se inició con la recuperación de la Biblioteca Aldeana recibida en 1936, para enriquecerla con donaciones y ponerla al servicio público en un local de la maestra de escuela María Díaz en la carrera 50 con la calle 49. Donaron libros los mismos socios, el presbítero Roberto Jaramillo, el presbítero José Manuel Agudelo, Bernardo Blair Gutiérrez de la biblioteca Santander de Medellín; el comerciante Marco Giraldo, Teresa Tobón, Enrique Mora y otros. La Biblioteca con el nombre de Marco Fidel Suárez abrió el servicio al público el 12 de octubre de 1952, con ocasión de la celebración del “día de la raza” y con un acto solemne dirigido por el presidente del Centro Cultural; Bernardo Blair y el alcalde de Bello Pedro Pablo Restrepo13.
El periódico Ideas se presentó ese día. Fue el medio de expresión del Centro Cultural y vivió hasta junio de 1953 con el quinto número. El contenido tuvo muchas biografías de personajes conspicuos del municipio y asumió un tema espinoso para el pensamiento tradicionalista y conservador local: el existencialismo. Abelardo Ospina con un artículo titulado El Existencialismo, filosofía del hombre, puso en alerta la iglesia (Presbítero Rogelio Arango) quien manifestó en su púlpito la necesidad de combatir a los jóvenes que asumieron ese pensamiento14.
La filosofía existencialista entró al Bello de los años cincuenta por la relación de Delmiro Moreno con el Centro Cultural Porfirio Barba Jacob donde se expresaban personajes como Estanislao Zuleta y Gonzalo Arango, todos alrededor de los veinte años. El existencialismo fue una postura filosófica que se asumió como crítica del marxismo ortodoxo, y posibilitó las relaciones con la dictadura de Rojas, ya fuese recibirla como salvadora o participar en ella como lo hizo Gonzalo Arango quien fue un activo miembro del Movimiento Amplio Nacional (MAN) bastión político del dictador. Estanislao, educado por Fernando González, el filósofo de Otra Parte, desarrolló un pensamiento complejo que combinó el psicoanálisis de Freud, la filosofía nietzscheana y el marxismo.
El nexo que mantenía unido el Centro Cultural, la admiración y promoción de Marco Fidel Suarez, se manifestó en el cometido de salvar la Choza de Suárez. Por gestión ante el concejo municipal y Fabricato que había prometido en 1948 con ocasión de los 25 años de la empresa, el cerramiento de Choza en una urna de cristal, al Centro Cultural se le dio la custodia. Debió ocurrir el golpe militar para que se materializara la propuesta. En 1953 el Centro Cultural hizo parte de la Junta Pro-centenario y el gobierno departamental en la persona del coronel Pío Quinto Rengifo, abaló la obra.
El Consejo Administrativo por el método financiero de Valorización abrió la Avenida Suárez, obra necesaria para el monumento según, el trazado arquitectónico. La avenida implicaba ensanchar la calle entre el monumento y el parque Santander. Dice Rafael Castaño, citado por Edgar Restrepo, “que al saber el gobernador, el coronel Pío Quinto, que los propietarios de los inmuebles no negociaban sus predios para la apertura de la avenida; un día los reunió en el palacio municipal y les dijo: “Esto se hace con ustedes o contra ustedes”. Ante la presión, los propietarios cedieron; y al otro día, los buldózeres llegaron a tumbar los muros”15. La construcción de la avenida y el monumento desplazó una veintena de familias que debieron buscar vivienda en otros barrios porque “se los llevó el ensanche”.
El centro histórico de Bello: Parque Santander, Palacio Municipal, Iglesia del Rosario y los cines, en 1955-56 adquirió cuatro espacios más que reforzaron la convicción popular de vivir en una ciudad de progreso; se bautizaron tres con el nombre del expresidente: la biblioteca, la avenida y el monumento. Y uno con el nombre del gramático venezolano Andrés Bello, la plazoleta que los contiene.
Pero la sociedad tenía unas heridas mortales que intentaban sanarse con la fuerza de las armas militares o con el autoritarismo. Desde noviembre de 1954, el municipio entró a ser regido por el Consejo de Administración, institución que tipificó la dictadura. Sus primeros ejercicios de poder estuvieron en el control del orden público. A Godofredo Montoya le dieron cinco días de arresto por gritar borracho en el Café Iris “Abajo el gobierno” y el presidente […] es un hijueputa”. Igual pena se le dio a Jesús María Salazar del barrio la Cumbre, que borracho gritó vivas al partido liberal y a Rojas Pinilla y abajo a godos hijueputas16.
Los presidentes del Consejo Administrativo que participaron del régimen municipal de la dictadura desde 1954, fueron Ramón Rincón, alcalde; el conservador Carlos Cárdenas vicepresidente primero y el liberal Gilberto Zapata Lotero vicepresidente segundo; Guillermo Lema Mondragón, Jesús María Benjumea y Octavio Álvarez. Esta nueva institución con el Acuerdo 14 de enero 15 de 1954 ordenó conmemorar el natalicio de Marco Fidel Suárez y a principios de abril de 1955, ordenó embellecer la ciudad. Se acuerda mandar cercar los solares y predios en el área urbana. Se contrata el embellecimiento del parque Santander y construirle a la avenida Suárez, los andenes y bermas. Se ordena pintar el palacio Municipal17.
La inauguración del monumento a Suárez se realizó el 23 de abril de 1955, declarado día cívico, con un evento multitudinario asistido por militares, y autoridades departamentales y nacionales. Hubo un amplio registro por la prensa. Pero el hecho más relevante, fue la entronización en la mentalidad de los habitantes de Bello de la fiesta del idioma y el natalicio de Suárez, el acontecimiento cultural local significado como el más importante originando el culto a Suárez y el suarismo como pretendió el Centro Cultural MFS.
El nuevo edificio de la biblioteca fue el espacio de encuentro por excelencia de eventos políticos, culturales y sociales. Fue aprovechado por los funcionarios del gobierno de facto en afianzar y proclamar a su jefe para una continuidad en el poder. Estos actos muestran un poderoso arraigo del ideario populista de Rojas Pinilla en las aspiraciones políticas de los bellanitas.
“En enero de 1957 se realizó una convención de consejos
administrativos en la biblioteca Marco Fidel Suárez. En ella se lanzó la
candidatura presidencial de Gustavo Rojas Pinilla [para el periodo 1958 – 1962]
y todo fue “un acto de adhesión y respaldo al Gobierno de la Fuerzas Armadas”.
Asistieron los Consejos Administrativos de Bello, Copacabana, Zaragoza, Gómez
Plata, San Pedro, Amalfi y Barbosa, los Consejeros venían acompañados por los
Alcaldes de sus localidades”18.
Pero las pretensiones de Rojas de perpetuarse en el poder lo frustró el pacto bipartidista llamado Frente Nacional. Rojas fue depuesto por una junta militar, tras la huelga general de 1957. La junta llamó a elecciones en 1958. En Bello, el voto femenino, instaurado desde 1954, eligió a la maestra María Díaz como la primera concejala de la historia local. Y se eligió un diputado: Pedro Luis Villa19.
Con la caída de la dictadura, cayó la vitalidad del Centro Cultural MFS. A quienes persistían en él después de 1958, se les concibió como un reducto conservador y anticomunista. Ahora entraba la Sociedad de Amigos del Arte, fundada por un grupo de mujeres y hombres calificados por el periódico El Colombiano como “un cuadro de honor, compuesto por las damas más prestigiosas de la sociedad y por un grupo de caballeros todos ellos con valiosos antecedentes culturales”20. Fueron nombrados: Marta Lía Barrera, Ligia Barrera, Marta Montoya, Lilliam Uribe, Marta Arango, María Díaz, Óscar Agudelo, José Abel Jiménez, Francisco Luis Paniagua, Francisco Cadavid, Miguel de la Calle, Martín Cossio, Leonel Gómez, Rodrigo Cadavid, Horacio Uribe, Luis Montoya Cuervo, Octavio Montoya, Hernán Villa Baena, Gabriel Osorio Vargas y Jesús García Torres.
La Sociedad de Amigos del Arte tuvo como presidente a José Abel Jiménez, secretario a Luis Montoya Cuervo y tesorera a Gladys Velásquez. Comenzaron la actividad cultural inmediatamente en diciembre de 1958 con la “construcción de un grandioso pesebre en el parque Andrés Bello y la respectiva novena […] amenizada todos los días por distintos conjuntos musicales”, además aguinaldos para niños pobres y bailes para colectar fondos21.
La entrada en vigencia del Frente Nacional, revivió los adictos al laureanismo, camuflados en la política durante la dictadura de Rojas. La elección del concejo municipal en octubre de 1958, mostró cómo muchos de los conservadores o liberales radicalizados, abrazaron las directrices de los fretenacionalistas. Se registra en noviembre de 1958 una denuncia por parte de los conservadores adscritos a Guillermo León Valencia de la existencia de una “tenaza”22 política en el concejo de Bello entre liberales y laureanistas que fungieron como rojaspinillistas, para acaparar la dirección. Se denuncia al alcalde José Saúl Gómez Piedrahita y los concejales Jesús María García Torres, Leonel Gómez y Miguel Velásquez Uribe, ahora laureanistas, de atacar la personería y un juzgado para destruir expedientes y expulsar de la alcaldía a los empleados de otros partidos. La oposición y denuncia la hicieron los concejales valencistas quienes encontraron “que estaba prefabricada la mesa directiva”23, uno de los principales denunciantes fue Leonardo Velásquez tesorero del municipio por más de veinte años; jefe del partido conservador, concejal, diputado suplente. Velásquez los encaró señalándolos de haber sido ellos los que sostuvieron la dictadura en Bello, y muy ofendido por haber sufrido un ataque físico por parte de los laureanistas días después de las elecciones. Leonardo Velásquez fue abordado por un laureanista el 19 de marzo
“miércoles
día de fiesta [a las nueve de la noche], y cuando […] se dirigía a sus casa de
habitación se le acercó un sujeto desconocido a comentarle los resultados
electorales y a lamentarse de la derrota del laurenismo en Antioquia. Sin que
mediara ninguna discusión el audaz interlocutor descargó un fuerte golpe sobre
el rostro del señor Velásquez que lo derribó a tierra y allí le dio otros más,
quebrándole los anteojos”24.
Los hijos de Velásquez persiguieron al agresor y lo
detuvieron sobre el parque Santander. La golpiza generó una manifestación. Las
gentes se volcaron a las calles y comenzaron a vivar a los partidos y obligaron
a cerrar todo el comercio.
Este incidente con uno de los jefes conservadores más influyentes, ya al finalizar la dictadura, no indica ausencia de conflicto durante el gobierno de las fuerzas armadas en Bello, lo hubo entre los pretendientes del poder local, por granjearse la aceptación de las gentes del pueblo. El periódico El Colombiano registró los siguientes hechos que nos permite formar imágenes sobre la vida en los años de madurez del gobierno de facto y sobre la víspera de la caída del gobierno.
Al final del día primero de enero de 1956 los presos ubicados en el sótano del palacio municipal, donde funcionaba la cárcel, luego de escuchar las ruidosas fiestas de navidad y los bailes con licor hasta el amanecer, se amotinaron. Divididos en grupos insultabas a los guardias provocándolos para que entraran en las celdas. Cedieron a la provocación, entraron a los calabozos y fueron desarmados y se inició “un fuerte tiroteo”. Dos guardias y un preso resultaron heridos. El hecho ocurrido en el corazón de la ciudad y ser visto y oído por todos, obligó a las autoridades a construir una cárcel apropiada en un lugar distinto al centro. Esta propuesta la trajo el alcalde del momento Jesús María Benjumea G.25
El mecanismo diseñado por la dictadura para llegar a los barrios fueron los Centros Cívicos, por eso el once de enero de 1957, el alcalde Octavio Álvarez Arango reunió los Centros Cívicos y les pidió lo acompañaran a visitar sus Barrios para detectar las necesidades. El primer barrio visitado fue el del Centro Cívico Gaspar de Rodas de los “barrios Playa Rica, Buenos Aires y Rancho de Lata”. Prometió con el personero Eduardo Jaramillo y Rafael Castaño Franco construir la escuela, el acueducto y el alcantarillado. Se registra la misma visita a Fontidueño y se habla de los mismos problemas26.
Por la visita de los barrios se detectó un problema, visto así por la actitud moralizante de los rojistas en el poder. Se informa sobre un número elevado de “casas de Juego” que afectan la moralidad. “Es fácil comprobar que en cada cuadra de la ciudad existen como mínimo dos cantinas, en las cuales se ingiere licor…” se juega “garitos de dado” y se registran escándalos inconvenientes para las damas respetables y la juventud. El alcalde Octavio Álvarez señala que en el sector de Playa Rica hacia arriba, en especial Rancho de Lata no se permitirán cantinas y manda cerrarlas, dejando solo las tiendas de víveres27. El Consejo de administración brindó pleno respaldo a las medidas, las cuales fueron en carteleras fijadas. El cierre de las cantinas se centró especialmente en Rancho de Lata, junto con la prohibición de juegos de azar, por los continuos desordenes en este paraje retirado, dice la nota28.
Se percibe que el alcalde tuvo una actitud enérgica y por eso fue querido y temido a la vez. El domingo veinte de enero el Centro Cívico Rosalpi presidido por Jaime Moreno ofreció un almuerzo al alcalde Octavio Álvarez Arango, en las instalaciones del centro, motivado por la creación y el apoyo a los Centros Cívicos de la ciudad29.
Octavio Álvarez Arango renuncia a su cargo el diez y seis de febrero de 1957, y con el Consejo de Administración comunican al periódico, las obras a inauguradas en Bello entre ellas: escuelas en los barrios el Rosario y la Milagrosa; la Biblioteca MFS; la Planta de purificación; el teatro Bello. La nota dice nada de la renuncia del alcalde; pero dice que en calidad de presidente del comité filial de Sendas, lo reunió para nombrar a Lázaro Ortega como tesorero y secretario a José león Hernández. Sendas distribuirá 300 pesos aprobados por el consejo para las familias pobres y darles “alimentos, vestuario, medicamentos, etc.”30. Pero la renuncia solo le aceptada el diez de mayo, día del paro general que terminó con la dictadura. A Octavio Álvarez Arango por los incidentes del paro fue reemplazado por Alfonso Aldana y se cambió la policía “con el fin de permitir el pleno regreso a la normalidad”31
En el intervalo de la caída del gobierno dictatorial y la preparación de entrada del primer gobierno del frente nacional, se registra un deterioro de la seguridad en el territorio del municipio. Para julio el alcalde Mario Vélez debió crear la Inspección Primera con sede en el palacio municipal; Inspección segunda con sede en Playa Rica; Inspección tercera con sede en el cuartel de la policía e Inspección cuarta con sede en Fontidueño32. Porque ni siquiera el templo parroquial se ha escapado de la ola de robos, atracos y atentados contra la propiedad. En todas las horas ocurren. Robaron las alcancías de la iglesia, los fondos del Centro Cultural MFS y la calculadora de la oficina de valorización33.
El corresponsal de El Colombiano en Bello, Rafael Castaño Franco, dice que la ola de delitos ocurre porque sólo 23 agentes atienden la seguridad de sesenta mil habitantes. Y de ellos solo ocho agentes hacen turno. “…los antisociales hacen de las suyas por todas partes; el robo y la ratería mantienen asoladas las viviendas, y la seguridad de las personas se ve amenazada de Continuo”. Se irrespeta la vida por cosas nimias. Al dueño de una cantina ubicada cerca de la plaza de mercado “cuando fue a cobrar la cuenta […] la respuesta fue el puñal aleve que le quitó la vida”. En el parque principal y en otro lugar fueron apuñaleados dos personas; estos hechos es muestra que hay mucha gente dispuestas a la riña, con armas y actúan con seguridad para ofender y delinquir: Un muerto y dos heridos hubieron el domingo ocho de octubre pasado34.
La llegada del alcalde en propiedad Jorge Botero Gómez, Abogado de la Pontificia Bolivariana, después de cuatro meses de visitadores administrativos, explica en parte la inseguridad; pero se debe pensar en el ambiente sociopolítico. La huelga general del diez de mayo dejó un vacío de poder, llenado por la anarquía, según puede colegirse. El nuevo alcalde llegó a restaurar el orden y dijo que gobernará sin distingos políticos, pagará la crecida deuda pública e impulsará la educación con la construcción de locales para escuelas e Impulsará la cultura desde la Biblioteca MFS35.
Notas
Se utilizó para este
ensayo el archivo personal de Rafael Castaño Franco, amablemente facilitado por
la Corporación Cultural Teatro Galeón.
1. Censo de Población
1951. Departamento Administrativo Nacional de Estadística. Bogotá 1956.
http://biblioteca.dane.gov.co/media/libros/LB_798_1951_V_1.PDF.
2. Ídem. Cuadro No.3
3. Ídem. Cuadro No.4
4. Ídem. Cuadro No. 9
5. Boletín Cultural.
Órgano del Centro Cultural y la Biblioteca Suárez. Año I. No. 2. Bello.
Noviembre 30 de 1957. Mimeógrafo. Pág. 1.
6. 7. 8. Ídem. Pág. 1
9. Restrepo, Edgar.
Historia del Centro Cultural Marco Fidel Suárez. Publicado en:
http://www.centrodehistoriadebello.org.co/content/historia-del-centro-cultural-suarez.
Sábado, Abril 25, 2015 - 4:15pm
10. Ibídem.
11. Ibídem.
12. Ibídem.
13. Ibídem.
14. Ibídem.
15. Ibídem.
16. Centro de Historia
de Bello. Historia del Concejo de Bello 1913 - 2013. Cien años de Acuerdos y
desacuerdos. Ed. Concejo de Bello. 2013. Pág. 124 -125
17. Ídem. Pág. 126
18. Ídem. Pág. 128
19. Ídem. Pág. 133
20. Fundada en Bello
la Sociedad de Amigos del Arte hace poco. Periódico El Colombiano. 4 de
diciembre de 1958. Medellín
21. Ibídem.
22. Tenaza que
aprieta. Periódico El Colombiano. 3 de noviembre de 1958. Medellín
23. Ibídem.
24. Hubo atentado
contra el primer suplente de la asamblea Departamental. Periódico El
Colombiano. 19 de marzo de 1958. Medellín
25. Hubo Asonada en la
cárcel Local. Periódico El Colombiano. Jueves 5 de enero 1956. Medellín
26. Visita a los
barrios hace el señor alcalde Octavio Álvarez Arango. Periódico El Colombiano
Enero 11 de 1957
27. Rígido Control de
casas de juego y cantinas hace el señor alcalde. Periódico El Colombiano Enero
14 de 1957
28. El consejo brinda
respaldo a las medidas de la alcaldía. Periódico El Colombiano Enero 19 de 1957
29. Almuerzo en honor
del alcalde ofrecerá hoy el centro cívico local. Periódico El Colombiano. Enero
20 de 1957
30. Presentó renuncia
el alcalde Octavio Álvarez. Periódico El Colombiano Febrero 16 de 1957
31. Destituido el
alcalde de Bello y cambiada la policía. Periódico El Colombiano. Viernes 10 de
Mayo 1957
32. Varias
inspecciones de policía fueron creadas. Periódico El Colombiano Julio 1º de
1957
33. Es alarmante la
ola de raterismo en la ciudad Periódico El Colombiano Agosto 10 de 1957
34. Un muerto y dos
heridos hubieron el domingo ocho de octubre pasado. Periódico El Colombiano
Octubre 9 de 1957
35. Ya se posesionó el
nuevo alcalde Jorge Botero Gómez Periódico El Colombiano Mayo 20 de 1958
Imagen: collage fotos archivo Oficina de Patrimonio Cultural de Bello
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