El socialismo del siglo veintiuno puede llamarse
neosocialismo, y tiene como matriz teórica el neomarxismo. Estas novedades
encajan en la proliferación de los neoismos, porque vienen después del
neoliberalismo y el neoconservadurismo. Pero falta otro neo, para completar el
marco del pensamiento actual: el neopolpulismo. Estas palabras que refieren
contenidos, parecen un juego nominal; pero no, porque son la actualización de
los fenómenos sociopolíticos típicos de la modernidad, la misma que se pretende
superada cuando se le llama posmodernidad.
Señalar este acontecimiento, es abrir una puerta
para ver lo que hay tras ella. Están los pocos siglos anteriores al nuestro, en
los que se acuñó la modernidad. Desde mediados del dieciséis la acumulación de
la riqueza adquirida en el mercado, transformó la política y la sociedad. En
Inglaterra la monarquía debió ceder a las aspiraciones de poder de la burguesía
y elaborar una constitución para dar origen a la monarquía constitucional,
fenómeno que trajo consigo unas relaciones sociales regidas por el derecho
pactado.
El dieciocho estuvo tipificado por el absolutismo,
en los países centroeuropeos. Otro fenómeno político moderno por el que la
monarquía cede el poder económico a la burguesía y se somete a ella bajo la
figura del préstamo sistemático. El proceso llega a su fin y la monarquía es
desplazada violentamente por ser un parásito endeudado innecesario. Las
relaciones sociales se fundamentan en el individuo y las garantías para que
este se reproduzca.
En el diecinueve se decanta el proceso y se expone
el liberalismo como teoría y práctica de la sociedad moderna. La resistencia se
da y la presentan los sectores sociales que perdieron los privilegios y son los
que originan el conservadurismo. Y entre ambos liberalismo y conservadurismo,
por la defensa de sus privilegios y el monopolio de la riqueza, posibilitan el
nacimiento de la práctica y la teoría del socialismo y el comunismo. Pero falta
un ismo más. Una posibilidad política aparece en el panorama de la modernidad a
finales del siglo diecinueve e inicios del veinte. Los principios liberales de democracia,
libertad, igualdad y solidaridad, no soportaron la organización de la clase obrera
y su aspiración de poder. Se negó, se proscribió la organización y para
destruirla o canalizarla, hicieron proliferar el caos y la anarquía. Bajo esa
atmósfera crearon la figura de los caudillos con una práctica política
inmediatista, dirigida a conmover las vísceras y el corazón de los ciudadanos,
acosados por la ruptura de la cadena de abastos y la proliferación de la
inseguridad. Así, hace entrada en la modernidad el populismo como opción
política. Los ejemplos más conspicuos se presentaros en Alemania antes de las
dos guerras y en la vigencia del nazismo; en los preludios de la revolución
rusa y en la Italia fascista.
Los neoismos de nuestra contemporaneidad, son la
reedición de los modernos. El neoliberalismo se trae para terminar con los controles
estatales a la economía y a la asistencia o subsidios de los desposeídos,
categorizados como obreros, parados (desocupados) y habitantes de los cordones
de miseria. Es poner fin al estado interventor, subsidiante de la demanda,
necesario en la crisis del capitalismo; pero innecesario luego de la
reactivación económica de la posguerra. El neoliberalismo es volver a los
principios decimonónicos de libertad de empresa bajo las leyes del mercado
autorregulado. Comenzó a impulsarse en la guerra fría, maduró en la década de
los setenta del siglo veinte y se impuso con la política de apertura económica,
hasta la generalización de los tratados de libre comercio. Trajo consigo la
destrucción del sindicalismo y la estabilidad laboral; la riqueza más
concentrada y la expansión de la pobreza, ya no sólo de los individuos, sino de
los pueblos de áreas continentales.
El neoconservadurismo, reedita
la actitud sociopolítica de la reacción de las castas nobiliarias, despojadas
por los revolucionarios del siglo dieciocho. Esa actitud se identifica con el
rechazo a la teoría del progreso indefinido, que fundamentó la igualdad y la
libertad como productos de la razón. El neoconservadurismo ha montado la teoría
del fin de la historia, el fin del conflicto, el fin del progreso y la entrada
en la época de la aceptación de la desigualdad. El fin de la confrontación este
- oeste o entre comunismo y capitalismo, es el triunfo del orden milenario
instaurado por la potencia divina. La teoría del fin de la historia se adiciona
a la promoción del creacionismo y el diseño universal, para fundamentar la
tradición y de paso borrar el relativismo materialista de las ciencias humanas.
El neosocialismo, a diferencia
del socialismo marxista del diecinueve que posaba su teoría y práctica sobre la
revolución violenta, quiere llegar al poder por la participación política en el
juego lectoral de la república democrática moderna y liberal. El neosocialismo
basado en un neomarxismo cuestionador de la violencia como método político, toma
como bandera la convicción de instaurar un Estado interventor que regule la
sociedad y la economía, para evitar la acumulación extrema de riqueza en pocas
manos y la pobreza de las mayorías. Esta propuesta redistributiva, se trata de
llevar a la práctica manteniendo muchos pilares básicos del orden capitalista,
como son la libre empresa, la libertad de pensamiento, libertad religiosa y la
defensa de los derechos humanos.
Si el populismo es la última
expresión fenoménica de la política moderna, el neopopulismo corona la
intensión contemporánea de reeditar ese legado. El orden burgués capitalista,
no ha sido capaz de materializar la justicia socioeconómica. A esta altura de
desarrollo de la práctica y la teoría del liberalismo, se puede detectar un
ritmo perverso para mantener el poder y la dictadura del capital: apertura de
mercados o liberalismo económico, con su respectivo retiro de los controles del
Estado y cuando esa libertad produce el resultado esperado, acumulación del
poder en uno o varios países, de nuevo se vuelve al Estado interventor –
controlador que restringe la libertad e impide el injerencia de mercaderías extranjeras.
Apertura – cerramiento - apertura, es el ritmo del capitalismo para mantener el
control mundial.
Entre estos ritmos o ciclos, las
luchas por un orden distinto, cobran fuerza. En el final del siglo veinte y
comienzo del veintiuno, el agotamiento de los modelos neoliberales, hace que
dentro del juego democrático de la república liberal burguesa y capitalista,
surjan movimientos y organizaciones que tratan de llegar al poder político, para
impulsar acciones redistributivas. Ante estos auges los sectores sociales,
dueños de la riqueza, desordenan la sociedad, meten violencia y generan
desabastecimiento, para en medio del caos, permitir la llegada al poder de
caudillos de inspiración neopopulista que terminen de profundizar el desorden y
niegan los valores del orden liberal. Ante este diseño político, se crean las
condiciones para el retorno de partidos o grupos, quienes enarbolado los bienes
políticos de la modernidad y con el eslogan de la restauración, hacen volver la
república liberal capitalista.
Imagen, Las manos de la Protesta
de Guayasamin 1962
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