domingo, 10 de septiembre de 2017

Entre ismos y neoismos


El socialismo del siglo veintiuno puede llamarse neosocialismo, y tiene como matriz teórica el neomarxismo. Estas novedades encajan en la proliferación de los neoismos, porque vienen después del neoliberalismo y el neoconservadurismo. Pero falta otro neo, para completar el marco del pensamiento actual: el neopolpulismo. Estas palabras que refieren contenidos, parecen un juego nominal; pero no, porque son la actualización de los fenómenos sociopolíticos típicos de la modernidad, la misma que se pretende superada cuando se le llama posmodernidad.

Señalar este acontecimiento, es abrir una puerta para ver lo que hay tras ella. Están los pocos siglos anteriores al nuestro, en los que se acuñó la modernidad. Desde mediados del dieciséis la acumulación de la riqueza adquirida en el mercado, transformó la política y la sociedad. En Inglaterra la monarquía debió ceder a las aspiraciones de poder de la burguesía y elaborar una constitución para dar origen a la monarquía constitucional, fenómeno que trajo consigo unas relaciones sociales regidas por el derecho pactado.

El dieciocho estuvo tipificado por el absolutismo, en los países centroeuropeos. Otro fenómeno político moderno por el que la monarquía cede el poder económico a la burguesía y se somete a ella bajo la figura del préstamo sistemático. El proceso llega a su fin y la monarquía es desplazada violentamente por ser un parásito endeudado innecesario. Las relaciones sociales se fundamentan en el individuo y las garantías para que este se reproduzca.

En el diecinueve se decanta el proceso y se expone el liberalismo como teoría y práctica de la sociedad moderna. La resistencia se da y la presentan los sectores sociales que perdieron los privilegios y son los que originan el conservadurismo. Y entre ambos liberalismo y conservadurismo, por la defensa de sus privilegios y el monopolio de la riqueza, posibilitan el nacimiento de la práctica y la teoría del socialismo y el comunismo. Pero falta un ismo más. Una posibilidad política aparece en el panorama de la modernidad a finales del siglo diecinueve e inicios del veinte. Los principios liberales de democracia, libertad, igualdad y solidaridad, no soportaron la organización de la clase obrera y su aspiración de poder. Se negó, se proscribió la organización y para destruirla o canalizarla, hicieron proliferar el caos y la anarquía. Bajo esa atmósfera crearon la figura de los caudillos con una práctica política inmediatista, dirigida a conmover las vísceras y el corazón de los ciudadanos, acosados por la ruptura de la cadena de abastos y la proliferación de la inseguridad. Así, hace entrada en la modernidad el populismo como opción política. Los ejemplos más conspicuos se presentaros en Alemania antes de las dos guerras y en la vigencia del nazismo; en los preludios de la revolución rusa y en la Italia fascista.

Los neoismos de nuestra contemporaneidad, son la reedición de los modernos. El neoliberalismo se trae para terminar con los controles estatales a la economía y a la asistencia o subsidios de los desposeídos, categorizados como obreros, parados (desocupados) y habitantes de los cordones de miseria. Es poner fin al estado interventor, subsidiante de la demanda, necesario en la crisis del capitalismo; pero innecesario luego de la reactivación económica de la posguerra. El neoliberalismo es volver a los principios decimonónicos de libertad de empresa bajo las leyes del mercado autorregulado. Comenzó a impulsarse en la guerra fría, maduró en la década de los setenta del siglo veinte y se impuso con la política de apertura económica, hasta la generalización de los tratados de libre comercio. Trajo consigo la destrucción del sindicalismo y la estabilidad laboral; la riqueza más concentrada y la expansión de la pobreza, ya no sólo de los individuos, sino de los pueblos de áreas continentales.

El neoconservadurismo, reedita la actitud sociopolítica de la reacción de las castas nobiliarias, despojadas por los revolucionarios del siglo dieciocho. Esa actitud se identifica con el rechazo a la teoría del progreso indefinido, que fundamentó la igualdad y la libertad como productos de la razón. El neoconservadurismo ha montado la teoría del fin de la historia, el fin del conflicto, el fin del progreso y la entrada en la época de la aceptación de la desigualdad. El fin de la confrontación este - oeste o entre comunismo y capitalismo, es el triunfo del orden milenario instaurado por la potencia divina. La teoría del fin de la historia se adiciona a la promoción del creacionismo y el diseño universal, para fundamentar la tradición y de paso borrar el relativismo materialista de las ciencias humanas.

El neosocialismo, a diferencia del socialismo marxista del diecinueve que posaba su teoría y práctica sobre la revolución violenta, quiere llegar al poder por la participación política en el juego lectoral de la república democrática moderna y liberal. El neosocialismo basado en un neomarxismo cuestionador de la violencia como método político, toma como bandera la convicción de instaurar un Estado interventor que regule la sociedad y la economía, para evitar la acumulación extrema de riqueza en pocas manos y la pobreza de las mayorías. Esta propuesta redistributiva, se trata de llevar a la práctica manteniendo muchos pilares básicos del orden capitalista, como son la libre empresa, la libertad de pensamiento, libertad religiosa y la defensa de los derechos humanos.

Si el populismo es la última expresión fenoménica de la política moderna, el neopopulismo corona la intensión contemporánea de reeditar ese legado. El orden burgués capitalista, no ha sido capaz de materializar la justicia socioeconómica. A esta altura de desarrollo de la práctica y la teoría del liberalismo, se puede detectar un ritmo perverso para mantener el poder y la dictadura del capital: apertura de mercados o liberalismo económico, con su respectivo retiro de los controles del Estado y cuando esa libertad produce el resultado esperado, acumulación del poder en uno o varios países, de nuevo se vuelve al Estado interventor – controlador que restringe la libertad e impide el injerencia de mercaderías extranjeras. Apertura – cerramiento - apertura, es el ritmo del capitalismo para mantener el control mundial.

Entre estos ritmos o ciclos, las luchas por un orden distinto, cobran fuerza. En el final del siglo veinte y comienzo del veintiuno, el agotamiento de los modelos neoliberales, hace que dentro del juego democrático de la república liberal burguesa y capitalista, surjan movimientos y organizaciones que tratan de llegar al poder político, para impulsar acciones redistributivas. Ante estos auges los sectores sociales, dueños de la riqueza, desordenan la sociedad, meten violencia y generan desabastecimiento, para en medio del caos, permitir la llegada al poder de caudillos de inspiración neopopulista que terminen de profundizar el desorden y niegan los valores del orden liberal. Ante este diseño político, se crean las condiciones para el retorno de partidos o grupos, quienes enarbolado los bienes políticos de la modernidad y con el eslogan de la restauración, hacen volver la república liberal capitalista.

Imagen, Las manos de la Protesta de Guayasamin 1962

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