Los actos humanos son gestos porque obedecen a una
gestación: los gesta la fuerza fáctica del cuerpo o la inmaterialidad de la
imaginación. Podemos decir que el trazo de una línea es un gesto gráfico que
tiene una intencionalidad.
Si es una línea curva es un gesto gráfico expresivo de la sensualidad muy asociada a la feminidad o a la belleza de las formas cadenciosas, sinuosas y serpenteantes.
Si es una línea oblicua es un gesto asociado a la incidencia del movimiento, a un clínamen observado cuando la luz atraviesa el agua vaporosa de las nubes y toma una dirección inclinada como si alguien controlara su curso enfocado.
Si la línea es un gesto gráfico perpendicular significa la búsqueda de la altura, la intención de alcanzar la divinidad radicada en los cielos; se asocia a las agujas que coronan las torres de las catedrales, a las barras erectas de metal destinadas a captar el poder eléctrico del rayo; o los obeliscos celebrantes de los triunfos de conquista de la masculinidad de los ejércitos.
Si la línea es un gesto gráfico horizontal, evoca la quietud de la lontananza, el concepto de lo llano principio y fin de la luz y la sombra; el lugar donde nacen el día y la noche, sucesión de puntos de vista que hacen posible el arriba o el abajo para concitar la bella abstracción de la perspectiva. El horizonte centra los cuerpos para poder así representarlos.
El trazo de la línea la clasifica en tipos: gruesas, delgadas, espaciadas, aglutinadas, continuas y finas o sutiles. Con ellas realizamos el contorno de los objetos y las cosas creando una ficción que las separa del contexto. Al objeto-modelo contorneado le creamos un adentro, un mundo, dándole una existencia, un ser de luces y sombras dependiente de la presencia o ausencia de los tipos de líneas trazados.
Con estos supuestos apreciamos los trabajos aquí presentados por Brand Palacio. Son dibujos magistrales que contornean un mundo nocturno indicado como Cartografías de la Noche. Con líneas espaciadas, abigarradas, cruzadas o paralelas, nos obsequia un mundo, único e irrepetible como lo es la obra de un autor que expresa su individualidad; estar ante ella es meterse en su lenguaje propio compuesto con un figurativismo sacado de los habitantes de la noche. El resultado es una experiencia estética de fácil comunicación para el observador. Ante estos trabajos podemos extasiarnos, sufrir o gozar; pero son insoslayables e inevitables.
Entrar en la noche es entrar en algún lugar. La noche es un tiempo con espacios en los que viven la vida hombres y mujeres noctámbulos como los personajes de Brand. El espacio tiempo es en el que nace y vive la obra referida a hechos de los moradores. Esas líneas entramadas nos obsequian la representación de cuerpos involucrados en el devenir muchas veces violento, pocas veces feliz; pero convertido en signo de una época en la que se disolvió la sociedad local. Historia o devenir devuelto a nuestra memoria por los dibujos de Brand Palacio.
Guillermo Aguirre González
Abril de 2023
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