lunes, 27 de enero de 2025

El ruido de las cosas al caer de Juan Gabriel Vásquez


     Un profesor enseña derecho en una universidad del centro de Bogotá. Pasa mucho tiempo luego de sus obligaciones laborales en un club o bar con billares. El profesor narrador de “El ruido de las cosas al caer” sabe mucho del juego. En el club de billares conoce un personaje que recién ha salido en libertad, después de pagar una condena de veinte años de cárcel. El profesor nos dice que se llama Ricardo Laverde, y mezcla su historia personal con la historia de Laverde. Ambos traban amistad, con la lentitud de la rutina del billar, unas veces como jugadores otras como observadores del juego de billaristas sofisticados.

   A esa altura de la obra se puede observar la técnica narrativa, hecha por el autor desde la primera persona del profesor. Se percibe como una técnica narrativa corriente; pero tiene un sello de novelista experto y novedoso porque el lector es llevado casi casi imperceptiblemente a diálogos entre los personajes, sin necesidad de darles la palabra como si se estuviese en un foro. Narrador enriquecido con un saber y memoria superiores sobre la sociedad en que viven ambos personajes iniciales. Se plantea la época de vigencia del gran capo del narcotráfico Pablo Escobar Gaviria. El profesor en su adolescencia visitó el zoológico que Escobar Gaviria construyó en el Magdalena medio colombiano llamado Nápoles, por moda y novedad; pero ahora a la distancia de veinte años (es el tiempo de la novela) entra en conciencia del poder económico del narcotráfico por haber construido algo tan exótico en el país.

    La descripción de Laverde lleva al narrador a cruzar las dos historias o experiencias personales de ambos protagonistas. Ante todo, están las consideraciones de humanidad. En el comienzo ambos tuvieron la vida azarosa de dos seres que, por efecto del devenir sociopolítico y cultural, uno termina siendo piloto de la mafia y el otro (el narrador) un profesor de derecho.

   Se piensa que, por efecto de la técnica novelística, desaparece de la vida del profesor el personaje Laverde y aparece la alumna amante. En ese cambio, se percibe más pasión, más transparencia, más técnica en el autor. En curso la narración en primera persona, se da la palabra al personaje sin ilustrar el diálogo o señalizarlo. Cuando el personaje expresa algo muy personal se comillan sus palabras. O cuando parece que pude haber confusión sobre quién habla, el personaje interroga al narrador y este responde y tras la respuesta vuelve plenamente el omnisciente. Ejemplo:

“… “Y ahora voy a tener un hijo. Y no se si estoy lista, Antonio. No se si estoy lista.” “Yo creo que sí”, le dije. También lo mío fue un susurro, según lo recuerdo. Y luego vino otro: “trae todo”, le dije. “estamos listos”. Por todo comentario, Aurora empezó a llorar con un llanto callado…” *

   Pero vuelve Laverde para hacer plantear la novela como una investigación, que, por los resultados, se atan cabos sueltos de mareara insospechada para el lector, momentos que funcionan como atractivos de enganche para continuar arrastrando los ojos hurgantes página tras página. Se inicia la pesquisa por la muerte a tiros de Ricardo al lado de Antonio quien también es herido de gravedad.

   El profesor descubre tras ese jugador fortuito e inexperto en el billar un hombre conectado con la aviación desde pequeño; nieto de un piloto héroe de la guerra entre Colombia y el Perú por la posesión del Trapecio amazónico, en 1932. Laverde se hizo piloto con todos los esfuerzos.

   Descubre que se casó con Helena, una norteamericana practicante académica en los Cuerpos de paz establecidos en Bogotá, con quien tuvo una hija llamada Maya, personaje que, en su participación en la narración, desarrolla la trama de la novela. Maya pierde a su madre en un accidente de aviación cunado Helena viaja de La Florida a Cali para intentar ver a Ricardo luego del carcelazo de veinte años. Trance en el que Maya descubre que su padre no había muerto como se lo dijo Helena, le mintió desde los cinco años. Ahora muertos sus padres, es encontrada por el profesor narrador para que le cuente quien fue Ricardo.

   Antes de los balazos, Ricardo escuchaba una grabación, momento donde Antonio incentiva su seducción por saber del personaje, pues ve en él, su compañero de juego de billar, un hombre completamente alterado. El profesor sana sus heridas y consigue la grabación: la presenta así de manera trágica y bella…

  “Hay un grito entrecortado, o algo que se parece a un grito. Hay un ruido que no logro, que nunca he logrado identificar: un ruido que no es humano o más que humano, el ruido de las vidas que se extinguen, pero también el ruido de los materiales que se rompen. Es el ruido de las cosas al caer desde la altura, un ruido interrumpido y por lo mismo eterno, un ruido que no termina nunca, que sigue sonando en mi cabeza desde esa tarde y no da señales de querer irse, que está para siempre suspendido en mi memoria, colgado en ella como una toalla de su percha”. **

  Maya y la grabación resuelven la historia. Por la muerte de Laverde, Maya consigue entrar a la habitación alquilada donde vivía su padre y la casera le entrega las pertenencias, entre ellas la grabación, copia de la caja negra del vuelo siniestrado donde venía su madre Elena. El profesor Antonio también va a la habitación y soborna a la casera y consigue copia de la grabación. El encuentro entre Maya y el profesor, ambos de la misma edad y por efecto de la investigación, cierra la historia, dejando desplegada la historia de vida de Ricardo Laverde uno de los primeros pilotos del narcotráfico colombiano, muerto como consecuencia de su profesión.

 *Vásquez, Juan Gabriel. El ruido de las cosas al caer. Editorial Alfaguara. Bogotá 2011. Pág. 39

**Ídem. Pág. 83

Imagen tomada de https://florprohibida.com/blog/como-plantar-marihuana/

Guillermo Aguirre González. Enero 27 de 22025

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