miércoles, 26 de febrero de 2025

Tres cuentos droláticos de Balzac


   El verdugo, El elixir de larga vida y La cúpula de los inválidos, son cuentos del Balzac primordial, caracterizados por mostrar un actitud jocosa y divertida ante la escritura literaria. Parece más un juego con las palabras para mostrar un excepcional dominio de la escritura que lleva la intensión de producir risa en el lector.

   Los Cuentos droláticos como las primeras obras literarias de Balzac se relacionan con el estudio que hizo de François Rabelais. Balzac quiso poner la sociedad de su época en un ámbito cómico, de ahí el nombre de cuentos droláticos, término que castellaniza la palabra francesa drôle, traducida como gracioso.

  La lectura hoy nos aparece como una construcción de imágenes altamente ficticias que se pueden relacionar con el surrealismo. Pero allá en el tiempo de Balzac, en su realidad aparecían como una fantasía que movía a risa. Mostrar con las descripciones magistrales de Honoré la cúpula de Los Inválidos vuelta de revés, equilibrada sobre su aguja, persiguiendo al narrador, sometido a un éxtasis producido por el consumo de música sacada a una fisarmónica (acordeón), busca hacer reír al lector con un exabrupto como ese.

  Otro personaje, don Juan Belvídero, en tiempos del papa Julio II, estando de fiesta, se le presentó la muerte para anunciarle que se llevaría a su padre. Don Juan presuroso llegó hasta la alcoba del moribundo y recibió el encargo de aplicarle un ungüento (o un elíxir) cuando expirase, para volver a vivir. Contemplando el cadáver, don Juan lleno de duda decidió experimentar un poco y lo aplicó sobre uno de los ojos de su padre muerto y efectivamente, el ojo cobró vida y comenzó a moverse y expresar sentimientos sobre el rostro cadavérico.

  Comicidad y tragedia que mueven a risa. Don Juan mató el ojo de su padre y se guardó el elíxir para hacer lo mismo con su hijo Felipe cuando muriera; repitió la historia. Felipe aplicó la sustancia sobre el cadáver de don Juan, pero solo logró untarlo en la cabeza y un brazo porque se asustó ante el milagro y dejó caer la botella que estalló a ñicos contra el suelo. El brazo y la cabeza cobraron vida sobre el resto muerto del cuerpo. Brazo y cabeza vivos atados a un cadáver. Para no dejar ver este hecho como un acto de brujería, un monje avisado convirtió ese ser en un milagro y como una reliquia fue adorada por miles de gentes. Comicidad trágica ocurrió cuando en medio de una de las ceremonias de adoración, muy populosa, el brazo y la cabeza despegáronse del cuerpo y saltaron sobre la cabeza de un monje y la comieron, para luego comenzar una perorata negando la existencia de dios. Tragedia inconclusa pero cómica.

  Las historias droláticas tienen ubicación espaciotemporal. El poseído por la música fisarmónica vive en el París napoleónico. Tiene su experiencia fantástica con la arquitectura del palacio de Los Inválidos convertido en símbolo de Francia por ser construido por el rey sol Luis XIV en cuatro años y por albergar la tumba de Napoleón Bonaparte.

  Don Juan Belvídero, fue amigo del papa Julio II; por eso el cuento remite al renacimiento clásico, tiempo de las luchas entre la iglesia francesa y romana, y tiempo de los mecenazgos artísticos, en especial del protegido del papa Julio, Rafael Sanzio. Época de alquimia que entre bebedizos y venenos todo se hacía maravilloso como el elíxir dador de vida utilizado por Juan y Felipe Belvídero. El elixir de larga vida es un traslado de Balzac a la Italia de entre siglos XV y XVI.

  El verdugo es un cuento que tiene por espacio-tiempo un hecho desencadenante de la transformación política de América. Y es la llegada a España de José Bonaparte (apodado Pepe botellas) al trono, deponiendo a Fernando VII. Esto ocurrió en 1808. Los americanos se sintieron en desgobierno; tomaron partido contra el usurpador, declararon la vacancia monárquica y se decidieron por la adopción de un régimen republicano al costo de una cruel guerra de independencia.

  El verdugo es un cuento drolático porque narra la ejecución de una familia noble española. La pena de muerte debe ser realizada por las manos de uno de sus miembros; el problema o responsabilidad de la ejecución es dejada por el bonapartismo sobre las mismas víctimas. La familia del marqués de Leganés es condenada morir decapitada por conspirar para restaurar en el trono a Fernando VII con la ayuda de la armada inglesa. El general francés a cargo, decidió que la familia señalase a uno de sus miembros para que hiciera de verdugo. La familia delibera y escoge a Juanito, el mayor, pero el más débil, considerado apocado, feo, pero orgulloso con ademanes nobles cualidades que se necesitaban para mantener el linaje después de decapitar a sus parientes.

  El cuento se construyó para que fuese predecible el desenlace. Los personajes son detallados según los hechos a narrar. La familia Leganés es descrita particularizando a cada uno de sus miembros. Juan de treinta años es el mayor y es el señalado para hacer las veces de verdugo y por eso se le presenta antes de ser escogido como “…pequeño, bastante feo, con un aire orgulloso y un gesto de desdén…” Es convencido por el marqués, su padre, para que ejecute la sentencia o la tragedia de matar su propia familia en compensación de vivir para reproducirse.

  Balzac muestra en el drolático verdugo un conocimiento basto y preciso de los hechos bonapartistas. Los deseos de grandeza, la búsqueda de riqueza, de dominio, dice Sweig, son llevados a todos los personajes. Unos los realizan, otros mueren en el intento.

Guillermo Aguirre González

Febrero 2025


lunes, 3 de febrero de 2025

El hombre ridículo de Dostoievski psicoanalizado.


   Algo debe decirse sobre un autor tan leído, tan clásico, tan analizado. Y ese algo debe estar regido por una máxima anónima y prestigiosa con cierta fama que dice: “cada generación tiene el derecho y el deber de reescribir la historia”. Y en este caso, la literatura cabe dentro de la historia. Cada generación debe leer la literatura anterior, la de su tiempo y pronunciarse sobre lo conocido.

   Con esta consideración se puede escribir sobre esta obra corta de Dostoievski titulada El sueño de un hombre ridículo [en adelante El hombre R] y apoyarse para hacerlo en dos análisis muy conocidos. Uno el ensayo de Freud titulado “Dostoievski y el parricidio” publicado en 1928. Otro el de Stefan Zweig incluido en “Tres maestros (Balzac, Dickens, Dostoievski) publicado en 1920.

   “El sueño del hombre ridículo” es una muestra del genio literario del escritor ruso, porque en él nada hay de raro o extraño. El tema es de dominio generalizado. Todos nos hemos asustado o sorprendido ante noticias sobre suicidas; a todos algún día nos ha conmovido la pobreza de una niña desamparada; hemos soñado con paraísos, con infiernos y con el horror o el dolor. Estos temas el autor ruso los desarrolla dentro del contexto cultural de su época. Toma el fenómeno del sueño como un acontecimiento, estudiado desde la religión o la sicología, para mostrar en él las aspiraciones o frustraciones del ser humano. Involucra la astronomía porque viaja entre planetas y estrellas hasta dar con un mundo hogar de unos seres humanos completamente felices, dedicados a la contemplación, la música y el canto: algo así como un paraíso.

   Pero el hombre R obcecado en el suicidio, corrompe ese mundo; y queda ahí para el lector, expuesto el mundo rousseauniano teorizado en el Discurso sobre las ciencias y las artes. El estado primordial de la humanidad, pleno de felicidad, porque allí no existió la necesidad. El hombre R en su sueño hace salir la humanidad de ese estado feliz y frugal y les siembra el odio, la codicia, la guerra, la desigualdad y muchos otros males. Ahí aparece El Emilio de Jean Jaques: el ser humano nace bueno y la sociedad lo corrompe. La humanidad ha devenido, de la felicidad al dolor, es decir se plantea una distopía.

   El hombre R despierta y decide no suicidarse, porque en el sueño le ha sido revelada la verdad y todo gracias a la niña pobre que le pide piedad entendida como una estrellita premonitoria y por ella renuncia al suicidio. El hombre R se torna tranquilo, y no le importa que lo juzguen y le llamen ridículo. En el sueño ha descubierto la verdad y ahora la proclama. Es claro que por eso le insultan, lo hacen objeto de burlas y el ríe porque sabe que no es ridículo, tiene la aletheia.

   Este hombre R visto con las herramientas que trae Freud, es sacado de la vida real de su creador, como todos los demás personajes. El autor ruso al final de su vida se convierte en defensor de la tradición rusa y el cristianismo ortodoxo. Dostoievski no ha inventado el personaje, El hombre R es Dostoievski. En los personajes Freud lee, el ser terrible que fue el autor ruso y por ello no han servido como ejemplo y guía para la sociedad, no es ético. Esta condición ocurre por haber sido Dostoievski un hombre enfermo regido por el dolor y la culpa. Enfermó de epilepsia: dice Freud que esta enfermedad tiene dos causas, una física, por mal formación o accidente del cerebro; otra por la mentalidad del sujeto.

   La epilepsia de Dostoievski, según las investigaciones del psicoanalista, basadas en testimonios de conocedores del autor en vida, estuvo motivada en su propia psiquis. El estado mental se revela en la gran obra clásica de la literatura universal como lo es Los hermanos Karamazov. En el comportamiento de los personajes está planteada la cusa: la culpa por el deseo del parricidio, tanto como partícipes de la religión cristina que tiene en la base el parricidio originario, planteado por Freud en Moisés y la religión monoteísta. Pero Freud reconoce que en Dostoievski se debe diferenciar varias personalidades: el literato, el neurótico, el pensador ético y el pecador. * El literato está casi siempre después de los ataques de epilepsia o después de haberlo perdido todo en los casinos.

   Zweig ubicado en el análisis literario toma partido por la creación y diseño de los personajes. Estos no son producto de una compulsión esquiza después del juego o el ataque epiléptico. Dostoievski pasa todo el tiempo creándolos y solo ocurre el momento en el que salen de su cabeza por efecto de la escritura, “…como hace el árbol con los frutos, Dostoievski sacude los personajes acabados, maduros…”.**

   El escritor observador toma los rasgos de los rusos de su tiempo por él conocidos, los piensa, los concreta, los carga de inhibiciones, de incertidumbres, temores, intimidaciones, humillaciones, ofensas …. “y todo por el mismo sentimiento atávico de una nación: el de no saber quiénes son.”*** porque el origen bárbaro los hace advenedizos en el tiempo, afirma Zweig.

   El hombre R, Raskólnikov, Kirílov, Iván Karamazov, son unos solitarios nihilistas, pero altruistas con delirio imperial y aspiraciones a la grandeza. Dostoievski ama estos personajes porque sufren y subliman su caos interno en acciones memorables, bellamente escritas.

   Algo debe decirse sobre un autor tan leído, tan clásico, tan analizado. La humanidad lo tiene como ejemplo de la creatividad humana, potenciador y enriquecedor de la cultura, ese artificio que nos hace poner la humanidad en el centro. No como destino sino como creadora obsesiva.

 *Freud Sigmund. Dostoievski y el parricidio. En Obras completas. Ed Amorrotu. Tomo 21 Págs. 172 – 191. Pág. 175

 **Zweig Stefan. Tres maestros (Balzac, Dickens, Dostoievski). Título original: Drei Meister. Stefan Zweig, 1920. Traducción: Joan Fontcuberta. Editor digital: hofmiller. Pág. 106.    (https://www.itsup.edu.ec/library/index.php?page=3&id=7437&db=0)

***Ídem. Pág. 111



lunes, 27 de enero de 2025

El ruido de las cosas al caer de Juan Gabriel Vásquez


     Un profesor enseña derecho en una universidad del centro de Bogotá. Pasa mucho tiempo luego de sus obligaciones laborales en un club o bar con billares. El profesor narrador de “El ruido de las cosas al caer” sabe mucho del juego. En el club de billares conoce un personaje que recién ha salido en libertad, después de pagar una condena de veinte años de cárcel. El profesor nos dice que se llama Ricardo Laverde, y mezcla su historia personal con la historia de Laverde. Ambos traban amistad, con la lentitud de la rutina del billar, unas veces como jugadores otras como observadores del juego de billaristas sofisticados.

   A esa altura de la obra se puede observar la técnica narrativa, hecha por el autor desde la primera persona del profesor. Se percibe como una técnica narrativa corriente; pero tiene un sello de novelista experto y novedoso porque el lector es llevado casi casi imperceptiblemente a diálogos entre los personajes, sin necesidad de darles la palabra como si se estuviese en un foro. Narrador enriquecido con un saber y memoria superiores sobre la sociedad en que viven ambos personajes iniciales. Se plantea la época de vigencia del gran capo del narcotráfico Pablo Escobar Gaviria. El profesor en su adolescencia visitó el zoológico que Escobar Gaviria construyó en el Magdalena medio colombiano llamado Nápoles, por moda y novedad; pero ahora a la distancia de veinte años (es el tiempo de la novela) entra en conciencia del poder económico del narcotráfico por haber construido algo tan exótico en el país.

    La descripción de Laverde lleva al narrador a cruzar las dos historias o experiencias personales de ambos protagonistas. Ante todo, están las consideraciones de humanidad. En el comienzo ambos tuvieron la vida azarosa de dos seres que, por efecto del devenir sociopolítico y cultural, uno termina siendo piloto de la mafia y el otro (el narrador) un profesor de derecho.

   Se piensa que, por efecto de la técnica novelística, desaparece de la vida del profesor el personaje Laverde y aparece la alumna amante. En ese cambio, se percibe más pasión, más transparencia, más técnica en el autor. En curso la narración en primera persona, se da la palabra al personaje sin ilustrar el diálogo o señalizarlo. Cuando el personaje expresa algo muy personal se comillan sus palabras. O cuando parece que pude haber confusión sobre quién habla, el personaje interroga al narrador y este responde y tras la respuesta vuelve plenamente el omnisciente. Ejemplo:

“… “Y ahora voy a tener un hijo. Y no se si estoy lista, Antonio. No se si estoy lista.” “Yo creo que sí”, le dije. También lo mío fue un susurro, según lo recuerdo. Y luego vino otro: “trae todo”, le dije. “estamos listos”. Por todo comentario, Aurora empezó a llorar con un llanto callado…” *

   Pero vuelve Laverde para hacer plantear la novela como una investigación, que, por los resultados, se atan cabos sueltos de mareara insospechada para el lector, momentos que funcionan como atractivos de enganche para continuar arrastrando los ojos hurgantes página tras página. Se inicia la pesquisa por la muerte a tiros de Ricardo al lado de Antonio quien también es herido de gravedad.

   El profesor descubre tras ese jugador fortuito e inexperto en el billar un hombre conectado con la aviación desde pequeño; nieto de un piloto héroe de la guerra entre Colombia y el Perú por la posesión del Trapecio amazónico, en 1932. Laverde se hizo piloto con todos los esfuerzos.

   Descubre que se casó con Helena, una norteamericana practicante académica en los Cuerpos de paz establecidos en Bogotá, con quien tuvo una hija llamada Maya, personaje que, en su participación en la narración, desarrolla la trama de la novela. Maya pierde a su madre en un accidente de aviación cunado Helena viaja de La Florida a Cali para intentar ver a Ricardo luego del carcelazo de veinte años. Trance en el que Maya descubre que su padre no había muerto como se lo dijo Helena, le mintió desde los cinco años. Ahora muertos sus padres, es encontrada por el profesor narrador para que le cuente quien fue Ricardo.

   Antes de los balazos, Ricardo escuchaba una grabación, momento donde Antonio incentiva su seducción por saber del personaje, pues ve en él, su compañero de juego de billar, un hombre completamente alterado. El profesor sana sus heridas y consigue la grabación: la presenta así de manera trágica y bella…

  “Hay un grito entrecortado, o algo que se parece a un grito. Hay un ruido que no logro, que nunca he logrado identificar: un ruido que no es humano o más que humano, el ruido de las vidas que se extinguen, pero también el ruido de los materiales que se rompen. Es el ruido de las cosas al caer desde la altura, un ruido interrumpido y por lo mismo eterno, un ruido que no termina nunca, que sigue sonando en mi cabeza desde esa tarde y no da señales de querer irse, que está para siempre suspendido en mi memoria, colgado en ella como una toalla de su percha”. **

  Maya y la grabación resuelven la historia. Por la muerte de Laverde, Maya consigue entrar a la habitación alquilada donde vivía su padre y la casera le entrega las pertenencias, entre ellas la grabación, copia de la caja negra del vuelo siniestrado donde venía su madre Elena. El profesor Antonio también va a la habitación y soborna a la casera y consigue copia de la grabación. El encuentro entre Maya y el profesor, ambos de la misma edad y por efecto de la investigación, cierra la historia, dejando desplegada la historia de vida de Ricardo Laverde uno de los primeros pilotos del narcotráfico colombiano, muerto como consecuencia de su profesión.

 *Vásquez, Juan Gabriel. El ruido de las cosas al caer. Editorial Alfaguara. Bogotá 2011. Pág. 39

**Ídem. Pág. 83

Imagen tomada de https://florprohibida.com/blog/como-plantar-marihuana/

Guillermo Aguirre González. Enero 27 de 22025

jueves, 28 de noviembre de 2024

La perra y otros cuentos de Pilar Quintana


   Ha ocurrido un acercamiento a tres cuentos y una novela de la escritora vallecaucana Pilar Quintana, novísima narradora que creció y se hizo en el contexto colombiano de los años ochenta y noventa. El cuento El hueco testimonia las atrocidades e ínfulas de ser dioses de los narcotraficantes. Víctor un hombre feo y cruel ocasiona el encuentro de dos de sus subordinados; ella de bellas nalgas y el un piloto atractivo. Ocurrió un inevitable encuentro sexual; el feo y todopoderoso narco les demostró quien era su dueño y los castigó por hacer el amor sin permiso; a el con la castración y a ella con quitarle los ojos. Tiró a los dos amantes de ocasión y mutilados a un espacio sucio y sin techo que llamaban el hueco.

  En el cuento Arena muestra el mal trato a su pareja de un profesor con identidad movediza, pues quiere aparentar juventud imitando el peinado de los jóvenes. Ella lo critica por eso. Ella saca la arena de la casa que el viento inmisericorde mete todos los días por todas partes. Al final del día el profesor Henri llega a casa con las botas llenas de arena, se las quita y daña la limpieza de la casa. Ella le reclama y en respuesta recibe un golpe de bota y arena en la cara.

  En el bello cuento La rumba, son, palo muerdo; está la vida cotidiana de una pareja formada entre Rosa nativa hablante de castellano y un irlandés que le daba dificultad entender las canciones de los habitantes de la costa pacífica. Construyeron una casa cerca del mar; pero él enfermó y quedó cuadripléjico reducido a una silla de ruedas eléctrica que lo movilizaba por la casa. Desde su reducción, la narradora arma la historia regida por la canción “la rumba, son, palo muerdo”, porque es él quien sigue los actos de los demás escuchándola. Rosa se reía con burla del castellano mediocre de su esposo y la forma como desfiguraba las letras de las canciones. Al final estando en peligro de muerte el irlandés enfermo comprendió las palabras correctas de la canción que no decía “la rumba, son, palo muerdo” sino “las tumbas son pa’ los muertos y de muerto no tengo na”.

  El método de Pilar Quintana es diáfano, transparente como las aguas que ella nombra y nos las hace sentir. Su omnisciencia se diferencia y toma un giro de idoneidad creativa cuando en su ritmo narrativo incluye el sentir de los personajes, sin necesidad de recurrir a darles la palabra para que se comunique con su interlocutor. En la novela La perra, dice, dentro de la escena entre Ximena y Damaris, contrapunteadas por el destino de un cachorro hembra prometido a la primera, pero que fue regalado a otra persona. Ximena cruza de un pueblo a otro y llega a la casa de Damaris, con los pies mojados, empantanados, cansada y sudorosa. Al ser informada del destino del cachorro, hijueputea. El pasaje es este: Ximena “…Lo ilusionada que estaba con hacerse cargo de ella, que le tenía una camita, había organizado una manera de traerle el alimento desde Buenaventura, y que por lo menos debía haber tenido la cortesía de avisarle que no viniera para así haberse evitado la hijueputa caminata hasta ese lugar de mierda que quedaba más allá del último círculo del infierno”* Esta omnisciencia atrae porque hace ver las cosas y los protagonistas en su intimidad existencial de manera original. El lector queda ahí atrapado.

  En la obra de Pilar Quintana aquí citada se demuestra que cruza el amor y la admiración de los actos humanos, aunque estos sean crueles y desastrosos. Aquí aplica la observación de Deleuze en su escrito La isla desierta: “si no se admira algo, si no se ama algo, no hay razón alguna para escribir sobre ello…”** El Víctor de El hueco a pesar de ser un asesino, se presenta su humanidad cruzada por su feo cuerpo, sufriente y desgarrada por la riqueza, legal o ilegal. Ahí está la humanidad por encima del crimen, que así actúa y se debe amar y preservar. Pero además de la humanidad está el amor por la vida. Con Chirlie la perra de Damarís entramos como lectores en ese ser sintiente que le responde a su dueña en un tu a tu, producto del amor que se profesan: se dañan, se perdonan y vuelven.

  Esa omnisciencia que nos mete en el corazón de los personajes, en sus actos y nos hace sentir la lluvia y el mar Pacífico, revela según Cortázar que ella es todo, son todas y todos porque el narrador omnisciente en el acto creativo se dice: “…lo escribo escuchándolo, o lo invento copiándolo, o lo copio inventándolo. Preguntarse de paso si no será eso la literatura”. ***

  Es claro el diseño y si no, está en Pilar Quintana incorporado en su sensibilidad literaria la facultad de acercarse a las cosas y seres del afuera con una mirada escudriñadora para luego describirlo como si la narradora fuese un sol a cuyos rayos nada escapa para ser delatados. Omnisciencia fundamental, genuina, original y seductora. Pero no se practica un realismo sucio o ingenuo. Es un realismo trastocado estéticamente en ficciones múltiples para presentar todo con una sobrecogedora belleza. El personaje Damaris de La perra es una mujer sencilla dedicada a los servicios domésticos, pero su cotidianidad es bella, sus quehaceres ocupan su cuerpo y su mente con una coordinación tal como ocurre en los seres humanos admirables.

 

Guillermo Aguirre González

Noviembre de 2024

 

*Quintana Pilar. La perra. Ed. Peguin Ramdon House. Bogotá 2017

**Citado por Cresenciano Grave en “Deleuze la potencia de la literatura”.

http://revistas.filos.unam.mx/

***Cortázar Julio. Diario para un Cuento. En Deshoras. Madrid. Alfaguara 1983

Imagen tomada de Pixabay

lunes, 11 de noviembre de 2024

Lo que no fue dicho de José Zuleta


  Creo que a José Zuleta hay que leerlo, así como a Héctor Abad, por ser hijos de intelectuales orgánicos de la sociedad colombiana. Hijos que en sus obras testimonian la relación padre e hijos sin nada de especial. Estos hijos escriben motivados por circunstancias en que poco o nada funciona la herencia intelectual; pero en la historia de vida de esos padres conspicuos han visto materia novelable.

  Esta novela de José, aparenta ser un documento testimonial, antes que una pieza literaria; esto puede decirse si se abre el texto con expectativas del arte literario, ese arte que con la palabra nos mete en un éxtasis estético. Pero avanzada la lectura, convence el ser un testimonio de la experiencia del autor con su familia comenzada desde la memoria primigenia suya.

  Es conciso, avanza con frases muy cortas: le interesa no perder escenas que invoca con una proposición breve. Esto se percibe porque nuestra generación conoció al aquí involucrado Estanislao Zuleta. Las escenas palabreadas por José nos llegaron nombradas con interés, con asombro o solo como chisme, a los pasillos de Unaula, la Unal y la U de A. Y sobre todo después de escuchar las magníficas conferencias de Estanislao, sobre la relación entre Freud, Nietzsche y Marx.

  Aumentaba el asombro por las capacidades didácticas y la profundidad y cuando se proclamaba que Estanislao se formó como autodidacta para luego ser reconocida su erudición con títulos honoris causa. La militancia lo llevó a adherirse a tesis anticapitalistas y la crítica de la educación, la familia y los medios de comunicación por operar como “aparatos ideológicos del Estado”. Y por eso impidió que sus hijos fuesen a la escuela; aunque luego, como afirmó “Toño Restrepo el viejo” gran amigo de Estanislao, se arrepentiría porque dessocializó a sus hijos. La “ruptura” con la izquierda guerrerista le permitió cosechar fama de ser el intelectual más importante de Colombia.

  Por eso en los días de la toma del Palacio de Justicia por la guerrilla del M-19, el presidente de la república Belisario Betancur convocó al palacio de gobierno a intelectuales y analistas políticos para enfrentar la crisis y entre ellos estuvo Estanislao Zuleta. Ello sirvió de poco porque como afirmó “Toño Restrepo el viejo”, sobre la plaza de Bolívar quedó el muerto más famoso de la toma: la figura presidencial. La crisis la resolvieron los militares sin contar con su jefe máximo (el presidente de la república), situación que debe entenderse como un golpe de estado ejercido por los días que duró la toma.

  Las cortas y concisas frases o proposiciones de José Zuleta, leídas en Lo que no fue dicho, son un testimonio de familia, de hechos percibidos desde los procesos académicos de la ciudad, en las últimas décadas del siglo XX. Es claro que la obra de José no se queda ahí. Vira hacia el ejercicio narrativo en primera persona, hacia el ejercicio literario propiamente dicho, por hacer de la experiencia personal ubicada en el tiempo, una novela testimonial. Hay belleza, en especial el contacto del joven de quince años con Laila de treinta y tres, abandonada con dos hijos por su marido.

  El hecho de ser José un escritor contradice a quienes censuraron a Estanislao por quitarles la escuela a sus hijos y en su lugar, él se apersonó de la educación. El que seas un escritor demuestra que tu padre no se equivocó, le dijo su madre cuando José la encontró. Lo que no fue dicho es una de esas obras que obligan a seguir al sujeto de las distintas experiencias comenzadas a temprana edad, para ver, sentir o imaginar el como salió de ellas. El periplo es amplio en el tiempo. Comenzó una vida independiente de la familia desde los catorce años y terminó a los treinta hablando con su madre. Las citas de dichos de su padre Estanislao involucradas en su forma de ser, se refieren a un hedonismo fundamental. El ateísmo no lo compartió por esa increíble contradicción de haberle puesto el nombre de José. Las filosofías y políticas revolucionarias tampoco, porque en su padre esas ideas siempre se las escucho en estado de alicoramiento: el licor le daba una efervescencia del lenguaje en medio de proclamas altisonantes, que ningún interlocutor se atrevía a interrumpir. Dice José de la vida ser algo distinto; está por ejemplo la belleza de los humanos y sus actos, por eso antes de amarrarse a una academia como su padre optó por recorrer geografías…

“Yo necesitaba otra cosa, y era urgente: ser sin él, sin su tutela, sin sus preocupaciones existenciales. Vivir como tenía copiado en la libreta: “El sentido de la vida es alcanzar su fin último, que para el hedonismo es la ausencia de dolor (aponía) que nos dará la tranquilidad de ánimo (ataraxia), en ello radica la felicidad.” Pg. 80.

  Lo que no fue dicho termina con una narración en segunda persona, de gran belleza. El conocer a su madre ya adulto y prestigiado como escritor recibe de ella la misión de escribir su historia. Se pregunta como hacerlo si nada sabe de ella. Pero opta por el ejercicio de la entrevista y el testimonio de registro magnetofónico. Con este insumo dice: me lees, interrumpes, silencio, dices que recuerdas “-primero fui del grupo de Las Policarpas, después simpatizante del M-19, después galanista y ahora nada”. Pg. 241. La información que le proporciona su madre es la que da quien desde su práctica de vida establece una jerarquía de recuerdos, según lo dicta su percepción de la cultura y la sociedad. Ella hace énfasis en su genealogía iniciada por la heroína Antonia Santos y termina en Enrique Santos Montejo (Calibán) de quien dice ser su abuelo y haber sido un semental preñador, en tono de burla con un dejo de vana gloria.

  El cambio del yo al tú, muestra dominio del arte literario, ejercido por un escritor que desde edad temprana lee incesante. Los viajes y las gentes que conoce, están cruzados por los libros que lee, porque los involucra, y ejerce la promoción de lectura.

Guillermo Aguirre González

Noviembre 2024

Zuleta Ortiz José. Lo que no fue dicho. Seix Barral. Bogotá 2021

Imagen: Epicuro. Detalle en “La escuela de Atenas” (1512), de Rafael Sanzio. Estancias Vaticanas, Roma

martes, 22 de octubre de 2024

El abuelo de Vargas Llosa harto de rutinas


  En Vargas Llosa nos acercamos a sus cuentos iniciáticos compilados bajo el nombre de Los jefes. Se mide el acercamiento por el recuerdo de algunas obras importantes y famosas de este autor peruano como Pantaleón y las visitadoras, ¿Quién Mató a Palomino Molero?, o Lituma en los Andes. Obras que permiten hacer la diferencia entre la madurez y la juventud. Estos cuentos iniciales de 1959 dejan en el lector la convicción de la influencia de la experiencia de vida en la obra literaria. Claro que esto es una perogrullada, porque lo vivido es la fuente de inspiración para que lo escrito sea la creación de un mundo independiente y completamente ficcionado.

  Experiencia de vida localizada en su patria chica, porque se ubica en el espacio del colegio, en sus relaciones juveniles con posibilidad de visitar los bares, beber licor, desafiarse entre amigos y citarse a duelos como es el caso de lo narrado en el cuento Los jefes. Después de leer al Vargas Llosa maduro puede decirse que en los cuentos encontramos una prosa iniciática, por tener pasajes en los que, como se dice coloquialmente, telegrafía la descripción del espacio, el tiempo y los acontecimientos. Pero se observa que tiene una honda preocupación sociopolítica, rastreada en el tratamiento de la organización estudiantil colegial, el duelo a muerte azuzado entre jóvenes ocasionado por el odio y el amor. Los hermanos que persiguen y matan a un indio por racismo, creen vengar el honor mancillado de la hermana menor, a pesar de la advertencia de ella de no haber sido ultrajada. El delator traicionado por quienes lo contrataron para ubicar un fugitivo. El abuelo, un rico aburrido, asusta a su familia haciendo aparecer en el jardín de la casa una calavera que emite luz por las cuencas, vacías por supuesto. Los “pajarracos” un grupo de jóvenes que vacilan en acercarse a las mujeres, pero compiten, arriesgando la vida, al nadar en el océano gélido, por tener la exclusiva de acercarse a la bella Flora.

   Es una sanción general decir que nadie puede hacer literatura desde cero cuando se habla y se escribe sobre la influencia de la vida en la escritura. La vida local de los primeros años del autor son un insumo necesario. Pero el ejercicio estético de factura eminentemente personal, hace que esa vida local se convierta en expresión universal. Si se lee un autor en otras partes del mundo distintas a la suya, y los lectores comprenden o se identifican con los hechos, es porque el autor ha logrado convertir la experiencia personal local en una obra de arte universal.

   En “García Márquez. La Historia de un deicidio” Vargas Llosa desentraña en la obra de Gabo muchas de esas vivencias personales convertidas en cuentos o novelas; la hermeneusis es muy profesional y elegante porque le hace un contexto sociopolítico en la historia de Colombia a las obras del nobel colombiano. Y lo que deja entrever Vargas Llosa es una expresión personal de las mismas técnicas por él utilizadas y pareciera como si se dijese o concibiese estar en el camino correcto.

   Además de exigir del escritor un trabajo permanente, una dedicación exclusiva, está el acercamiento al acto creativo, momento en que se une por efecto de la observación de un transeúnte, de un hecho callejero, de un recuerdo de infancia o juventud, la intensión y la imaginación de la obra posible. Esa unión o simbiosis o bricolaje de muchas vertientes materializan el cuento o la novela, el ensayo, la crónica o el drama teatral.

   Eso se tiene en Los jefes. La vida llevada a la literatura, pero sin caer en la copia tediosa del tiempo cotidiano. O como era costumbre en los años sesenta del siglo pasado, calificar de panfletaria una obra que involucrara consignas políticas en la narrativa, en la poesía o en la dramaturgia. En los jefes, se ve y se lee la convicción de acercar la literatura a la realidad y hacerla aparecer como una magia discursiva que lleva el lector a un mundo coherente, apasionante, donde puede tocar a los personajes y caminar o sentarse con ellos.

  El deicidio detectado y propuesto por Vargas Llosa tiene que ver con quitarle a la literatura latinoamericana de la segunda parte del siglo pasado el supuesto garcíamarquismo. Pero el fenómeno no estaba ahí, estuvo en el norte de América, en la obra de William Faulkner de la cual aprendieron todos a mirar la experiencia de vida como fuente para hacer literatura. Una experiencia vista desde una perspectiva faulkneriana en la que la comicidad de los hechos populares o no, daban cuenta de una idiosincrasia o una identidad de las sociedades salidas de la colonización.

  Y la obra de Faulkner fue producto de la ubicación sociocultural de este autor en la atmósfera intelectual o epistémica de la primera parte del siglo veinte que creó un interés por la historia social o la historia descentrada del dominio de la política o de la historia política. Vargas Llosa ve en la obra de García Márquez un predominio de la mentalidad costeña del caribe colombiano, concepto acuñado por la historia social inventada en la Europa de los albores del siglo veinte.

  La mentalidad del sur peruano es la que está en Los jefes. Los personajes son presentados y puestos en un espacio tiempo tragicómico. Un domingo dos contertulios beben cerveza hasta la náusea y luego se meten en las aguas del océano frío a competir por el amor de una muchacha ignorante de lo que pasa. O el viejo Abuelo harto de rutinas que asusta a su familia y luego se evade hacía la calle a reírse de lo hecho. Realismo mágico se ha llamado esta actitud literaria.

Guillermo Aguirre González

Octubre de 2024

Imagen: Fernando Botero. Retrato de Vargas Llosa 1988

martes, 1 de octubre de 2024

Azimov. Un poco de lumbre y calor


    Anochecer y Robbie, dos relatos de Azimov, nos muestran un ejercicio de la ficción literaria, que exige una disposición para comprender el vuelo de la imaginación atada a verosimilitud, y esta inscrita en el juego de lo posible. Si se tiene un cohete impulsado por la pólvora que se eleva, porque no pensar en un artefacto más grande y más cargado para sacar de la tierra un viajero y ponerlo en la luna. Si se tiene navegación aérea porque no pensar en navegación interplanetaria. La ficción de Azimov es tan verosímil como los viajes de Verne.

   Azimov presenta un tiempo en el que la humanidad convive con robots y se ha conquistado la luna para vivir en ella igual que en la tierra: se vive en el año 1988. Los autos funcionan “a reacción”; un pasatiempo turístico es viajar a la estratósfera donde todo toma un color púrpura y la tierra se observaba como un recipiente cóncavo.

   La trama en Robbie está dentro de una familia con una hija única de nueve años. Le han puesto a la niña un robot, con las características de un perro que funciona como mascota. La niña vive sólo para su perro robot y por ello se ha aislado de los demás niños del barrio. Esta novedad llevó a una crítica social contra la familia Weston por dejar al cuidado de una máquina a la pequeña Gloria.

  La crítica vecinal acompañada de una actitud de rechazo, obligó a la madre a entrar en conflicto con el padre. La madre hace eco ante su marido de los maldecires del vecindario. Preocupa el aislamiento social de Gloria. Los vecinos prohíben a sus hijos la compañía de la niña cuando está con Robbie. Por eso ella se entrega toda a la mascota robot hasta el punto de no poder estar sin el metálico perro.

  La madre logró que su esposo se deshiciera de Robbie y en su lugar pusiera un hermoso cazador escocés, especializado en el cuidado de niños. Gloria entró en depresión y no quiso cambiar su perro metálico por el de carne y hueso. El padre se sintió culpable de la crisis de su hija y para remediar la equivocación planeó y realizó un viaje de vacaciones a Nueva York con la familia. Allí se llevó a Gloria a muchos escenarios, incluido un viaje a la estratósfera. Gloria presentó síntomas de recuperación; pero en realidad esperaba que todo concluyera con el retorno de Robbie. Llegó el momento de visitar “una exhibición de magia científica a escala de la mentalidad infantil”: se encontraban un grupo de robot que operaban y producían sus metálicos sonidos. Allí Gloria distinguió el sonido característico de Robbie y saltó a su encuentro, pero en ese trance una grúa cruzaba poniendo en peligro la vida de la niña. Con la velocidad de una máquina el perro robot saltó y evitó el accidente de su ama. Tras este acontecimiento, los Watson tuvieron que resignarse a recibir de nuevo la mascota, y se limitaron a esperar la muerte de Robbie por oxidación.

  Este cuento relato tiene una trama sencilla y recurrente en la literatura: el apego de los niños a sus mascotas hasta llegar a fundirse con ellas de manera inseparable. Pero el ingrediente que adhiere Azimov son un tiempo y un espacio concebidos por su imaginación de ficción. Esas categorías ficcionadas se pueblan con acontecimientos que revelan un gran talento inventivo. Se escribe por el entusiasmo ante la ciencia y la tecnología puetas en proyección futura. Así como lo hizo Verne en el siglo diecinueve lo hizo Azimov en la mayor parte del veinte. La navegación aérea posibilitó imaginar y proyectar viajes extraterrestres. Robbie y Gloria habitan un espacio surcado por autos movidos a reacción y turistean por la estratósfera. Para el padre cientificista es complemento lógico y normal que su hija conviva con una mascota robot; pero para la madre, presentada por Azimov como un ser inferior por ser mujer y practicante de cultos religiosos, le parecía una desgracia, así como a sus vecinos.

 


  La vida y el mundo transformados por la ciencia, hacen posible que los seres humanos viajen y habiten un planeta con varios soles. En el cuento-relato Anochecer un periodista investiga las convicciones de un grupo de científicos en la universidad de Saro, por las que advierten el fin del mundo, basados en la demostración de la existencia cíclica de la humanidad. Los soles que alumbran el planeta Lagash, nombrados con letras griegas, se han alejado y los humanos se avocan a entrar en un ciclo de frío y oscuridad. Por eso se quemarán los ampos y las ciudades en busca de un poco de lumbre y calor.

  El periodista es atacado por el jefe de los científicos por promocionar en sus escritos publicados en diarios, la posible falla de esas teorías; pero además testifica las convicciones del jefe como definitivamente científicas en contraste con las tesis de los cultos religiosos, quienes no creen que el fin del planeta ha llegado y son acusados de vivir prisioneros de los mitos.

  Las predicciones se cumplen. Llega la oscuridad, el frío y la destrucción. Los “cultistas”, así llama a los religiosos, organizan una asonada y se tomas las instalaciones del observatorio de los científicos, las incendian para mostrar el triunfo del culto sobre la ciencia.

  Así como en Robbie, Azimov con una trama sencilla y recurrente presenta la guerra entre la ciencia y la religión, pero en una humanidad que ha logrado habitar otros planetas. La lucha se presenta en un contexto ficticio que obliga al lector a imaginar un planeta alumbrado por varios soles, que se alejan o son eclipsados por planetas gigantes quienes someten el medio humano a una lucha a muerte. Parece concluirse: la humanidad seguirá guerreando donde quiera que habite.

Guillermo Aguirre González

Septiembre de 2024

Imagenes tomadas de

https://comunicagenia.com/blog/isaac-asimov-inteligencia-artificial/