Llena de asombro la capacidad narrativa de la autora. Inspirada en la
vida cotidiana de su natal Barranquilla y sus gentes, despliega un saber
preciso sobre el ser humano y el contexto social. Los sentimientos, la ira, la
calma, los instintos, le permiten presentar la identidad de los personajes
magistralmente concebidos y presentados al lector, en quien se produce el deseo
de indagar más sobre ellos, contradictorios y fascinantes.
Le dice Lina, la nieta, luego de escuchar a Benito Suárez: “Es
inteligente ¿Verdad? […] Su abuela tardó un buen rato en contestar. Parecía
estar muy lejos y como si viniera de muy lejos dijo al fin: “¿Inteligente?” Si.
Pero es sobre todo un asesino” (Pág. 82). Benito es el esposo de Dora la hija de Eulalia;
esposo maltratante y en exceso violento. A pesar de ser médico es capaz de
golpear a su mujer hasta bañarle el rostro con sangre por las heridas dejadas
por sus puños.
Eulalia, la abuela, se presenta como una mujer culta. Ha indagado de
manera atenta por una explicación sobre el ser humano y su comportamiento.
Luego de descubrir las intenciones de Benito Suárez de recluir a su esposa Dora
en una clínica para enfermos mentales por considerarla una mujer sexualmente
insaciable, Eulalia y Lina se quedan impávidas por la noticia. y él además
poseído por una sospecha sistémica de infidelidad. Eulalia muestra un saber
inspirado en el psicoanálisis para explicar la conducta de Benito Suárez a
quien se le puso ese nombre, recuerda ella, por haber sido sus padres
admiradores del fascista Benito Mussolini.
Suárez para Eulalia era un hombre preso de los instintos y los dejaba
fluir incontrolables. Ellos le salían a flote por pulsiones ocultas, “pulsiones
[que] operaban en regiones a donde nadie había sabido nunca aventurarse…” (Pág. 113).; y más se tenía desconfianza ante
cualquier intento de intervenirlas. La conciencia del instinto podía llevar a
la gente a adaptarse a las reglas sociales y controlar la violencia o por el
contrario condenar definitivamente a quien fuera a “imperativos morales
asociados a una utópica libertad de elección […] agravar en el hombre el
sentimiento de culpa […] y […] fustigar una agresividad…” (Pág. 140) expresada en un instante para luego
opacarla y entrar en unos sentimientos de grandeza o miseria, felicidad o
desdicha. Con el ejercicio de la violencia se desmoralizaba y perdía el respeto
de sí mismo, o se llenaba de orgullo para legitimarla. Pero en todo caso el
instinto seguía allí para desencadenarse ante un mínimo estímulo.
Marvel se expresa con una voz omnisciente sobre la burguesía
barranquillera de la segunda mitad del siglo XX.
Dice que se comporta en una dualidad: una conducta pública y otra
desencadenante del ser real cuando le facilitan la posibilidad de expresarlo de
manera oculta ante los ojos de los demás. Divina Arriaga heredera de una
naviera, llegó a Barranquilla huyendo de la guerra en Europa. Trajo una hija
fruto de su amancebamiento con un polaco, llamada Catalina dueña de una
hermosura insoportable. La práctica de vida de Divina Arriaga fue moldeada en
la Europa de preguerra, llena de exceso de libertad. Las fiestas que armaba en
su casa de Puerto Colombia, permitían a los invitados escapar “…cada quien
tenía la impresión de escapar de la ciudad y según sus antojos se aventuraba en
el laberinto de un yo desconocido por donde iba y venía hasta encontrar su
verdad más profunda, aquella que podía conducirlo a la euforia o al suicidio, a
jugar su fortuna en una mesa de póquer o su vida en una apuesta irrisoria; a descubrir
su deseo de la mujer o de un amigo o del amigo mismo”. (Pág. 164).
La profusa narrativa de Marvel revela el dominio de un inmenso
contenido cultural, adquirido por ella en su trajín de vida. Deleita esa
capacidad y coherencia y obliga a estar con la atención en tensión. Nos mete en
la escena barranquillera de la primera parte del siglo xx para mostrarnos las
andanzas de la bella Catalina con una alta técnica compositiva. Marvel Moreno
desarrolla un personaje y a su lado los que necesariamente debe poner para
mostrar el contexto económico social en el que se mueven, por eso tras Catalina
entran en el escenario de “En diciembre llegan las
brisas”, la madre y sus ancestros; el pretendiente y luego esposo de la
bella; y al mismo tiempo con una ilación clara y poderosa, entroniza la
genealogía del esposo, un psiquiatra racista, misógino, adicto al alcohol y
violento. En este contexto presenta un cuestionamiento de la psiquiatría, y los
diálogos de la abuela y tías de catalina, mujeres que han logrado deshacerse
del dominio de sus maridos caribeños plenos de violencia contra ellas. La tía
Eloísa expresa su crítica al patriarcado que ha sometido a la mujer a la
represión sexual y luego, dice, viene Freud a teorizar esa represión y
culparlas a ellas por una condición impuesta por el poder masculino. Concluye
Eloísa: “Puesto que a las mujeres se les imponía la castidad a fin de
dominarlas, volviéndolas infantiles, dependientes y cobardes, su afirmación en
el mundo pasaba necesariamente por la afirmación de su sexualidad” (Pág. 223). Así puede percibirse una crítica al
psicoanálisis y decir que este “se movía como pez en el agua”, parodiando la
expresión de Foucault al referirse al marxismo en el siglo XIX.
Lina y su abuela Eulalia, Divina Arriaga, Catalina y su tía Eloísa,
Benito Suárez y su esposa Dora, hacen parte de la sociedad pudiente, rica y
burguesa de la ciudad, acostumbrada a reunirse cotidianamente en el Country
Club. Sociedad que se cerraba ante los demás conciudadanos por un racismo
heredado de la época colonial, haciendo vigente las denominaciones de los demás
según el color de la piel; por eso en la novela, la autora utiliza
reiteradamente los términos mestizo, mulato, criollo, blanco y negro. Sobre todo,
se insiste en los ojos azules como característica de superioridad.
Este ambiente es el que recibe a los inmigrantes, llegados en busa de
refugio. Llegaron primero los judíos, perseguidos por los nazis; luego llegaron
los nazis derrotados, franceses “colaboracionistas” e italianos perseguidos por
los aliados. Estos se mezclaron con la elite barranquillera con mucha facilidad
porque compartían la cultura patriarcal, racista y misógina. Los inmigrantes
iniciaron industrias, especialmente textiles y levantaron inmensas fortunas.
“En diciembre llegan las brisas” es una novela construida con el
testimonio del personaje Lina quien recibe información del pasado por su abuela
y tías y del presente, según el tiempo de la obra, por su propia vivencia tanto
en la ciudad caribeña, como en las colonias que los barranquilleros ricos
armaron en Europa. Los hijos producto de los matrimonios entre caribeños
pudientes e inmigrantes desarrollaron una cultura económica de ostentación,
gasto y poco laboriosa. Y en el aspecto comportamental unas relaciones
interpersonales fariseas e hipócritas porque la promiscuidad era generalizada.
Los ejemplos cifrados por Marvel de los matrimonios realizados tuvieron como
principio una violación. O el compromiso y noviazgo se tomaba como un permiso
para violentar de entrada a la mujer.
La crítica social, la ilustración de los círculos de poder y el racismo
misógino y patriarcal llevan a que en la novela se decante un feminismo, una
sexualidad y una violencia como bases de las relaciones sociales de la región
caribe colombiana, en especial, en la ciudad de Barranquilla. Al unísono de la
violencia sexual, está la expresión de un feminismo cultivado por aquellas
mujeres que vivieron el inicio cruel de la sexualidad y ya maduras estudiaron y
se documentaron sobre las causas de ese orden social que las condenaba a la
opresión sistemática, a la inferioridad. Ellas se encargaron de alertar a las
hijas, nietas y bisnietas de ese fenómeno.
Ante las convicciones de Beatriz Avendaño que planeo con detalle y
sabiduría la separación de su poderoso esposo Javier Fresen y al no poderlo
hacer por las violencias de este, decidió suicidarse. Lina la admira y la
concibe como un virus dispuesto a atacar… “Con los años, Lina la compararía a
un virus de sorprendente sagacidad que después de conocer todos los
antibióticos […] hubiera resuelto mantenerse invisible a la espera de la más
completa degradación del organismo en el cual se alojaba para arrojarse contra él
cundo ninguna defensa fuese posible”. (Pág. 416).
Así Lina, la testigo que cruza de principio a fin la novela, observó todas las
violencias de género y decidió vivir y morir soltera, después de haber
adquirido una inmensa sabiduría.
Guillermo Aguirre González
Marzo de 2024
Imagen Tomada de https://www.bbc.com/mundo/noticias-51243682