jueves, 5 de mayo de 2016

Huella y esplendor del relámpago

 Zeus dueño del rayo-Anfora-470 antes de nuestra era. Museo del Louvre

Deshielo. Retiro del frío hacia el norte y hacia el sur. Y parece que el humano lo siguió. En el norte se fue tras el frío y luego de unos veinte mil años construyó un imaginario sobre su existencia y lo verbalizó y lo preservó en la memoria de las generaciones. Lo impresionante y asombroso está en la universalidad de ese imaginario, rastreado en la modernidad y nombrado como epopeya, mito o leyenda. Esa construcción se puede pensar como una actividad de la mente y el corazón de los humanos civilizados.

Una civilización que no aparece de golpe. Se construyó con la lentitud de múltiples ensayos y errores y con la posibilidad de almacenar en la memoria los hallazgos. La lingüística comparada y la semiología de las primeras décadas del siglo XX descubrieron elementos comunes en las leyendas y epopeyas de los pueblos del norte de Europa, el Cáucaso y la india. Llamaron esa tradición con el nombre de Indoeuropea. Rastrearon la existencia en el lenguaje de relatos referidos a un mismo héroe con hazañas parecidas. Los relatos analizados y rastreados desde la antigüedad en los libros más famosos (el Antiguo Testamento, el El Athatvaveda, el Bhagavad-gītā, la Iliada y la Odisea), revelaron una estructura referida a la práctica social de la sociedad sedentaria. La estructura se identifica en las tres funciones sociales del civilizado: el agricultor, el trascendente y el guerrero. Las gestas son efectuadas por héroes de cada una de las tres funciones o un solo héroe hace las tres o dos.

Es en la leyenda de los orígenes, los nombres de fundadores de la sociedad o sus creadores, son los que permitieron pensar en una estructura del relato común indoeuropea. Los nombres tienen una raíz semántica común. Pero este descubrimiento permite universalizar las tres funciones. En el tiempo de la sedentarización la humanidad, por la gravedad del comportamiento, por la forma de conseguir el alimento, por la facticidad del nuevo espacio para vivir y por la relación entre los cuerpos, se especializó en funciones, así como el cuerpo llegó a ser homo sapiens por haberse especializado en consumos y en la relación con el espacio. Con este criterio se puede afirmar que el grupo social que adopta una sede como lugar para vivir, produce en su interior tres funciones específicas correspondientes a tres clases compartimiento estanco, tres clases sociales: los que cultivan, los que se comunican con los dioses y los que portan las armas (agricultores, sacerdotes y gurreros).

La materia de esas relaciones sociales obligan la memoria, la imaginación a unos contenidos trinitarios de la cultura, en especial la verbalización y luego la escritura sobre el origen. Puede hacerse un esfuerzo de acercamiento a los grandes relatos para tratar de ver en ellos las tres funciones.

En Europa, tres héroes equivalentes, el Indra védico, el Bátraz escita y el Ares griego, transitan entre lo humano y lo divino, entre el cielo y la tierra. Se comportan como guerreros, otras veces como trabajadores de la tierra o de las artes. Indra tiene una provincia naturalista, tiene la tormenta con rayos y truenos; tiene también una provincia humana con sus batallas terrestres, personas y guerreros. Ares es guerrero especializado, cruel, sanguinario, dirige todas las guerras. Bátraz es un héroe de acero templado. Bajó del cielo para aniquilar gigantes y proteger el pueblo. Cometió tres pecados en la zona de cada función social: en la guerra, en la agricultura y en la sacralidad. 

Mata con sevicia. El padre de Bátraz es asesinado, por seducir la mujer de una familia, y el héroe cobra venganza con esa familia, ejecutora del crimen, dueña de múltiples rebaños, hombres y siembras; pero es una familia que no tiene sentido de la grandeza. La venganza se cobra con exceso. El guerrero mata los agricultores, porque no le importa, no cultiva.

Mata al pueblo trabajador. El pueblo heroico fue convocado por la familia agrícola criminal para ejecutar el asesinato del padre del héroe de acero. En asamblea se decide participar y ser responsables. Sufrieron el exterminio vengador.

Mata los genios y los espíritus. Sacerdotes jueces, apoyaron el asesinato y quieren enjuiciar el héroe por lo que está haciendo. Bátraz los declara culpables y sufren venganza. No todos; algunos escaparon, se quejaron ante dios por la conducta del héroe y dios decide eliminarlo. Le tiende una trampa y lo ataca por las rodillas, única parte del cuerpo de acero vulnerable.

En América, dos mitos de origen permiten ver en acción las tres funciones del civilizado. En el Popol Vuh se lee: en el principio había mar, cielo y los poderosos y los dominadores. Entonces vino la palabra. Los poderosos y los dominadores en la noche, celebraron consejo, se comprendieron y pensaron; se hicieron visibles y en el alba decidieron construir al ser humano. También construyeron a los Maestros Gigantes como Espíritus del Cielo para que produjeran la vida, los árboles, los bejucos, la existencia. Esos maestros se llamaron Maestro Gigante Relámpago; Huella del Relámpago y Esplendor del Relámpago. Los tres nombraron, para que nacieran, la tierra, las aguas, la germinación, la materia. Al nombrar la germinación construyeron el ser humano. Pero la obra no podía hablar y adorar a sus constructores, entonces hicieron consejo y construyeron un adorador que hablase. Se apoyaron hablando a un antiguo secreto, de la antigua ocultadora, augures llamados la Abuela del Día y la Abuela del Alba. Por decisión del consejo de los Maestros Giantes, espíritus del cielo, dijeron a esos augures “Haced pues que haya germinación, que haya alba, que seamos invocados, que seamos adorados, que seamos conmemorados, por el hombre construido, el hombre formado, el hombre maniquí, el hombre moldeado…” Al ser humano le fue dado por voluntad de los constructores el maíz, el tzité. Pero “…no tenían ni ingenio ni sabiduría, ningún recuerdo de sus Constructores, de sus Formadores; andaban, caminaban sin objeto. No se acordaban de los Espíritus del Cielo; por eso decayeron…” Entonces el Tallador de Rostros vino a arrancarles los ojos, la cabeza les fue cortada por el Murciélago de la Muerte, El Brujo-pavo les comió su carne, el Brujo-búho trituró sus huesos. Se oscureció la tierra y cayó una lluvia tenebrosa día y noche. Estos primero seres humanos quedaron reducidos a simios moradores de los árboles. Los cultivadores fueron destruidos, por los guerreros con anuencia de los maestros gigantes.

La tierra estaba oculta y un ser llamado Principal Guacamayo y sus dos hijos el sabio Pez-Tierra y Gigante de la Tierra, se enorgullecían y decían ser más grandes y estar por encima del ser humano construido. Decían ser la luz del sol y la luna, pero era solo la luz de sus piedras y metales preciosos. Entonces fueron vencidos por los de la Construcción para hacer luego la humanidad. La tarea la cumplieron El Maestro Mago Brujito, hijo del Antiguo Secreto y la Antigua Ocultadora y sus hijos Maestro Mono, Maestro Simio “…músicos, cantantes, tiradores de cerbatana, pintores, escultores, joyeros, orfebres…” El Maestro Mago Brujito y sus hijos invitaron al juego de pelota a los grupos vecinos, los vencieron y por el éxtasis del triunfo devolvió el color al mundo. Los llamados Procreadores, Engendradores, Constructores, Formadores, Dominadores poderosos del cielo, celebraron consejo y dijeron: he aquí el hijo del alba, el hombre, la humanidad. Y sin madre pusieron los primeros cuatro hombres: el primero Brujo del Envoltorio; el segundo Brujo Nocturno; el tercero Guarda-Botín; y el cuarto Brujo Lunar. Estos lo conocieron todo y lo vieron todo en un país excelente, con pirámides, cacao, maíz, bebidas… pero su conocimiento absoluto llevó a los constructores a tener celos. Esos hombres sin madre son rivales y por eso en consejo de los Espíritus del Cielo, Maestro Gigante Relámpago, Huella del Relámpago, Esplendor del Relámpago, Dominadores Poderosos del Cielo, Procreadores, Engendradores, Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora, Constructora, Formadores, decidieron limitarlos, petrificaron su saber les infundieron el sueño y al despertar quedaron atados a sus mujeres: La de la Blanca Mansión del Mar, nombre de la mujer de Brujo del Envoltorio; La de la Mansión de los Bogavantes, nombre de la mujer de Brujo Nocturno; La de la Mansión de los Colibríes, nombre de la mujer de Guarda-Botín: La de la Mansión de los Guacamayos, nombre de la mujer de Brujo Lunar. Puede pensarse que la sabiduría de la clase artesana fue limitada por la función de la clase de los sacerdotes.

En un testimonio recogido a finales de siglo XVI sobre los incas se lee: Con Tici Viracocha Pachayachachie (dios hacedor del mundo), salió de la laguna del Collasuyo (vestido con túnica blanca, una corona de sacerdote y en la mano algo parecido a un breviario) y creó el cielo y la tierra y los hombres. Lo dejó todo a oscuras. La tierra fue habitada por esos primeros seres humanos obedientes a un señor. De ellos no se sabe nada. Con Tici Viracocha volvió a salir de la laguna. Fue a Tiaguanaco, en el mismo Collasuyo. Allí hizo el sol y el día y les trazó el curso, hizo la luna y las estrellas. La primera gente y su señor no le sirvieron a Con Tici Viracocha, la castigó y la convirtió en piedra; menos a dos hombres.

Luego Con Tici Viracocha, mandó a los dos hombres a revivir los seres de piedra. Una parte fue enviada al lugar donde nace el sol, para que lo poblasen y lo llamasen Antisuyo. La otra parte de los seres de piedra se revivieron y fueron enviados a espaldas del sol para que poblasen la tierra y la llamasen Condesuyo. Los dos hombres fueron enviados a derecha e izquierda a poblar la tierra y la llamasen Chinchasuyo y Coyasuyo. Hecho esto Con Tici Viracocha salió de Tiaguanaco, rumbo al Cuzco. En el camino una tribu belicosa llamada los Canas lo atacó, el dios se defendió haciendo que cayese fuego del cielo. Así los canas lo reconocieron como dios; pero Con Tici Viracocha debió apagar el fuego. Levantó su vara apagó el fuego y murió. Los Canas levantaron una guaca (ídolo) para adorarlo como creador del mundo y los hombres.

Otra divinidad, Alcaviza, rey del Cuzco sacó de una cueva Cuatro reyes con sus mujeres (Ayar Cache y Mama Guaco. Ayar Oche y Cura. Ayar Auca y Ragua Ocllo. Ayar Mango Capac y Mama Ocllo; Cuatro reyes con el saber de las artes, los cultivos, los ganados. Por orden del sol su padre común invadieron el Cuzco y sus tierras y crearon el Tawantisuyo (el reino de las cuatro partes del mundo). Muertos los cuatro reyes nació de su descendencia Lloque Yupanqui (nació con dientes, no quiso mamar y fue gran orador y mago) Lloque Yupanqui exterminó la descendencia de Alcaviza y generó la dinastía de los cuatro reyes: Maita Capac, Inca Roca Inca, Yaguar Guacuac, Inca Yupanqui. En el relato incaico las tres funciones son ejercidas en mescla por las tres clases.

La humanidad pobló el espacio sobre sus cabezas con seres réplicas de su propia existencia sobre la tierra. El ser material establecido en un territorio como sede de la vida, hizo ruptura con su pasado trashumante y creó la cultura del civilizado con base en tres funciones básicas. Esas funciones existían igual en la tierra como en el cielo. Los seres del cielo se manifestaban, se expresaban con el trueno, el rayo y la lluvia. La voz altitonante, el fuego y el diluvio, los hacía superiores al ser humano, pero igual en fisonomía. Por eso los héroes demiurgos transitaban entre los dos mundos para traer la guerra, los cereales, el saber sobre el fuego, dar y quitar la vida y juzgar los actos de la humanidad.

Este ensayo le debe mucho a:
Juan de Batanzos. Suma y narración de los Incas. Madrid 1880.
Popol Vuh o libro del consejo de los indios quichés. Traducción de la versión francesa por Miguel Ángel Asturias y J. M. González de Mendoza. Instituto Cultural Quetzalcoatl. Méjico.
Georges Dumézil. Escitas y Osetas. Mitología y sociedad. F.de C. E. Méjico 1989

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