domingo, 15 de octubre de 2017

Democracia angustia e inseguridad



Rodrigo Lara Restrepo, presidente de la cámara de representantes de Colombia ha actuado en este último tiempo como el portador del sentir de un sector de la sociedad. Ese sector ha heredado y tenido el poder político-económico, y ante la nueva arena política, saca a relucir sus fobias y a ubicarlas en los posibles contradictores, de los que sospecha harán una unión para disputarle el poder. Rodrigo Lara representa una imaginería política más visible ahora, de la siguiente forma, escuchada entre grabaciones y leída entre líneas.

Han ganado la administración del Estado colombiano, desde hace unas tres décadas, unos hombres y mujeres sin perspectiva histórica y por lo mismo con una imagen del ser humano para lo inmediatista y pragmático. Sus actos administrativos se dirigen a complacer la estabilidad de la tasa de ganancia del capital.

Entre esos actos administrativos están la flexibilidad laboral, por la que el sujeto trabajador colombiano entró a vivir en la angustia de la inseguridad permanente; la extensión de los años laborales, que dificultan el retiro y el disfrute de la edad de jubilación; la privatización de los servicios públicos, que ha reemplazado el servicio oportuno por el aumento de la tasa de ganancia del interés privado.

Esa imagen del ser humano de los nuevos administradores del Estado, concuerda con el neoliberalismo globalizado, para quien la vida es un insumo del mantenimiento y estabilidad del poder político-económico. Ese capitalismo globalizado, de imposible control, consume seres humanos, así como una máquina, consume materia prima. Por esa imagen, el concepto de humanidad ronda lo cosificado.

Estos hombres y mujeres que hoy tienen el Estado han sido educados en el más extremo culto del individuo, pleno de miedo a la inseguridad y a la desprotección, del orden impuesto por el capitalismo moderno. Estos, son muchas veces, advenedizos escaladores de jerarquías, con un mundo en sus cabezas regido por el lugar seguro del hombre arrimado al poder; pero con miedo a que su lugar se pierda o sufra amenaza, y por eso sus actos son la garantía de sostén del orden moderno.

Además de los advenedizos arrimados, están los descendientes administradores de los capitales acumulados desde la época colonial. Estos descendientes, pertenecen a un puñado de familias oligárquicas y aristócratas, preparados en las universidades en las que se imparte doctrina para la preservación del orden liberal global. Tanto los advenedizos como los descendientes, no conciben el ser humano como un sujeto lleno de dignidad por el solo hecho de existir, requisito necesario para vivir feliz.

La inseguridad y desprotección ocasionadas por el miedo a perder la estabilidad y compartir los bienes con la generalidad, ha llevado a los administradores del Estado colombiano a sembrar en el imaginario de los colombianos un culto por la política tradicional, a sabiendas que expanden el sufrimiento y condenan a la pobreza, cada vez, a mayor número de personas y familias.

Se puede leer y ver, en la actuación de uno de los administradores del Estado, el sentimiento de inseguridad y a la desprotección. Es el congresista Rodrigo Lara, hijo del asesinado ministro de justicia y hoy presidente de la cámara de representantes. El lunes 28 de agosto de 2017 sostuvo en una entrevista radial que aboga por la alianza entre los partidos Centro Democrático y Cambio Radical, para impedir que la izquierda llegue al poder en Colombia. Dijo: esto “es un imperativo para cualquier demócrata” (…) “los marxistas son muy buenos para hacer diagnósticos, pero cundo llegan al poder quieren estatalizarlo todo y llevan a un verdadero desastre a una involución en el desarrollo económico y social y en el desarrollo de las libertades”1

Se evidencia entre las convicciones del congresista, la de un desarrollo económico sin seres humanos y sin control estatal. La de una democracia y unos demócratas que quieren ser, evitando que una parte de la población, activa políticamente, llegue al poder; en este caso la Izquierda. Se evidencia, en Lara Restrepo una concepción de la evolución, reducida al predominio de la propiedad privada sobre los bienes públicos y la más terrible convicción de creer que la libertad humana es etérea, absoluta y sin anclaje en las relaciones humanas.

Esas convicciones son de un sector de la sociedad colombiana, reducidas a un enfoque sesgado sobre la cultura sin la complejidad necesaria de una concepción de la humanidad en la que todos debemos estar. Es una política excluyente, dedicada a pensar el mundo desde la estabilidad de la propiedad de los dueños de la riqueza monopolizada.

La humanidad ha construido la cultura, para nombrar todo lo que la amenaza y así poder controlarla misma amenaza. La cultura concebida desde una parte de la sociedad, termina declarando la otra como el enemigo pleno de todos engendros involutivos. La cultura constructo de la humanidad, debe derrotar el hambre, la inclemencia de la naturaleza, el miedo a lo inexplicable, el dolor y la angustia de la existencia; pero a partir de la modernidad, y la construcción del individuo, la cultura se redujo a un sector de la sociedad, el mismo que se ha apropiado de los bienes, entre ellos el más preciado: la libertad. Se es libre si se deja actuar las fuerzas del interés individual, materializado en el tener, acumular, comprar y vender, desconectados del interés general.

El miedo a la estatalización, es el miedo al control social sobre la riqueza de la sociedad. El devenir de la democracia colombiana, luego de doscientos años de exclusión, violencia y el consecuente derramamiento de sangre, sintetizados en el concepto “historia de la crueldad”, ha optado por desarmar los grupos alzados contra el Estado. La resultante está en la creación de una arena política en la que se va a jugar y luchar por el debate social, por el diálogo, el parlamento, la confrontación de idearios; la participación de todos en las decisiones sobre el futuro del país. En otras palabras recuperar el sentido cultural de la política como el espacio-tiempo en el que se piensa la humanidad y no una parte de ella.

Los miedos de Lara Restrepo, son los miedos del sector social que representa, expuestos con falacias; pero que en el fondo de su concepción excluyente de la cultura, funcionan como inseguridad y desprotección, ante el debate abierto y franco sobre esa “historia de la crueldad” colombiana. El terreno ganado por la política saca el ser social de todos los participantes. La confrontación obliga a ver y entender al otro, porque ya no se puede eliminarlo físicamente.

1. Lunes 28 de agosto de 2017. Noticias caracol radio. Entrevista a Rodrigo Lara Restrepo, Darío Arismendi.

Imagen: José Gabriel Acuña. Los Hijos de La Violencia. Colombia 2012

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