miércoles, 15 de junio de 2016

La política en Bello desde 1913





La política, es el ejercicio de participar en los asuntos públicos. Esta participación tiene muchas modalidades, la más prestigiosa es, adscribirse a un partido y hacer que este asuma el poder público para realizar programas sociales o también las políticas del partido.


Este ejercicio de participación en los asuntos locales, en Bello, comienza con la creación del municipio en el año de 1913. Desde este hecho trascendente para la historia local, los bellanitas asumieron mucha parte de la responsabilidad de sus destinos como grupo social.


Ser erigido en municipio implicó el tener una réplica de los poderes de la república: un Alcalde (poder ejecutivo), un Concejo (poder legislativo) y unos jueces de circuito (poder judicial). El ocupar estos puestos públicos fue y es un producto de la lucha política partidista. Por ello desde 1913 en el municipio de Bello, se desarrolla la puja entre liberales y conservadores por el control de la pequeña burocracia local.


Pero el municipio no estuvo aislado de los acontecimientos nacionales, por ello es posible periodizar, el devenir político de Bello, según los ritmos de la república. Así, puede hablarse de las siguientes épocas:


Las hegemonías 1913 – 1948: a pesar de que los conservadores monopolizaron el poder hasta 1930 y satanizaron la oposición liberal, un grupo de ballanitas se sostuvo en su militancia y mantuvo una mínima participación en el Concejo Municipal, hasta 1930. En este año con el comienzo de la hegemonía liberal el debate bipartidista se equilibra, así como la composición del Consejo municipal.


El ejercicio de la política, tiene como fundamento ideológico, la defensa del poder económico de los participantes en el poder local. La práctica económica normal de este periodo, es el tener tierra productora de agropecuarios y poseer propiedades en la zona urbana, en la que se comercia lo producido o se presta servicio de abarrotes.


Se puede decir que la sociedad bellanita en la primera parte del siglo XX, estuvo dirigida políticamente por terratenientes comerciantes liberales y conservadores. El imaginario político de este grupo, se caracterizó por mantener las instituciones republicanas, pero inscritas en la tradición. Esto debe entenderse como una hibridación entre la dependencia y los derechos ciudadanos.


Si la riqueza económica la producía la propiedad de la tierra y del comercio urbano, en términos tradicionales, se tenía una sociedad dependiente de los dueños. Y la dependencia riñe con los atributos del ciudadano republicano. Se puede entender la sociedad dependiente, como sociedad clientelista, donde el grupo que ha ejercido el poder, ha movilizado los electores dependientes en términos clientelistas, para el mantenimiento del poder personal.


Por ello, el concejo municipal, durante la primera parte del siglo XX, y la política en Bello estuvieron en manos de tres o cuatro familias, entre las que sobre salen apellidos como Velásquez, Villa, Sierra y Zapata. Ellos ejercieron el poder y establecieron una relación muy estrecha con las dos empresas que le dieron a Bello el carácter de campamento obrero: El ferrocarril de Antioquia y fabricato.


El periodo de la violencia bipartidista (1948 – 1958): Como en la mayor parte del territorio colombiano, durante estos diez años los conservadores pusieron en desbandada a los liberales con base en el terror. El poder público fue monopolizado por el conservatismo. En Bello se organizó un grupo de hombres armados, quien viajó a la ciudad de Rionegro, con el objetivo de incendiar ese pueblo liberal. La memoria popular bellanita guarda la imagen del “aplanchamiento”, por este se sometía al contrario político a golpes de machete, por lo general entre varios hombres.


Esta situación se neutralizó un poco con la dictadura militar. A partir de 1953 -1954 todo el ordenamiento institucional republicano, es reemplazado por el poder unipersonal de militares. El alcalde militar en Bello desarrolló el programa de pacificación del General Gustavo Rojas Pinilla, pero según datos de la prensa de la época, continuaron los “aplancahmientos”.


La disposición política de la dictadura, que tuvo contenidos populistas de redistribución de la riqueza y apertura cultural, se expresó en Bello, con la apertura de la Avenida Suárez, la construcción de la biblioteca pública Marco Fidel Suárez y del monumento Choza Marco Fidel Suárez.


La milimetría política del Frente Nacional (1958 – 1974): este consenso, materializado constitucionalmente por el plebiscito reformatorio de la constitución de 1858, se expresa en el restablecimiento del ejercicio político de los finqueros comerciantes (clientelista). La lucha partidista es abolida, junto con el sectarismo y cuando se va a las urnas se lleva prácticamente un consenso, sancionado por el resultado electoral.


Pero en este periodo llega a la escena local un elemento nuevo, opacado y sin posibilidades de expresión en la primera mitad del siglo XX. Se trata de los grupos de izquierda. La izquierda se organiza, a nivel nacional, en guerrillas y partidos no violentos. Ambos tuvieron expresión en Bello, los unos clandestinos y los otros participaron en la lucha electoral, y lograron llevar al Concejo municipal algunos militantes.


Los frentenacionalistas hicieron su proselitismo a través de las Acciones Comunales, organizadas por el Estado para efecto de darle cuerpo al pacto bipartidista. El ejercicio político fue de corte eminentemente clientelista. Para acceder a los servicios del Estado en salud, vivienda, educación y servicios públicos, fue necesario estar inscrito en la red bipartidista.


La izquierda organizó permanentemente, huelgas y manifestaciones populares, en las que se denunciaba el monopolio político y el régimen capitalista. A este ambiente llegó y pegó con gran fuerza el llamado Tercer Partido, Alianza Nacional Popular” (ANAPO). Para 1970, este partido logra el noventa por ciento de las curules en el Concejo Municipal y la ocupación de la burocracia local.


La actividad beligerante de la ANAPO y los partidos de izquierda, generaron un ambiente de debate político de cuestionamiento del bipartidismo y de promoción del socialismo y el comunismo, elementos que entraron a matizar el ideario político de los bellanitas de los años setenta.


El descrédito de la política (1974 – 1984): Con el fin del Frente Nacional. Aparece el político profesional, que en aras de lo que se llamó la “Operación Avispa”, se organizaron empresas electorales de corte unipersonal. Ambos partidos se atomizaron por estas empresas, sustentadas económicamente por los llamados “Auxilios Parlamentarios”. Esto profundizó el clientelismo y dejó como consecuencia el descrédito de la política. Se posesionó en el imaginario popular la figura del político como ladrón y los bellanitas dejaron de participar en las elecciones. Por ello la abstención electoral deslegitimó lo público y el sistema político.


La empresa política unipersonal, posibilitó además el ingreso a la política de dineros provenientes del tráfico de marihuana y el contrabando. En Bello en esta época algunos políticos prestigiaron esta forma de financiar la política; pero en términos generales ambos partidos tuvieron en el periodo dos líderes que supieron estar al margen de estas actividades no santas y sostener la tradición. Fueron ellos Armando Estrada, por el liberalismo y Gustavo López por conservatismo.


El descrédito de la política fue canalizado por los grupos de izquierda y esto les permitió crecer con muy buenas perspectivas de convocatoria de las masas populares.


El Pluripartidismo (1984 – hasta hoy): Se inicia un escepticismo político, tanto ante los partidos tradicionales como por la izquierda. La lucha armada promocionada por la guerrilla, cayó por las luchas intestinas entre sus dirigentes. Los favores políticos de la gente, fueron recibidos por los llamados “Movimientos Sociales”, quienes lograron movilizar a los ciudadanos contra la “valorización de predios”, por “servicios públicos”, entre otros motivos.


Los partidos tradicionales disolvieron sus presupuestos políticos y comenzaron a participar en los ritos electorales a nombre de movimientos pluripartidistas, que nucleaban gentes de todas las banderas.


La empresa electoral adquiere un nuevo remozamiento, y hombres con talante de políticos profesionales, lograron liderar estos movimientos plurales y poner los alcaldes, concejales y llenar los puestos públicos, hasta hoy.


Este periodo estuvo matizado por el ingreso de los dineros del narcotráfico a la vida política. Estos dineros, permitieron crecer a la guerrilla y financiaron ejércitos paraestatales, destinados a enfrentar a la guerrilla robustecida. Esta confrontación llegó a todas las barriadas y generalizó una violencia urbana que disolvió el tejido social.

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