Desde Antioquia, Valdivia y Rodas
arman una entrada a Pequi para someter los indígenas. Las tropas al mando de Juan
Velasco vencieron al cacique y lo tomaron prisionero junto a un “mancebo
gallardo y animoso”1 Este indígena se enfrentó con su “macana” a
siete españoles. Les destrozó las rodelas y las celadas y los desarmó repetidas
veces. Los españoles con sus espadas lo hirieron, pero el indígena no caía.
Estos luego de tenerlo y ver vencido el orgullo conquistador, decidieron
empalarlo. Pedro Alonso de Arce les dijo: “Señores, es trabajo vano/ Aquesta
diligencia que se intenta,/ Pues no puede perder este pagano/ La vida por
herida violenta:/ Mirarle bien las rayas de la mano/ Los que con ciromancia
teneis cuenta,/ Y veréis que bañó miembros viriles/ En las estigias ondas como
Aquiles.”2 No lo mataron, decidieron amputarle las orejas y cortarle
los talones (Castellanos dice “gorroes”). Este trato profundizó la guerra y los
Pequi
estuvieron once meses en batalla antes de ser vencidos provisionalmente.
Juan de Castellanos quiso mostrar la crueldad de la guerra, con el caso del mancebo pequi y con lo sucedido a Juan Velasco. Dice que este conquistador se enamoró de la tierra del “Cenú” y desde Santafé e Antioquia armó vente (20) soldados, más ochenta (80) indígenas de servicio y se fue a someter las sierras. Allí fue recibido por Güisco, Araque y Guacucevo, con fingida paz. Velasco les habló a través de “la fiel Inés, India ladina,/ Criada de Alvar Sánchez, un soldado,/ Interprete cabal de aquella lengua,”3 Alvar fue avisado por Inés de la intensión de los naturales de atacar por sorpresa a los españoles, y le propuso a Velasco atacar en la noche anticipándose estratégicamente. Velasco optó por establecerse en un llano, llamado valle de Nitana, convocó a los indígenas y les habló del dios cristiano y de la necesidad de adorarlo y bendecirlo… “Y no como lo hacen a las cosas/ Que fabricaron ellos con sus manos,/ Ni al sol, ni la luna, signos ni planetas,/ Rios ni fuentes, montes ni laguna,…”4
Los indígenas atacaron, mataron a Fernán Sánchez, Francisco Morón, Andrés García, Tocino, Cañas, Antonio Fernández, Fernando Ramos, Gavilán, Saboya, “Al fin allá quedaron diez y siete/ Con más de ochenta piezas de servicio,/ Y la fiel Inés, de quien se dice/ Que viva la partían en pedazos/ Y hablando con ella la comían,/ Con otros cinco de los españoles/ Que vivos los cayeron en las manos…”5. Velasco escapó con otros tres y luego de vagar por más de catorce (14) leguas llegaron a San Juan de Rodas, desnudos, hambrientos y heridos.
A finales de 1571, un grupo de soldados salieron a buscar comida. A unas tres leguas encontraron un pueblo recién abandonado y lleno de bastimentos. Una india se les acercó y les advirtió que los indígenas estaban preparando un ataque a San Juan de Rodas y pidió la llevasen porque ella quería ser cristiana. Le creyeron y regresaron presurosos. Al día siguiente los habitantes percibieron el olor del ataque: humadas de tabaco, bijas y trementina; “[…] Fueron mil y quinientos sin la chusma/ Los cuales se venían acercando,/ Según de las señales coligian,/ Por oler a humadas de tabaco,/ Bijas y trementinas con que vienen/ Untados cuando van a rompimiento…”6. Atacaron y antes de huir dieron muerte a Juan Velasco, el caudillo de San Juan. Asumió el mando Leonel de Ovalle. El nuevo caudillo decidió abandonar el poblado y establecerse en el valle de Norisco, para estar más cerca de Santafé.
Oídas las noticias, el gobernador Andrés de Valdivia, llegó a Norisco con “[…] Con cincuenta soldados que tenía,/ Caballos y pertrechos, aunque pocos,/ Abrevió lo posible su camino,/ Y sin les suceder cosa notable/ Entraron en el valle de Norisco/ A donde se juntaron con los otros…”7. Valdivia decidió refundar el pueblo de San Juan de Rodas en 1572 y pasarlo del “…sitio/ De Teco y Maritué”, considerado inseguro, para el asiento antiguo “que llamaban Paramillo” tierra del cacique Agrazava. Valdivia, repartida la tierra y solares, hechos los ranchos, nombrado alcaldes, y teniente a “don Antonio Osorio de Pace, volvió a Santafé de Antioquia.
Antonio Osorio de Pace comenzó un ataque sistemático contra los indígenas, para hacerse respetar dice Castellanos; pero un indio ladino llamado Pedro Catía, que conocía bien a los españoles, reunió los caciques para preparar un ataque. La hermana de Agrazava decidió denunciar a Pedro Catía y hacerse cristiana. Antonio Osorio de Pace la escuchó y la torturó, pero al ver la convicción de la indígena, la bautizó y le puso el nombre de Catalina. Pedro Catía enterado de lo hecho por Catalina, reunió los caciques y los convenció de ir ante los españoles y prometerles falsa paz, para luego atacarlos. Ellos fueron pero los prendieron “[…] A lo cual fueron luego dos hermanos,/ Tucuré y Agrazava, y ansimismo/ Chacurí, Nuguireta, Tacüica,/ Tacujurango y otros principales,/ Con algunos regalos de comida,/ A los cuales prendieron en llegando,…”8
Con una posta (chasqui o mensajero) avisaron a Valdivia del inminente ataque y le pidieron socorro. El ataque se dio, los indígenas mataron a Fernán Sánchez de un garrotazo en las quijadas; a Juan de Ortega con un golpe de onda en las cienes. Aun así los españoles lograron romper el ataque y poner en retirada a los indígenas. En represalia ahorcaron a los caciques Nuguireta y Chacurí, lo que produjo más indignación en los naturales.
Entre tanto llegó a Santafé la noticia de que las cédulas reales de Valdivia no tenía la jurisdicción sobre Santafé de Antioquia, ni sobre San Juan de Rodas; Valdivia lo sabía y por eso quiso revivir la Santafé antigua y hacerla su capital. Nombró tesorero real y teniente a Antonio de Tovar. Dice castellanos que fue informado de algo maravilloso que les ocurrió a los que pretendían revivir la ciudad vieja y por eso abandonaron la intensión “[…] Con rara y espantosa maravilla,/ Lo cual yo no pusiera por escripto/ Si no fueran personas fidedignas/ Aquellas que la dictan a mi pluma…”9. Una mañana en la posada del tesorero se dispusieron a almorzar él y otros amigos suyos. Les sirvieron “Puchas o poleadas, cuyo nombre/ Es aquestas partes mazamorra…”10. Como tenían leche la vertieron sobre las porcelanas y de inmediato se tornó roja “En finísima sangre convertida”. Todos presos de espanto montaron sus armas y caballos y abandonaron la ciudad.
Valdivia, quien estaba convencido de poder hacer una red con un palmo de hilo, dice Castellanos, antes de socorrer a San Juan de Rodas, envió a los capitanes Juan Zavala y Rodrigo Pardo a buscar un lugar cómodo para fundar una ciudad, en la tierra de los Chocoes y el Darién. De sesenta (60) españoles, regresaron treinta (30), después de un año. Castellanos dice que refiere este hecho por información del propio Rodrigo Pardo y otros que aún viven. “[…] La terribilidad de los trabajos/ En el discurso dél acontecidos;/ Pero diremos una sola cosa/ Y Francisco Montilla de los Ríos,/ Que vive de presente donde vivo”11.
Corría diciembre de 1573. Valdivia, antes de que la gente de San Juan de Rodas fuese informada de no estar dentro de su jurisdicción; llegó a ella con auxilios y soldados a incitarlos para trasladar la población a orillas del río Cauca, dentro de su gobernación entre los dos ríos (Cauca y Magdalena). Además tenían la amenaza de un gran ejército indígena confederado dirigido por Pedro Catía, que conocía bien a los españoles. Pedro atacó y luego de la batalla, la espada venció de nuevo al garrote… “[…] Principalmente por haber caído/ En mortal rigor Pedro Catía,/ Aunque también se dice que los indios/ Son los que lo mataron y comieron”12. El caudillo Pedro Catía, dice Castellanos, fue repudiado por los indígenas por haberlos llevado a una batalla con mentiras y hacer matar tantos.
En enero de 1574 Valdivia logró llevar a los de San Juan de Rodas al otro lado del Cauca, y dentro de su jurisdicción los exhortó a construir un puente con cueros y bejucos retorcidos a la manera como lo hacían los naturales. El puente se construyó en doce días “[…] Pusieron luego manos en la obra/ Con tal solicitud y diligencia,/ Que en espacio de diez o doce días/ Le dieron conclusión, que fue difícil/ Y trabajosa por la gran distancia […] El Andrés Valdivia, como viese/ Concluida y acabada la pendiente/ Puente, sin un momento de tardanza/ Hizo pasar por ella diez soldados”13. Pasaron los soldados y demás gente y ganados. Una vez del otro lado, Valdivia mostró su sagacidad, y rebeló la jurisdicción de su poder como gobernador. Les dijo que se habían librado de los indomables Catíos y ahora estaban en tierra de los Nutaves… “[…] Porque venís a tierra de los nutaves,/ Gente ni vencedora ni vencida:/ Nosotros somos las primeras llaves/ Desta puerta sin sernos defendida,/ E ya sabeis por fama que publica/ Ser esta tierra sumamente rica.”14
Juan López de Oviedo a nombre de los cuarenta y seis (46) soldados y veinte (20) negros y doscientos (200) indios de servicio apoyó las intenciones de Valdivia; pero Antonio Machado pidió licencia para volver a Santafé de Antioquia donde tenía su casa. Siguió Valdivia y el 9 de febrero de 1574 llegó al valle de Guarcama por muy anchos caminos indígenas; y lo renombró como Valle de San Andrés. Valle de 20 leguas de latitud, con ricas minas, algodonales y pueblos laboriosos que “hacen telas razonables,/ Blancas y variadas en colores”15. Castellanos nombra los caciques de allí: Guarcama, Cuerpia, Pipiman, Oceta, Maquira y Aguasici. Y los vecinos del valle, Omoga, Neguerí, Yusca, Aguataba, Abaniqui, Cüercia, Taquiburi, Moscataco, Cuerquici, Carinue… “[…] Y otros algunos hombres belicosos,/ Flecheros, carniceros y herbolarios,/ Destrísimos en guerra por estremos… “16
Los nutaves salieron de paz y dieron hospitalidad a los españoles. Vecinos de los nutaves son los thamies: “Tres leguas adelante do tenía,/ El capitan Oceta su dominio…”17 Esto lo supieron en Santafé de Antioquia por boca de indios comerciantes tahamies, encomendados al presente de Castellanos, a Bartolomé Sánchez Torreblanca. Este encomendero, guardó envidias contra Valdivia y por medio del mozo Juan Baptista Vaquero, quien dominaba las lenguas indígenas y por ello era muy respetado, movió a la guerra a los nutaves y tahamies contra Valdivia. Al sentirse sitiado, Andrés de Valdivia encomendó a Juan Alonso de Santana, veterano de la hueste de Lope de Aguirre, junto con Bartolomé Jiménez, ir a Santafé de Antioquia a pedir auxilio para que viniesen al valle de San Andrés (luego se llamará Cáceres).
Pinto Villorrio, encargado del auxilio, salió de Santafé con treinta y seis (36) soldados, cantidad de puercos y caballos. Con este auxilio Valdivia salió de Guarcama el 24 de junio de 1574 a buscar sitio para fundar. Llegaron a la loma de Nohava: “[…] Y como les parecer estar la loma/ en cómodo lugar para ser pueblo,/ Fundaron la ciudad de Ubeda, porque/ El Andrés deValdivia fue nacido/ En aquella que deste nombre goza/ En la provincia de Andalicía.”18
Los caciques de Nohava atacaron por siete meses la nueva Ubeda y sitiaron a los españoles, quienes fueron diezmados y cortada la posibilidad de suministros. Pero los naturales, también cansados hicieron la paz y permitieron la entrada de comida. Castellanos dice que la paz fue posible por las encomiendas permitidas y deseadas por los caciques.
Ubeda prometía futuro; pero Valdivia recibió una carta de Santafé de Antioquia informándole sobre la infidelidad de su esposa, quien se había quedado en Victoria19. Valdivia enloqueció. Cortó las patas a varios caballos; levantó la ciudad y ordenó buscar otro sitio. Los caciques se resintieron y vieron quebrantada la paz. Y los soldados quisieron abandonarlo… “No pararon en este los furores,/ Pues en confirmación de su locura/ A los caballos les cortó las piernas,/ Que fue para sus dueños dolor grave,/ de los cuales algunos, viendo tantos/ Escesos furiosos, rehuyendo/ De no venir con él a rompimiento,/ A Santafé se fueron deslizando,/ Mas a los tres primeros que huyeron/ Indios en el camino los mataron”20.
Con todo llegó hasta el sitio mal sano, pero rico, llamado Pesquerías. Allí se estableció. También de ahí quiso moverse. Se le opuso el soldado Diego de Montoya y Valdivia lo mató a garrote. Los demás se juntaron y enviaron a Juan Alonso de Santana, Pedro Sánchez de Oviedo y Manuel Ruviales, a quejarse ente la Audiencia presidida por Francisco Briceño. En balsa llegaron a Monpox y de ahí por el río Magdalena arribaron al Nuevo Reino. La Audiencia envió a Antón Gómez de Acosta, lusitano, a tomarle residencia. Valdivia lo recibió en el valle de San Andrés y allí mostró la carta que lo hizo enloquecer. El juez de residencia Antón Gómez comprendió las razones y fue testigo de un pacto entre los que pidieron la residencia y Valdivia. Este los dotó de oro y soldados y los dejó libres y se fueron del valle de San Andrés. Allí quedó Valdivia con el juez. Envió otro grupo de soldados al mando de Francisco Maldonado, a seguir el montaje de la población de Pesquerías.
Los caciques nutaves se concertaron y cayeron sobre los españoles al saberlos repartidos en tres sitios y llenos de necesidades. En Pesquerías los indígenas fingieron ayudar y se aparecieron treinta y seis (36), uno por cada soldado, con una carga de guamas (bejuco) cada uno. Mataron a Francisco Maldonado, el capitán, al valenciano Juan Cotura, a Chávez y Sancho Vélez; los sobrevivientes huyeron hacia Santafé de Antioquia.21
En el valle de San Andrés (Guarcama) Valdivia había hecho construir un fuerte. El 10 de octubre de 1574 llegaron los caciques tahamies, Cuerquia, Oceta, Ucharie, Ubaná y Quimé con quinientos (500) guerreros. Emplearon el mismo embuste. Fingieron llevar comida y ante el recibimiento amable, cayeron de sorpresa. Mataron a Pedro Valero, Diego de León, Fray Bernabé y su sobrino Joan Ruiz de Atienza, “Gaspar Negro de nación Jilofo”, Juan Rodríguez… “Valdivia solo resta, que herido/ estaba de un flechazo por la boca/ Al cual ovieron a las manos vivo:/ Vivo tomaron al desventurado,/ Con la moza ladina que tenía.”22 La moza le pidió a Valdivia herido la dejase ir y a los caciques, que dejasen libre a Valdivia. Escucharon el ruego y dejaron hablar al indio Carcara, bautizado con el nombre de Martín. Dijo Carcara que se dejase vivo porque es criado de un poderoso señor que tiene mucha gente y por eso vienen en gran número; pero el caique Quimé se enfureció “[…] Mas un Quimé, cacique furioso,/ De mala digestión, protervo, duro,/ Con iracundo rostro le responde:/ [que no debía defender a un tirano que había dejado tanto huérfano, tantas viudas. Y] …Aquesto dicho levantó la maza,/ Bajándola con golpe tan terrible/ Que le desmenuzó casco y sesos:”23. Así murió Valdivia. El cacique Ubaná mató la moza india ladina de la misma forma.
Cortaron la cabeza de todos los españoles muertos y las exhibieron en picas por el camino por donde podrían llegar los de Pesquerías. Luego de la muerte del lusitano Antón Gómez de Acosta, juez de residencia de Valdivia, los españoles abandonaron la tierra y huyeron hacia Santafé de Antioquia. La avanzada de la huida, Juan Meléndez, Juan de Vargas, Baltazar Muñoz, Mateo Fernández (hijo de india y etíope), Suero Rodríguez, dice Castellanos24, que aún viven y son la fuente de información para su escritura. Recuérdese que esta elegía fue escrita en 1589.
Notas:
1. De Castellanos, Juan. Elegías de varones ilustres de Indias. Editor Gerardo Rivas Moreno. Bogotá – Bucaramanga 1977. Prólogo de Javier Ocampo López. Pág. 994.
2. 3.
Ídem. Pág. 995
4. Ídem.
Pág. 997
5. Ídem.
Pág. 1000
6. Ídem.
Pág. 1001.
7. Ídem.
Pág. 1005
8. Ídem.
Pág. 1007
9. 10.
11. Ídem. Pág. 1011
12.
Ídem. Pág. 1015
13.
Ídem. Pág. 1017
14.
Ídem. Pág. 1018
15.
16. 17. Ídem. Pág. 1019
18.
Ídem. Pág. 1022
19.
Ídem. Pág. 1023
20.
Ídem. Pág. 1024
21.
22. Ídem. Pág. 1030
23. Ídem.
Pág. 1031
24. Ídem. Pág. 1034
Imagen. Tahamies. Tomada de “El paisa y sus orígenes de Ricardo Saldarriaga”
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