Los soldados de Vadillo, en Cali
se adhirieron a Jorge Robledo y con ellos entró al valle de Aburrá (Juan de
Frades, Mendoza) y fundó la Ciudad de Antioquia. Robledo conquistó en nombre de
Belalcázar el norte de Popayán a ambos lados del río grande del Cauca; fundó
Ancerma, Cartago, Antioquia. Pero cuando recibió en su hueste los soldados de
Vadillo, Belalcázar se llenó de celos y apoyó la creación de la gobernación del
Chocó adjudicada a Andagoya para que absorbiera las conquistas de Robledo. Por
eso Jorge Robledo Viajó a España y consiguió la creación de la gobernación de
Antioquia y el grado de mariscal. Robledo regresó. Belacázar lo enjuició y lo
condenó a muerte. Fue decapitado en Pozo una de las poblaciones establecidas
por el mismo Robledo, después de someter a los indígenas Pozo, los más
beligerantes de la banda oriental del río Cauca.
Castellanos versifica sobre lo acontecido en Antioquia luego de la partida de Jorge Robledo hacia España (Castellanos llama ese viaje de Robledo fuga). Soldados de Heredia y Belacázar se enfrentaron en la ciudad de Antioquia y se hirieron. Los cartageneros se retiran y los payaneses de Belalcázar trasladan la ciudad a otro sitio y la llamaron Santafé de Antioquia. Escribió Castellanos: “[…] En Antioquia vimos gran revuelta/ Entre los dos adelantados,/ Como sucede cuando gente suelta/ A varios bandos son aficionados […]”1.
En este pasaje Juan de Castellanos, El Beneficiado, introduce al conquistador Gaspar de Rodas. Dice que al regresar Robledo camino de Antioquia, los soldados de Heredia llevaban prisioneros hacia Cartagena a Gaspar de Rodas y a Alonso Madroñero. Robledo los hizo liberar: “Yendo por harto trabajosa vía/ Y con mayor zozobra que yo digo,/ Toparon al Robledo que venía,/ Y soltó muchos que llevó consigo;/ Soltó también a Rodas que tenía/ Por especial y singular amigo,/ El cual gobierna hoy la tierra misma/ Sobre que sucedió dicha cisma.”2
Esta noticia de Castellanos, permite afirmar que Gaspar de Rodas simpatizó con la causa de Robledo y participó en la pequeña guerra civil que se dio en 1546 entre cartageneros y payaneses por el dominio de Antioquia, Belalcázar contra Heredia. La ciudad quedó en manos de Belacázar quien la hizo trasladar: “Para trasladar pues aqueste pueblo/ Al siento que queda declarado/ El Belalcázar hizo confianza/ Del diestro capitan Gaspar de Rodas,/ de quien hice memoria muchas veces/ En los lugares donde convenía/ De sus trabajos varios dar noticia”3.
Sigue Castellanos: noble caballero, nacido en el pueblo “belicoso de Trujillo”, en Extremadura, hijo de Florencio de Rodas (alcalde de la fuerza de Lole, en la provincia del Algarre. “[…] Su madre doña Guiomar Coello”4. Nacida en Lucitania ciudad de Lamego. Gaspar de Rodas llegó joven a las Indias, ya entrenado en la guerra. Costeó el viaje suyo y de “alguna gente”, bajo el mando de Juan de Andagoya, hijo de Pascual de Andagoya ya distinguido en la conquista de Popayán. Juan de Andagoya emprendió la conquista de las tierras entre Popayán y el mar del sur (hoy conocido como el alto Baudó). Rodas se salió con su gente de esa empresa y en 1541 se alió a Baca de Castro, quien llegó a Popayán con poderes para someter a los rebeldes del Perú. Rodas llegó con él a Cali y terminó bajo el mando de Belalcázar que “[…] siempre/ En cargos honrrosos le dio mano”5; Le encargó mudar el pueblo de Antioquia (llamado Santa Cruz) y para ello lo nombró su teniente: trasladó el pueblo a un lugar más apacible y le puso el nombre de Villa Santafé de Antioquia y fijó en ella su vivienda en 1550 “[…] Y en ella desde tiempo que decimos/ Gaspar de Rodas hizo su vivienda,/ No sin deseo de fundar mas pueblos/ En las provincias dentre los dos ríos,/ A lo cual aspiraban otros muchos/ Varones de caudal y principales,/ Que de la gran riqueza de aquel suelo/ tenían a noticia y experiencia”6.
Hombre con este mismo objetivo de Gaspar, fue Lucas de Ávila de la ciudad de Ancerma, le pidió esas tierras de Antioquia al gobierno de Popayán para Andrés de Valdivia, quien con el oro de Lucas Ávila viajó a Castilla y regresó con las credenciales como gobernador de Antioquia. Pero los indígenas catíos comandados por el cacique Toné se preparaban para quitarse el yugo de los españoles. Toné llamaba a los catíos a seguir su ejemplo de haber matado al religioso Pedro de Frías, otros siete españoles y al mestizo Juan González por “lengua y alcahuete”7. Toné inició la sublevación en 1565 y la prolongó por cinco años. Los catíos “Negaron subyección a quien la daban/ Dando principios a sangrienta guerra,/ Y porque con la villa no podían/ Dieron en las cuadrillas de las minas,/ En hatos y en estancias de sus amos,/ matando negros, indios y españoles/ con tal obstinación, […]”8
Ante esta situación el gobernador de Popayán Álvaro de Mendoza, encomendó a Gaspar de Rodas con “largas comisiones” para castigar a los indígenas y fundar poblaciones en las provincias entre los dos ríos. Rodas convocó a sus amigos del Nuevo Reino de Granada y de Remedios. Ellos dejaron sus encomiendas y haciendas adquiridas por las armas en sus conquistas, y organizaron sus ejércitos con “Etíopes, caballos, y las cosas/ Al uso de la guerra necesaria…”9. Entre ellos el capitán Francisco de Ospina fundador de Los Remedios, Bartolomé de Pineda de la ciudad de Victoria, Antón Lobo de Sande, Juan Velasco, Gonzalo Verde, Antonio Machado, Pedro Fernández de Rivadeneira, Diego de Guzmán y Juan de Aldana. De Popayán Francisco López de la Rua, Joan Arias Ruvian, Gaspar Delgado, Alonso Serrano (padre) y Florencio Serrano (hijo mestizo).
Se formó un ejército de noventa y cuatro (94) soldados, todos veteranos conquistadores. Llegaron a Santafé de Antioquia y en julio de 1570 salieron a enfrentar a los catíos. Después de caminar diez y siete días (17) por “Asperas y fragosas serranías”, entraron en “Tociná, provincia de Ibijico […]. Allí se detuvieron en el campo/ Algunos días, y hicieron lista/ Del número de gente que venía:/ Hallaron ser los españoles ciento,/ Hasta seis menos, pero todos ellos/ De todas buenas armas pertrechados;/ Los caballos pasaban de trecientos;/ Setecientos los indios de servicio,/ Y algunos etíopes, aunque pocos,/Arrojadizos y determinados;/ […] De vacas se llevaban cuatrocientas./ Quinientos puercos, antes mas que menos,/ Y otros rebaños de menor ganado/ Para sustento del cristiano campo.”10
Luego se situaron en Pequi y recibieron embajadas que hablaron a nombre de una junta de caciques. El cacique Sinago, envió sus dos sobrinos Ytengo y Aramé; también estuvieron Chacurí, Nuguireta, Guaracho, Ereta, Panque y Agrebora. Todos exigieron a los españoles irse del territorio, o sufrir la guerra. Gaspar de Rodas les dijo que su ejército no daría la vuelta y retornar con las manos vacías. Dice Castellanos que los Pequi actuaron distinto a los de Ibijico Atociná, Cucuba, Bererúa y Rucabé, que no quisieron la guerra y prometieron guardar la paz11.
Gaspar de Rodas, veterano y experto combatiente contra los indígenas, en Pequi se situó en un lugar estratégico, con buena visibilidad, recursos de agua, leña y pastos. El lugar lo llamaron “La lagunilla”12. Sigue Juan de Castellanos: Rodas varón sagaz, mañoso, solerte (apercibido), se estableció en La Lagunilla por ser tierra alta y plana. Desde allí planeó el sometimiento de los Catíos, desde Pequi, llamado así porque los indígenas llamaban así la quebrada que por allí pasaba. Esa quebrada separaba a Rodas del llano en el que estaban los indígenas. Estos al ver a los españoles establecerse en el alto, lo rodearon y bloquearon todos los pasos por donde podrían salir “[…] Y ocuparon los pasos, desde donde/ Pudieran ser los nuestros ofendidos,/ Con sonora grita y algazara/ Y estruendo de atambores y cornetas13.
Así pensaron los naturales espantar a los españoles; pero al ver que no se movían, los indígenas se callaron. El tiempo cálido de julio – agosto, secó los pastos altos de la quebrada Pequi y los indígenas lo aprovecharon y los quemaron “[…] Y ansí toda la tierra comarcana/ Quedó sin ocasión y descubierta/ Escepto lo que con su diligencia/ De manos y de ramos guarecieron/ Los del alojamiento para pasto/ De bestias y ganados que traían […]”14
En la noche nublada salió el capitán Pineda con cuarenta (40) soldados para tomar algunos indígenas prisioneros; pero los caciques también metieron en los pajonales salvados, doscientos (200) indios, llamados por Castellanos,” gandules”. Los indios pretendían atacar a los españoles, cuando estuviesen ocupados en apagar las llamas. “[…] Ocultos y encubierto; y a la hora/ Que para poner fuego convidaba,/ De palos apropiados a tal uso/ Y presto movimiento de las manos/ Sacaron fuego, con que brevemente/ Se levantaron llamas presurosas, […]”15.
Gaspar de Rodas se dio cuenta del ardid y ordenó a sus soldados y servicio estar quietos. Los indígenas ante la quietud de los españoles intentan con gran gritería hacerlos salir; pero Pineda retorna al real y los acomete por la espalda y los hace huir. Los nativos amenazan con volver a los tres días. Gaspar de Rodas sale a buscarlos antes que vuelvan. Envía cuarenta (40) soldados (Castellanos dice peones) al mando de Gonzalo de Vega, viejo soldado; pasan la quebrada Pequi que separa el real del llano, y desde una loma “[…] A cuyo pie después vieron un llano/ Poblado de labranzas y apacible,/ En cierta parte dél doce caneyes/ O casas de vistosa compostura,/ Moradas de los indios mas cercanos”16. Atacaron el poblado y no hubo resistencia porque los indígenas estaban en los funerales de Sinago, quien murió de repente, tomaron algunas mujeres y muchachos.
En horas se reúnen cuatrocientos (400) indígenas y acometen a los españoles, quienes también atacan; pero vuelven a La Lagunilla y allí Gaspar de Rodas decide pasar el real17 para el llano y de nuevo encomendó a Gonzalo Vega, avanzar “con cantidad de indios y negros”18. En la avanzada, al pasar la quebrada Pequi decidió quemar pajonales para evitar que los indios se escondiesen allí; pero fue preso el mismo de las llamas y murió por las quemaduras.
Gaspar de Rodas entró al llano, a la provincia de Pequi sin encontrar resistencia, pues los indígenas estaban turbados por la muerte de Sinago; y Yutengo y Aramé, quemaron todo y se fueron con su gente para el partido de Carauta. Los que quedaron “[…] los otros que de mal se les hacía/ Dejar sus casas y sus propiedades,/ Aceptaron la paz que les pedían,/ Debajo de la cual los españoles/ Eran medianamente regalados/ El tiempo que estuvieron en su tierra,/ Que fue de tres semanas, porque luego/ Fueron a la provincia de Norisco,/ De grandes poblaciones, y abundante/ De los mantenimientos necesarios,/ Rica de telas de algodón y oro […]”19
Los caciques Norisco, dos hermanos: Bayaquima y Tacujurango, con otros muchos principales, les salieron de paz a los españoles y les obsequiaron oro y telas; recibieron noticia de la rica tierra de Ituango y para allá se fueron. Los recibieron de guerra los caciques Tecuce y Agrazaba. Quemaron sus casas y labranzas. Los españoles sufrieron aquella tierra bella pero quebrada. Sobrevivieron por la gran cantidad de aguacates. “[…] Grave necesidad del ganado/ y fruta de aguacates que hallaban/ En grande cuantidad, cuya hechura/ Es a similitud de pera verde,/ Aunque mayor de mas largo cuello […]”20
Gaspar de Rodas no quiso hacer poblado y decidió seguir; dijo a sus soldados, que los indios de Norisco los engañaron. El no poblar generó descontento y Francisco de Ospina, fundador de Remedios, les pidió lo dejase ir para su tierra. Rodas accedió y le puso veinte hombres para que lo llevasen a terreno fuera de peligro. Luego encomendó a Juan Velasco (ospinista) “[…] con cuarenta soldados diligentes/ A descubrir el gran rio Cauca,/ Do cae la provincia de nutaves,/ Bravísima nación y rica de oro;” Ídem. Pág. 988 Encomendó a Pedro Fernández de Rivadeneyra (ospinista), descubrir el valle de Teco. Y Rodas “[…] quedó con los mas impedidos y menos sospechosos en el campo,/ Con lo cual como capitan prudente/ Desbarató nublosas confusiones[…]”21
Los escoltas dejaron seguro a Francisco de Ospina en “la villa de Antioquia”. Desde allí Ospina se quejó ante el gobernador de Popayán por el comportamiento de Gaspar de Rodas. El gobernador Álvaro de Mendoza revocó a Rodas y en su reemplazo nombró a Alonso de Carvajal. Juan Velasco, pasó el río Cauca por el puente de bejucos, ya famoso desde las incursiones de Jorge Robledo. Velasco en la otra banda vio un valle grande, muy poblado y le puso el nombre de La Vieja, por haber sido guiado por una viuda indígena tratante (comerciante). Se regresó e informó a Gaspar de Rodas. Fernández Rivadeneyra, fue hacia Teco y entró en el Cenú y las montañas altas de Carauta; fue herido y regresó a Norisco donde se encontraba Gaspar. Este luego de escuchar a sus dos soldados sobre lo visto a norte y sur de Ituango, decidió fundar una población en esa provincia y dice Castellanos que la llamó San Juan de Rodas… “En la parte que llaman Paramillo,/ Que dista dos leguas poco menos/ Del rapidísimo río Cauca./ Y allí fundó ciudad en obediencia/ Del máximo monarca don Filipo,/ Con nombramiento de San Juan de Rodas” el diez (10) de septiembre de 157022.
Luego de la fundación, Gaspar de Rodas regresó a Peque y Ebéjico para someter los indígenas que se habían levantado. La repartición hecha en San Juan dejó a todos insatisfechos, además él se reservó los indígenas peques y ebéjicos, para ser sujetos desde la villa de Santafé de Antioquia. Esto le costó muchos enemigos, incluido Francisco de Ospina. La contradicción se agudizó cunado ordenó a Juan Velasco trasladar el pueblo recién fundado (San Juan) al valle de Teco, sitio donde anteriormente Pedro de Heredia fundó pueblo: “Y ser el sitio donde fundó pueblo/Aaños antes el don Pedro de Heredia,/ Que duró poco, como queda dicho/ En lo que se trató de Maritué,/ Del cual salieron pocos con vida,/ Y entre ellos el buen padre Juan de Frias”23.
El descontento fue radical, la mayoría renunció a poblar a San Juan y se mudaron a Santafé de Antioquia. En el paso por Peque los indígenas tacaron y mataron a Gonzalo Verde y a Alonso Maldonado. Rodas resultó ileso y llegó salvo. Ya en Antioquia en 1571 le llegaron “Hierónimo de Silva” y Andrés de Valdivia, con los documentos de la creación de la gobernación de Antioquia… “[…] Trajo gobernación ya desmembrada/ De la Popayán, como la vemos”24.
1. De Castellanos, Juan. Elegías de varones ilustres de Indias. Editor Gerardo Rivas Moreno. Bogotá – Bucaramanga 1977. Prólogo de Javier Ocampo López. Pág. 809
2. Ídem.
Pág. 810
3. Ídem.
Pág. 972
4. Ídem.
Pág. 972
5. Ídem.
Pág. 972
6. Ídem.
Pág. 972
7.
Ídem. Pág. 973. (Aquí la palabra lengua se utiliza para nombrar a los mestizos
o indígenas que aprendieron castellano y fueron utilizados como traductores)
8. Ídem.
Pág. 974
9. Ídem.
Pág. 975
10.
Ídem. Pág. 978
11.
Ídem. Pág. 980
12.
Ídem. Pág. 980 (Hoy puede colegirse, que se situó en las estribaciones del
Paramillo)
13.
Ídem. Pág. 981
14.
Ídem. Pág. 981
15.
Ídem. Pág. 981
16.
Ídem. Pág. 982
17.
El real es la denominación de la hueste, la tropa, el campamento de los
españoles.
18.
Ídem. Pág. 983.
19.
Ídem. Pág. 985
20.
Ídem. Pág. 986
21.
Ídem. Pág. 988
22.
23. Ídem. Pág. 993
24.
Ídem. Pág. 994
Imagen: Homenaje al Cacique Toné, de Humberto Elías Vélez E. Fotografía de Bárbara Galeano Zuluaga.
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