Aquí hago un acercamiento a la crónica versificada del Beneficiado Juan de Castellanos. La lectura de esta obra exige construir una familiaridad con los versos y con los acontecimientos de base. En la medida en que las imágenes sobre los protagonistas, las geografías y las acciones se van posando en nuestro cerebro, la lectura discurre y de pronto la forma versificada se diluye para luego reaparecer. El acercamiento a esta extensa elegía lo he hecho buscando a dos personajes de los cuales me quiero formar un acervo documental sobre los hechos de su vida cotidiana, en el contacto que tuvieron con Antioquia. Se trata de Gaspar de Rodas y su hijo mestizo Alonso de Rodas. Ellos tuvieron uno de los primeros contactos con las sociedades indígenas asentadas en el norte del Valle de Aburrá, en especial lo que se llamó el Hatoviejo. Pero la referencia a los personajes tiene una entronización en el contexto de la conquista y por eso, estas notas se dejan llevar por esa entrada, en la que seduce la mirada antropológica de Beneficiado, por la que llena su obra de nombres, lugares, hazañas, y en especial la guerra de exterminio contra los naturales de esta parte de América.
El “Beneficiado” Juan de Castellanos, escribe sus elegías en “una época renacentista de dualismo ideológico, cuando se mezclaron los ideales caballerescos y teocéntricos del mundo medieval, con los antropocéntricos y mercantilistas del mundo moderno”1. La obra fue compuesta durante 45 años en Tunja. La primera redacción la hizo en prosa de 1561 a 1562, y de 1577 a 15892.
Castellanos realiza la crónica versificada a los cincuenta (50) años de iniciada la invasión de América, la conquista. La escribe como si fuese una gesta parecida a la del Mío Cid o la Eneida, o la Ilíada y la Odisea. Dice del ejército de Colón: “Al occidente van encaminadas/ Las naves inventoras de regiones”. En el contacto con los habitantes de América, Castellanos expresa, con la convicción del conquistador que ve el lado oscuro de su cultura: Con la iluminación de la iglesia y Jesucristo vemos “gente bruta, divertida en diabólicas idolatrías;…”3. Dice que fueron exterminados millones de indígenas y destruida su tierra y cultivos “De ver que de millones/ Ya no se hallan rastros ni pisadas;/ Y que tan conocidas poblaciones/ Esten todas barridas y asoladas,/ Y destos no quedar hombre viviente/ Que como cosa propia lo lamente.”4.
Castellanos pone en boca de Martín Pinzón, compañero de viaje de Colón (quien llamaba a entender y considerar a los naturales), palabras para mostrar su propia apreciación sobre los indígenas y justificación de la conquista. Pinzón dice: “Pues aunque todos estos naturales/ Muestran cinceridad y buen intento,/ No me podréis negar el ser bestiales,/ Sin fe, sin ley, sin buen conocimiento,/ Sin peso su razón y siendo tales/ También se moverán a cualquier viento:/ Un indiezuelo vil que los atice,/ No dudarán hacer lo que les dice”5.
Dedicado a hablar del segundo viaje de Colón, dice en un verso de los caribes, ser fieros y bellos; en las islas Guadalupe y Marigalante: “Salen de aquí caribes con armadas/ […] En sus piraguas bien aderezadas,/ ayudadas de velas y de manos;/ […] Sus flechas son de yerba tan insana/ Que mueren cuantos della son llegados,/ Las gentes de estas islas es lozana,/ Altos, fornidos, bien proporcionados,/ Y todos ellos comen carne humana,/ Mejor que la de puercos o venados;/ Acometen con más atrevimiento/ que tigre que a la caza va Hambriento”6.
Por las necesidades de combatientes, al organizar las incursiones por el Orinoco, desde la isla Margarita alrededor de 1520, Jerónimo de Ortal, recibe noticia de un grupo de soldados, quedados en la isla Cubagna, rica en perlas y pobre en vegetación; esos soldados terminaron cometiendo, muchos delitos, incluso el de sodomía. “[…] Ortal para Cubagna se fue luego/ A fin de recoger alguna gente,/ Que hicieron ausencia del armada,/ Y cosas que serían convenientes/ A la prosecusión de la jornada:/ Allí supo delitos diferentes,/ Dignos de corregir mano pesada,/ y en una levantisca compañía/ Un no sé qué hedor de sodomía.”7
Otra muestra de la crueldad y descomposición (según sus códigos morales cristianos) de los soldados conquistadores, soldados en la guerra y ante un enemigo superior en número, está en esta noticia y crónica verificada de Castellanos, sobre la seducción de las mentes codiciosas de oro causada por la imagen del Amazonas, concebido como un mar mediterráneo, regido por mujeres con cuerpos masculinos.
Desde la isla Margarita, Armendáriz encomienda a Pedro de Ursúa, someter ese mundo a la corona. Le tocó formar el ejército con los peores hombres de la conquista, aunque él no lo sabía y por eso llevó consigo a su hermosa mujer, Inés, una limeña hija de Blas de Atienza. “Ellos […] de corazón malo y horrendo,/ Como fue Joan Alonso de la Vanda,/ Lope de Aguirre, Pérez y Salduendo,/ Diego Torres, Vargas y Miranda,/ Y un Cristobal Fernández, mal cristiano,/ Pero [Pedro] Ferández y Miguel Serrano”8 mataron a Ursúa por querer asumir el mando “Pues la Caterva vil, sucia, bellaca,/ Echando mano van a las espadas,/ Y con furor que del infierno saca/ Entrambas puertas tienen ocupadas:/ Finalmente rodean la hamaca,/ Y allé le dan crüeles estocadas;/ El viéndose herir de golpes fieros/ les dice: ¿Por qué es esto, caballeros? […] Cayó diciendo bien y claramente/ Santísimos artículos del credo;/ Con esta contrición bien conocida/ El Ursúa partió de aquesta vida”.9
En este pasaje Juan de Castellanos, refuerza su percepción de crueldad y maldad de los conquistadores. Resalta como el moho de las espadas no se cansan de destrozar entrañas. Detalla muy bien lo acontecido después del asesinato de Pedro de Ursúa. Se deleita poniendo a Lope de Aguirre los calificativos que muestran en extremo su maldad. Al momento en que muere Isabel de Ursúa, ella le dice al asesino: “¡Traidor! Si tu naciste de mujeres,/ ¿Qué bestia paró hijo tan nefando?/ Y si eres hombre, di, ¿Cómo no mueres/ Tan enorme traición imaginando?/ Desdichado de ti, que donde fueres/ Siempre la soga llevas arrastrando,/ Pues la justicia del divino alarde/ No deja de llegar, aunque se tarde.”10
Lope de Aguirre vuelve a la isla Margarita, la somete y la destruye: Un monje escapa y denuncia ante la audiencia de la Española los desmanes y asesinatos. La audiencia organiza una hueste para dar caza al tirano Aguirre. Este al enterarse, reúne todos los hombres y mujeres y antes que el oro, se lleva todo el vino; entra en tierra firme por Maracaibo y se hace fuerte en Barquisimeto. Aguirre allí mata a su hija: le dice que si queda en manos de sus enemigos, la señalarán como la hija del desertor. Ella responde: “Cristianas gentes son entre quienes quedo,/ Y a quien no daré causa de discordia:/ Mostrar con mujer flaca tal denuedo/ No es animosidad sino recordia:/ ¡Desdichada de mí, pues que no puedo/ En mi padre hallar misericordia!/ Nomás, señor, tened vuestra derecha”. Él le responde: “Nada hija, te aprovecha”. “[…] Mi día llegó, llegue tu hora:/ No quiero que te digan los leales/ La hija del traidor, ó la traidora”/ Y para colmo de sus malos hechos/ Dióle de puñaladas por los pechos”11
Diego García de Arce, Galindo y Guerrero, compañeros de Aguirre, al verse vencidos y sitiados, pasaron a su jefe por sus espadas a petición del mismo Aguirre: “Al fin que como tanto le rogasen/ Aquellos a quien esto mas agrada,/ A estos les mandó que le tirasen,/ Y al uno que tiró dijo ser nada;/ Mas como mas de veras apuntasen,/ Cayó la bestia mala, traspasada/ Sin alcanzar aquello que pedía:/ Parece ser que no lo merecía.”12
Guillermo Aguirre González. Octubre 2021
1. De Castellanos, Juan. Elegías de varones ilustres de Indias. Editor Gerardo Rivas Moreno. Bogotá – Bucaramanga 1977. Prólogo de Javier Ocampo López. Pág. XI
2. Ídem. Pág. XII.
3. Ídem. Pág. 35
4. Ídem. Pág. 39
5. Ídem. Pág. 42.
6. Ídem. Pág. 52
7. Ídem. Pág. 216
8. Ídem. Pág. 307
9. Ídem. Pág. 316
10. Ídem. Pág. 322
11. Ídem. Pág. 342
12. Ídem. Pág. 342
Imagen. Oros y cerámicas Zenúes.
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